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-Vení, acostate conmigo, dale -le ofreció, Blas.


Junior sonrió y empezó a sacarse la campera, después la campera finita y remera. Mientras, Blas lo miraba en todo el proceso, y Junior a él. Se sacó las zapatillas y el pantalón y fue a acostarse. Blas lo tapó. Entonces, se pusieron de costado, para mirarse de frente.



Junior puso la mano en el brazo de Blas y empezó a acariciarlo.


-Ahora sí. ¿Qué pasó?


-Creyó que me había ido a Canadá por él, pero le dije la verdad. Y no le gustó nada.


-¿Y cuál es la verdad?


Blas suspiró.


-Que me fui por vos. Por ese beso que querías olvidar.


-Y que nunca olvidé. ¿Se enojó por eso?


-No puede entender cómo es que dejé todo por un chico. Y dos veces.


Junior lo miró con los ojos entrecerrados, con una mueca divertida de confusión.


-La primera, cuando me fui; la segunda, cuando volví. Volví por vos. Porque te extrañaba. No pensaba que te pasaba algo conmigo, sabía que ese beso te había parecido un error, y por eso me fui, para dejarte tranquilo, y a la vez, olvidarte, pero fue imposible. No dejaba de pensar en vos, hiciera lo que hiciera, siempre estabas en mi mente.


-Es culpa mía que te pelearas con tu viejo.


-No, Junior, vos no tenés la culpa de nada. Es mi viejo que sigue con la idea de que debería haber estudiado alguna carrera, quiere que sea un profesional, y todavía me ve como un nene chiquito que debe seguir sus órdenes.


-¿Te trató muy feo?


-Piensa que soy un vago, subestima hasta dónde llegué. No lo dijo directamente porque lo interrumpí, pero me di cuenta de que eso es lo que pensaba. Una de las cosas que más me dolió de la discusión, además de que me enfrentara de esa manera.


Junior vio sus ojos tristes y fue a darle un besito en la mejilla. Se miraron, sonrieron y ahora el besito fue en los labios. Se quedaron frente contra frente, sus narices se hicieron caricias y así se quedaron hasta que Blas tuvo que alejarse un poco para poder bostezar.


Junior rio.


-¿Tenés sueño ya? ¿Ibas a enseñarme a hacer tragos mientras dormías con la cara enterrada en el mueble?


-No, pero podría ser un buen plan ahora. Estoy muy cómodo.


-¿Y cómo estás? -El tono de voz de Junior cambió a serio.


-Mucho mejor porque estás vos.


Junior miró directamente a los ojos cansados de Blas.


-Durmamos, dale -dijo Junior mientras le ponía una mano en la mejilla.


Blas no esperó a que insistiera y cerró los ojos, sin molestarse, ninguno de los dos, apagar la luz de la lámpara. Junior también cerró los ojos.


Despertaron con la alarma al mismo tiempo. Junior ya no tenía la mano en la mejilla de Blas. Este se despertó con más ganas que Junior, quién volvió a cerrar a los ojos y empezó a quejarse.


-No, ¿para qué despertar? -dijo-. No te vayas -agregó y rodeó a su novio con el brazo y lo apretó contra sí. Blas estaba todo aplastado, pero Junior intentaba dormir de lo más tranquilo.


-Me encanta todo esto -dijo Blas, mientras acariciaba suavemente con la punta de los dedos la espalda de Junior, y Junior enterraba el rostro en el pecho del mayor. -Pero tengo que ir a trabajar.


Junior se quejó sin soltarlo y sin salir del calor de su pecho. La mano de Junior se metía por debajo de la remera de Blas, lo acariciaba un poco y luego quedó descansando en la piel de su abdomen.


-Voy a hacerte una pregunta -empezó a decir Blas casi sonriendo, divertido.


-¿Cuál?


-¿Es así cómo vas a ir a trabajar cuando Dante te contrate?


-¿Vos decís que me va a contratar?


-Y a mí me va a despedir. ¿Y vos querés que te despida antes de que te contrate?


Junior levantó la cabeza y lo miró. Blas sonreía un poco. Junior hizo pucherito y lo soltó suavemente.


-Gracias -dijo Blas, poniéndose de pie-. Vos quédate. Hay una copia de la llave en el percherito al lado de la puerta.


-Gracias -dijo Junior.


Blas avanzó hasta el armario, frenó y volteó a mirar a Junior, que ya parecía haberse dormido. Sonrió, se acercó a él por atrás y se agachó para darle un beso en la mejilla. Junior tiró una mano hacia atrás y atrapó el brazo de su novio que pudo tocar, y tiró de él hacía sí. Blas rio.


-Junior.


-¿Qué?


-Dante. Bar. Trabajo. Asesinar.


-Buuu -protestó Junior, pero lo soltó.


Blas rebuscó en el armario y después fue a bañarse. Junior oía la ducha caer. Se sentó de golpe, con cara pícara.


Se destapó y fue hasta el baño. Dudó un poco, pero después golpeó.


-¿Junior? -preguntó el mayor mientras se metía bajo la ducha.


-¿Puedo pasar?


-Sí, pasá -Blas no entendía nada.


Junior entró, vio el enjuague bucal y fue a enjuagarse la boca.


-Junior, ¿qué hacés? -No entendía por qué había entrado. Qué hacia allí y no durmiendo.


Junior escupió en la pileta y lo miró.


-¿No querés que me bañe con vos?


-Claro, sí. -Blas no se lo había esperado.


Junior se sacó los calzoncillos y Blas vio cómo el chico apartaba la cortina y entraba a la ducha con él.


No esperaron nada para agarrar al otro y empezar a besarse con muchas ganas. Pero Blas se separó un poco. Junior quedó con sus manos en la espalda del mayor y las manos de Blas lo agarraban de los brazos, sus cuerpos en contacto, como que no era momento de frenar ni esperar nada.


-Tengo que ir a trabajar.


-El bar puede esperar.


-Tu hermano me va a matar. Tengo que abrir el bar yo, limpiar, y abrir, y trabajar.


-Bueno, si querés te ayudo a bañarte -dijo el menor mientras agarraba el jabón y se ponía en las manos una buena cantidad.


-Bueno, está bien -rio Blas.


Junior le empezó a pasar las palmas de la manos con jabón por los hombros, para luego bajar por los brazos, su espalda ancha, bajando por su pecho, ombligo y proseguir por otras partes del cuerpo, poniéndose más jabón de vez en cuando y mientras se miraban y sonreían.


"¿Realmente esto está pasando?", pensó Blas, incrédulo. Ni con las otras personas con la que había salido habían llegado a tanto. Ni hablar de las sensaciones que le despertaba.


-Me la estás haciendo difícil, pendejo -dijo Blas, y lo agarró de la cara con ambas manos, lo besó, sacando todas sus ganas contenidas, y luego todo se descontroló.



Amor en el silencio (Blasnior)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora