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—¿Y ahora que qué?

—Te fuiste a Canadá justo cuando estaba descubriendo o intentando descubrir lo que me pasaba con vos. Y ahora, ahora que lo sé…

—No me voy a ir.

—Está bien.

—¿Y vos me la vas a dejar de hacer tan difícil, pendejo?

      Junior rio un poco, lo agarró de la cara a Blas y volvió a besarlo.

     Después,  acordaron comer el postre, acomodar y limpiar todo lo que usaron e irse. Estaban felices, nerviosos, no se dejaban de mirar. Si aquello era un sueño, que no terminara nunca, pensaban los dos.
 
     Llegaron a la casa a las doce y media y acordaron ir los dos al playroom. Junior fue al baño a prepararse y después bajó con una frazada, para dormir ahí. Blas ya había preparado el piso, como aquella noche en la que Junior había discutido con Mauro.
 
      Los dos se sentaron en el sillón y se besaron un poco más, hasta que Blas dijo que debía dormir porque tenía que ir al bar. Junior protestó un poco mientras se acostaba y Blas rio. Otra vez se acostó al lado de él para dormir.
 
      Sonó la alarma y Blas abrió los ojos. Con cansancio, procedió a apagarla con rapidez para que Junior no despertara. Lo miró y nada más se dio la vuelta sin despertarse. Blas sonrió.

       Estaba feliz y recordó la noche anterior. Esta vez le iba a preparar el desayuno él, así que sin hacer ruido, se levantó y puso manos a la obra. Mientras Blas estaba en la cocina preparando todo,  no esperaba la hora de que todos lo supieran, pero luego se puso a pensar: ¿Qué quería que supieran? Solo se besaron y Junior se quedó a dormir en el playroom con él. Ni siquiera habían hablado mucho del tema. Tenían que desayunar y hablar.
 
     Blas agarró la bandeja con el desayuno y estaba por salir de la cocina cuando entró Lucre con el uniforme. Miró con una sonrisa rara al verlo salir con la bandeja hacia el playroom.
 
     Blas bajó y dejó la bandeja sobre el piso al lado de Junior. Se lo quedó mirando con una sonrisa antes de despertarlo.

—Mmmm… qué… Es muy temprano… ¿Qué es eso? —preguntó al ver la bandeja. Junior se sentó. —¿Desayuno para mí también?

—Sí.
 
      Junior sonrió apenas.

—Me sorprendiste otra vez.

—¿Te sorprendí?

—Vas aprendiendo.

       Blas se lo quedó mirando con una sonrisa.

—¿Qué? —preguntó Junior. Estaba bastante nervioso, pero parecía que Blas estaba de lo más tranquilo.

—¿Cómo estás? —le preguntó Blas a Junior de repente.

—Bien. ¿Vos?

—Por lo de anoche.

—Sí, sé que lo decías por eso. Estoy muy bien.

—Yo también. ¿Y en qué quedamos?

—¿Qué?

—¿Fue un beso nada más? —quiso saber el mayor.

—Fueron unos cuantos.

—Sí —rio Blas—. Pero sabés a qué me refiero.

—¿Querés que estemos juntos?

—¿Vos querés?

—Sí, suena bien.
 
   Ambos se sonrieron, mirando al otro a los ojos. Ninguno dijo nada, pero se acercaron a darse un beso suave y corto en los labios.

Amor en el silencio (Blasnior)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora