(75) 2da parte/Capítulo 7.

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—El chabón me gusta. ¿Qué querés que le haga?
    Blas apretó los labios y fue acercarse a la barra a dejar el vaso roto antes de hacer alguna locura. La banda de Junior ya había dejado de tocar y aparecía la última, que también tocó tres canciones.
   Leo se acercó a saludarlo, porque ya se iba con el primo a otra parte. Agustín le dio unas palmadas en el hombro y una sonrisa que Blas no correspondió.


Ya habían tocado todas las bandas y empezó a sonar la música del lugar. Todavía no iban a decir los ganadores. Tenían que pensarlo. Muchos seguían bailando y otros fueron a sentarse a descansar un poco y esperar el resultado.
    Junior, Dante, Romeo y Lula se acercaron a Blas con una sonrisa en la cara. Los demás se acercaron entonces a felicitarlos. Lula no sonreía, ver a Simona ahí todavía le crispaba los nervios, pero se relajaba un poco cuando los veía a Dante y a la chica abrazados y siendo cariñosos uno con el otro. Romeo la rodeó con los brazos y la cabeza de Lula se inclinó  hasta tocar la suya, y así se quedaron.
     Blas se había puesto de pie cuando los había visto acercarse. Junior no dudó ni un segundo para abrazar fuerte a Blas, sonriendo ampliamente. Se alejaron apenas y Blas lo agarró de los cachetes, pero esta vez no apretó. También sonreía.
—Estuviste muy bien.
—Ya sé, soy el mejor —bromeó Junior y ambos rieron.
   Parecía que alguna de las chicas le había dicho a Romeo algo, porque este dijo:
—¿Estuvo el primo de Leo? Es un capo ese chabón.
—Un montón —dijo Blas, sarcásticamente, alejando las manos de Junior. Junior miraba a Romeo, pero después volvió su mirada hacia Blas otra vez. —¿Y a vos qué te parece? ¿Lo conocés?
   La expresión de Blas era muy seria, pero Junior no notó nada raro.
—No lo conozco —respondió Junior.
—Es un bombón —dijo Ailín.
—Le gustan los chicos —le informó Romeo.
    Ailín largó una risa rara.
—No pego una —soltó. 
—Ay, no —dijo Junior y se acercó a abrazarla, divertido. Los otros también se sumaron. Bueno, Lula miró todo con los brazos cruzados, seria.
—¡Me están aplastando! ¡Me están aplastando! —gritaba como podía dentro de tantos brazos que la rodeaban.
    Se alejaron de ella riéndose y Ailín acomodó sus rulos. Después, Simona dijo de ir a bailar y Chipi, Ailín, Agus y Piru fueron descontrolados al centro de la pista. Dante los siguió y después Romeo le pidió a Lula con la cabeza para que fueran con ellos. Lula sonrió y ambos también se fueron a bailar.
       Junior se acercó a Blas y entrelazó los dedos con él.
—Vamos a bailar —le dijo mientras tiraba de él. Blas no opuso resistencia.
   Primero, se pusieron uno frente al otro, moviéndose. No se dejaban de mirar y sonreían. Después, Junior empezó a bailar mientras rodeaba al mayor, que seguía en el lugar. Entonces, Junior, desde atrás, lo rodeó con los brazos y apretado contra él no dejaban  de moverse al ritmo de la música. O se agarraban de las manos o se abrazaban por delante. En la tercera canción, se habían juntado todos los chicos para bailar en ronda.
      Los jueces y el conductor estaban en el escenario conversando sobre los votos y las apreciaciones.  Mientras, los chicos seguían bailando. Simona inauguró la ronda, poniéndose en el medio. Después, la sustituyó Dante, Romeo, Ailín, Junior, Agus… Y unos minutos después, el presentador del concurso calló a todos, porque tenía en sus manos un papel con la banda ganadora.
    Hasta Junior empezó a callar con movimientos de manos y “SHH" a los que todavía seguían en la suya. Todos miraron hacia el escenario al tiempo que el silencio empezaba a invadir el lugar.
—¡Tengo escrito el nombre de la banda ganadora en este papel! ¿Quieren que lea?
    Todos se pronunciaron con un ¡SÍ!. “Que tanto misterio, Dios", se quejaba Junior.
—Tuvimos un pequeño percance mientras debatíamos, pero pudimos solucionarlo. Y ahora tenemos el puesto de todas las bandas. Empezamos…
    El hombre miró la hoja y empezó a leer. La banda de los hermanos y Lula no quedó en ningún puesto.
—¡¿Qué?!
—¡No!
—No, esto no puede ser, chicos —protestaba Lula.
    Blas se había acercado a Junior y rodeó sus hombros con un brazo.
—Vámonos de acá o rompo todo —se quejó Junior.
—¿Vamos todos a seguir la joda a casa? —Preguntó Romeo.
—Voy al baño primero —avisó Blas y sin más se dirigió ahí. Estaba llegando a la zona de los baños y entrando al pequeño espacio con las puertas, pero se detuvo cuando vio que estaban ahí metidos uno de los jueces y el presentador.
—Los ganadores eran Los Funking Beaters.
    Blas abrió los ojos grandes. ¿QUÉ?
—Pero después vimos a uno de ellos bailando con un pibe. No da.
—Re incómodo trabajar con el pibe —dijo el otro.
—¿Esa era la complicación, no? ¡Chantas!
—Con este estaba bailando —dijo el juez.
—¡Sí, y qué te importa vos! —exclamó Blas, empujándolo.
—Ey, pará un poquito, nosotros no somos los que estamos mal, eh.
   Blas se tiró a agarrarlo del cuello del abrigo.
—Eh, eh, ¿qué pasa acá? —Junior había aparecido y separó a Blas del otro. Se puso en medio.
—Tu banda estaba en el primer puesto, pero lo bajaron porque vieron que estabas bailando  conmigo, con un chico.
—¡¿Qué?!
   Junior miraba a uno y a otro.
—Pensamos que es tu novio.
—Estábamos bailando nada más. ¿Qué tienen en la cabeza? —soltó Blas.
     Junior le puso una mano en el hombro a Blas y sin dejar de mirar a los otros dos, dijo:
—No, no. Sí, es mi novio. Pero eso no tiene por qué  joderlos a ustedes.
—No queremos perder la imagen.
—¿La imagen de qué? —se alteró Junior, soltando a Blas y dando un paso hacia ellos. Ahora fue Blas el que lo agarró a Junior. —¿De qué están hablando?
—Pará, Junior, pará. 
—Hay una manera de hacer que de vuelta las votaciones a como estaban. Tenés que dejar al chico.
—¿Y quién se creen ustedes que son?
   Junior lo empujó ahora y Blas lo alejó de ellos.
—Vámonos, Blas.
   Junior dio media vuelta y se fue.
—Le estás arruinando la carrera al chabón —le dijo el juez. —No tengo por qué cambiar el voto.
—¡Homofóbicos del orto! —les espetó antes de seguir a Junior. Pero esa frase: “Le estás arruinando la carrera al chabón” iría a ser difícil que se fuera de su mente.
   Los chicos los estaban esperando afuera. Ailin, Chipi, Agus y Piru ya habían tomado un taxi para ir a lo de los Guerrico. Junior estaba en silencio, respirando agitadamente.
—¿Qué pasó? —preguntó Romeo, porque lo veían raro.
—¡No ganamos el concurso porque soy gay! —
gritó Junior. Enojo, frustración, odio en cada palabra.
—¿Eh? —expresó Romeo.
—¿Cómo? —cuestionó Dante.
—Estábamos primero, pero me vieron bailando con Blas y decidieron que eso no podían soportarlo y perdimos.
—Pero ¿qué les importa a ellos…? —empezó a decir Lula.
—Yo a estos los voy a matar —dijo Romeo con bronca.
—¿Siempre va a ser así? Estoy harto. ¿No puede gustarme un chico? ¿No puedo amar a un chico?
   Y se fue hacia el taxi que se acercaba para pararlo y subirse a él, solo.
—¡Junior! —llamó Blas.
    Junior bajó la ventanilla y dijo:
—Quiero estar solo un rato. Nos vemos en casa.
Blas tragó saliva, no sabía qué pensar sobre esa reacción. Además, sentía culpa por lo que había pasado. Sentía que él tenía algo que ver, que estaba en el medio, y que Junior de igual manera pensaba eso.
     Junior estaba enojado. ¿Lo que acababa de pasar lo hizo arrepentirse de estar con él?
—Déjalo. Ya se le va a pasar —dijo Dante, mientras se ponía al lado de Blas y le agarraba el hombro. Vio la cara de tristeza de Blas. —Vos no tenés la culpa, eh. Espero que no estés pensando eso.
   ¿Así iban a ser las cosas siempre? ¿Junior no iría a llegar a nada con la banda si la vida estaba llena de homofóbicos?

Amor en el silencio (Blasnior)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora