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—Andá… ¿Qué, sos un viejo vos?

—Pero si soy joven, estoy en la plenitud de la vida.

—Bueno, ¿qué hacemos, “Plenitud de la vida”?

—Preparemos algo para comer y comamos acá. Después vemos.

—Bueno, vamos.

      Blas y Junior subieron la escalera con una sonrisa plasmada en la cara.

 
     Blas y Junior bajaban con una bandeja cada uno. Se sentaron en el suelo con la espalda contra el sillón y cada uno apoyó la bandeja que llevaba en la mesita ratona.

—Bueno, cociné toda la noche, así que nada de que está feo —dijo Junior.

—Intentamos hacer unas pizzas y nunca le pusiste la levadura. Después se nos quemó. Pedimos delivery —hizo acordar Blas.

—¿Ah, sí? —preguntó el chico.

—Sí. Pero te agradezco que hayas sugerido el delivery.

—De nada. Fue un gusto. Ahora a comer.

       Junior agarró la porción de pizza y se la comió con ganas. Blas se lo quedó mirando y queriendo reír. Se veía tan lindo haciéndose el tonto, pensó Blas.

—¿..UE…? —preguntó ¿qué? Pero todavía con pizza en la boca.

—Nada, nada —Blas agarró su porción y le dio un mordisco.

       Unos minutos después Blas dirigía la mirada a Junior y lo veía con todo el labio sucio de salsa. Tragó saliva.

—Tenés manchado ahí —le decía Blas, señalando.

—¿Dónde? —preguntó Junior, desconcertado.

       Blas le pasó el dedo pulgar alrededor de los labios, con suavidad. Su corazón latía a más no poder. Los dos se miraban a los ojos.

—¿Blas? ¡Blas!

       Blas salió de su ensimismamiento y se puso nervioso.

       Junior rio.

—¿Qué te pasó?

       Le pasaba que tenía ganas de besarlo y se estaba resistiendo de una manera impresionante.

—Eh, pensaba —le contó al tiempo que miraba fijo a Junior con una insinuación de sonrisa. Junior se puso nervioso al notarlo.

       Blas y Junior miraron el sillón al mismo tiempo y volvieron a recordar.

“¿Qué te hacés el canchero acá?”

“No me hago el canchero” Junior dio la vuelta para mirar hacia la caja con las bebidas. “¿Qué llevamos? Cerveza…”, decía mientras revolvía en la caja.

“A vos te gusta la rubia, ¿no?”

       Junior dejó las botellas y se dio la vuelta para mirar a Blas.

“¿Quién? ¿La rubia? No, no me gusta la rubia. ¿A vos quién te gusta?”

“Ah, no, no te voy a decir”

       Blas no podía decirle a Junior que el que le gustaba era él, aunque pensaba que tal vez se hubiera dado cuenta por cómo lo miraba. Tal vez Junior solo pensaba que lo atraía de una manera física, pero no que le gustaba en serio. Todo de él.

Amor en el silencio (Blasnior)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora