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       Bajó al playroom y vio a Blas sentado en el brazo del sillón de cara a la escalera. Tenía los brazos cruzados.

—Bueno, empecemos —dijo Junior entusiasmado, frotándose las manos, pero vio que Blas lo miraba serio. —¿Qué?

—Creo que no estoy bien. Quiero estar solo esta noche.

        Junior se quedó mirándolo sin entender nada y preocupado por él a la vez.

—Ah, está bien… Perdón… Me voy… —Se dio media vuelta, pero después se volteó a mirarlo—. No, ¿qué te pasa?

—Nada, estoy cansado, nada más.

—¿No te sentís mal?

—No, no, no me pasa nada.

—¿Estás enojado conmigo? Estás serio.

—No, Junior, no estoy enojado.

—Bueno, está bien, me voy. Chau. Hasta mañana.

—Hasta mañana.

        Junior subió la escalera mientras Blas lo miraba con los ojos lagrimosos. El menor no entendía lo que le pasaba a Blas y estaba un poco triste de que no hubiera querido que se quedara. También se sentía preocupado por lo que le estaría pasando, pero él decía que necesitaba estar solo, así que tenía que dejarlo solo si así iba a estar bien, al menos por esa noche.

      Cuando Junior salió de la vista de Blas, el mayor largó el aire que había estado manteniendo y se tiró para atrás en el sillón. Lo que le había dicho a Junior era verdad. No estaba enojado con él.

    Después, se puso de pie, se sacó la ropa hasta quedarse en bóxer, se acostó en el sillón y se tapó, esa noche no iría a comer nada. Solo se puso a pensar.

     Junior le había dicho que le pasaban cosas con él, pero que “estaba confundido” y decidió esperarlo. Tenía que darle tiempo. A veces se ilusionaba de más, como aquella noche, y al final, Junior seguía negando todo. No sentía decepción, sentía desilusión, tristeza y enojo. Estaba enojado consigo mismo por creer que a Junior le pasaban cosas con él y por tener la esperanza de que se animara a que estuvieran juntos. Se había hecho la ilusión de que esa noche iba a pasar, pero el menor lo negó ante Dante, y ahora por haberlo creído, estaba hecho mierda. Se le estaba haciendo más insoportable de lo que pensaba eso de tener a Junior cerca, pero a la vez tan lejos.

      Al mismo tiempo, le hacía ilusión que Junior fuera libre al fin, que pudiera mostrarse al mundo así como era, sin que le importara nada. Tal vez no fuera con él, tal vez Junior no sentía nada muy fuerte por él, y eso le dolía, pero quería que fuera feliz.

     A Blas le pasaba algo aunque lo negaba. Tal vez no conseguía un departamento adecuado para alquilar, o no le alcanzaba la plata, aunque eso estaba bueno, pensaba Junior, así Blas se quedaba por más tiempo en la casa. Aquello le gustaba mucho, tenerlo cerca.

       ¿Qué podía hacer para animarlo? Esa noche iría a dejarlo solo como quería, pero al día siguiente podría hacer algo para que se sintiera mejor. En silencio y pensando en estas cosas, Junior comió algo con Dante y Romeo, y luego, se fueron a acostar.

       Dante y Junior se ponían el pijama y Dante miraba confundido al menor.

—¿Qué pasó?

—Nada.

—Pensé que ibas a darle clases de batería a Blas.

     Junior se acostó en silencio y Dante también se acomodó para dormir. El menor se quedó despierto, pensando qué podía hacer por Blas. Miró unas cuantas veces a Dante, tentado a preguntarle, pero a la vez resistiéndose. Se rindió, suspiró y trató de dormir.

Amor en el silencio (Blasnior)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora