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—Bueno, te debo un trago, te debo un trago.

   Junior sonrió anchamente, mostrando sus dientes.

—Entonces, mañana voy al bar y...

—Yo tengo una idea mejor.

—¿Cuál?

—Venís a mi casa y preparamos el trago juntos, ¿qué te parece?

—Mmmm —Junior se hacía el que se quedaba pensando—. Me encanta la idea.

—¿Qué te parece hoy a la noche? Ahora no. El día está lindo y no hace tanto frío, estaría bueno pasear al aire libre.

—Me parece bien.

    Se dieron un besito en los labios y después, sin tiempo que perder, abandonaron el cuarto. Como el día estaba lindo, hacía frío, pero no tanto, decidieron hacer un picnic en la plaza, por lo que fueron a la cocina a preparar unos sanguches.

    Cuando llegaron a la plaza, Junior miró alrededor y dijo:

—Hoy era un gran día para entrenar.

   Blas lo miró y casi sonriendo, le respondió:

—Te hacés el que entrenás y después no corrés ni dos cuadras. No podés ni alcanzarme.

—¡¿Qué decís?!

     Blas dejó en el suelo las bolsas que llevaba y empezó a correr adentrándose más en la plaza. Junior frenó su camino, confundido, y se lo quedó mirando ahí parado.

—¡No! —Exclamó el chico, pero estaba empezando a divertirse.

     Blas paró de correr y volteó a mirarlo.

—¡Dale! ¡Atrápame si podés!

    Junior sonrió, dejó las cosas en el pasto y empezó a correr. Blas corría sin alejarse demasiado de las bolsas que habían dejado por ahí.

    Cerca de ahí, Mauro y el joven, Julián, caminaban uno al lado del otro.

—Tengo que estar atento con este pibe —dijo el hombre. Se detuvo y volteó a mirar al otro, que también se detuvo. Desde donde estaba, por sobre el hombro de Mauro, podía ver a dos chicos corriendo más allá.

     Eran Blas y Junior. Junior, finalmente, alcanzó a Blas y saltó a su espalda, pero Blas estaba inestable y cayeron al piso. Riendo, empezaron una pelea, manotazos, rodaban, y Blas hasta intentó hacerle cosquillas.

—¡No! ¡No, no…! —Junior había agarrado ambas manos de Blas, y luego se puso rápidamente de pie. Era Junior ahora el perseguido.

—Primero, tengo que saber si lo de la navaja resultó. Si seguirá yendo a trabajar. Y tengo que averiguar quién es el novio. Va a desprestigiar el bar de Dante si se le ocurre aparecer por ahí. Y no lo voy a permitir. No voy a permitir que les haga daño ni a Junior, ni a Dante. Después se me ocurrirá algo.

    Mauro estaba por darse la vuelta y ver a Blas y a Junior todavía corriendo. Pero pareció pensarlo mejor y dijo:

—Me voy por allá.

    Y se fueron por dirección contraria.

     Mientras tanto, Blas había alcanzado a Junior y lo agarraba de la cintura desde atrás. Después lo soltó y Junior algo agitado se dio la vuelta. Ambos respiraban con cierto esfuerzo.

     Junior no se lo esperaba y esa era la idea de Blas, quien lo agarró de la cintura y tiró de él hacía sí. Chocaron y quedaron mirándose cerca. Junior y Blas sonreían. Junior recordó que estaban al aire libre y miró a los costados. Había personas, pero Blas estaba agarrándolo de la cintura, su mirada muy cerca a la suya, su corazón saltando de felicidad, sensaciones reviviendo su cuerpo, y no quería separarse.. ¿Por qué le hacía eso Blas?, se preguntaba Junior en su interior, se le acercaba de ese modo y delante de todos… Había cosas que quería hacer y no se hacían en un lugar con personas. Quería acercarse más a él, ¿pero en una plaza? ¿No veía que no podía resistirse a él?. El otro sintió que Junior estaba incómodo y lo soltó inmediatamente. Aunque lo que quería era besarlo y que permanecieran abrazados y acostados en el pasto.

Amor en el silencio (Blasnior)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora