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Junior estaba por subir, pero se detuvo al pie de la escalera y le lanzó una mirada a Blas, que ya había empezado a guardar las cosas en el bolso.

Junior y Blas estaban en silencio. Ninguno se atrevía a hablar.

Pero cuando no pudieron soportarlo más, Blas volteó rápido a mirarlo y ambos dijeron al mismo tiempo:

-Perdóname.
Al darse cuenta, largaron una risa los dos.

-¿Por qué? -Otra vez al mismo tiempo. Otra vez rieron.

-No dije nada en la cocina -dijo Junior, yendo a sentarse en el sillón.

-Yo dije mucho en la cocina -dijo Blas, yendo a sentarse al lado de él. -Quería seguir hablando.

-Y yo no quería que hables.

-Y yo quería hablar y que vos hables.

-No echemos culpas.

-Mejor no. Sabés que no te tenés que esconder, que no hay por qué mentir.

Junior resopló.

-Ya sé -dijo.

Después lo miró y le preguntó:

-¿Cómo la pasaste?

Blas sonrió.

-Bien. Bien -respondió el chico de rulos, sin habérsele ido la sonrisa. Esa sonrisa que a Junior le hizo explotar el corazón.

Junior se puso de pie entonces y dijo:

-Bueno, me voy, así dormís tranquilo.

Las copas y botellas se las habían llevado Romeo y Dante, pero faltaba limpiar el piso. Blas se quedó mirándolo.

-No te preocupés -le dijo el menor.

-Lucre nos va a matar.

-Ahora dejemos así. Tenemos que dormir, hay que hacer mucho mañana.

Le dio un pequeño pico y estaba yendo a la escalera, pero Blas quiso hacer la gran Junior de hacía rato y lo agarró del brazo, lo dio vuelta y lo besó, para decirle:

-Te extrañaba -le dijo sonriendo, porque con los chicos antes no habían tenido mucho contacto, además del pequeño conflicto en la cocina.

Junior rio un poco y no se dejaron de mirar con una sonrisa ancha.

-Buenas noches.

-Buenas noches.

Cuando Junior llegó al living, vio a Romeo esperándolo.

-¿Todo bien? -le preguntó.

-Todo bien -respondió Junior.

Romeo le sonrió y dio media vuelta para ir en dirección de la escalera.

-Romeo, pará...

Romeo se dio la vuelta y esperó a que Junior hablara, pero él solo se lo quedó mirando, tragó saliva.

-Nada, nada.

-¿Seguro?

-Sí, vamos a dormir que tenemos que ayudar a amueblar el departamento a Blas.

Con la ayuda de los chicos y un flete, amueblaron la casa de Blas a la mañana. Eran las cinco de la tarde y a Blas solo le quedaba limpiar y acomodar su ropa. Terminaron bastante rápido, no tenía tantas cosas por acomodar. Junior se quedó con él para ayudarlo, lo que hizo todo lo que pudo. Estaba pasándole el trapo al baño y el trapo de piso se le escapada del secador a cada rato. Blas lo miraba y se reía. Junior lo descubrió entonces y le dijo:

Amor en el silencio (Blasnior)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora