El Monte Olimpo era un sitio divino, era uno de los sitios más bellos y placidos del cosmos, con vegetación agradable y un eterno clima cálido pero fresco. Aquí era donde sólo residían la mayoría de las divinidades griegas y sin embargo todas ellas tenían su propio templo, aunque no lo usasen. Como en el caso de Hades y Perséfone, Athena, Deméter, entre otros dioses que por X o Y motivo se hallaban ausentes.
Pero si algo era absoluto, era que sólo un 0.01% de la humanidad había podido presenciar tal belleza.
El templo de Eros, el cuál por supuesto estaba no muy lejos del de su madre, fue perpetuado por su legítimo dueño, quien calmadamente y sin preocuparse en lo más mínimo por lo que su flecha de odio había ocasionado en el mundo de los mortales; caminó hasta llegar al centro de sus grandes y lujosos aposentos. Ahí se encontró con su esposa, ella parecía estar a punto de entrar en un colapso nervioso. La pobre andaba de un lado a otro mordiéndose las uñas de sus dedos.
A punto de reírse por lo cómica que se veía, Eros arqueó una ceja al verla tan nerviosa.
―¡Me equivoqué! ¡No pude equivocarme! ¡Otra vez! ¡No, no, no! ―mascullaba alarmada yendo de un lado a otro—. ¡Estaba segura que todo resultaría bien!
El dios se repitió a sí mismo con gracia: hasta alterada es hermosa.
―Por esa actitud he de prever que ya debo comenzar a buscar clemencia para ti, ¿verdad, mi amor?
Gimiendo asustada, Psique lo fulminó con su mirada.
―No es gracioso. ¡Nyx podría matarme!
―¿A qué te refieres?
―Las Moiras acaban de cortar los hilos de esos dos humanos, ¡¿por qué precisamente ellos dos?! ―dijo exaltada y confundida―, ¿qué demonios le pasó al hombre que de pronto se volvió loco? E-es decir, sa-sabía que estaba loco... parcialmente eso fue mi culpa, ¡pero esto fue demasiado!
Eros se hizo el occiso.
―No lo sé. ¿Y eso es malo?
―¡Mucho! ¡La señora Nyx planeaba regresar el alma de la humana al amanecer y si descubre que ese cuerpo ya está muerto, va a enfadarse muchísimo conmigo! ¡Porque me dejó hacer una pequeña travesura mientras no causase desastres! ―exclamaba rápido, alterándose más y más.
Sí, sí. Eros ya sabía la historia de los planes de Nyx acerca de llevarse el alma de una insignificante humana para luego... un momento, ¿qué?
―¿Nyx planeaba regresar su alma?
Contando números hasta el infinito en una búsqueda desesperada de su paz interior, Eros al final empezó a cabrearse. Como sus sospechas de que Psique había hecho algo irremediablemente estúpido fuesen ciertas, él mismo tendría que ahorcar a su querida esposa para evitar que Nyx torciera todos sus huesos. La diosa de la noche era particularmente buena en eso.
Cada vez que alguien hacía enfadar a la gran diosa Nyx, ella no escatimaba en recursos para hacerle saber a su ofensor que había cometido un grave error.
―Aguarda un minuto. Yo te vi ―realmente no lo hizo, Athena lo convocó y ella fue quien le dijo lo ocurrido, pero Psique no tenía que saberlo ahora―. ¿Y todo ese teatrito que hiciste allá abajo, qué?
―¡Fue una broma! ¡¿Acaso después de todos estos años nadie ha logrado entender mis bromas?!
Llevándose un par de dedos a su sien derecha, Eros puso los ojos en blanco. Después de siglos y siglos de saberse bien que nadie en el Panteón griego era fan de las bromas ni particularmente piadoso al respecto... en especial cuando dichas bromas eran de Psique... ¿y ella seguía haciéndolas?
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𝑀𝑖𝑙𝑎𝑔𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑷𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅 | 🔞 |【 Dэcяэтos Diviиos Ⅰ 】
Romance『Albafica x Agasha』"Тәи мμсно сμіժαժо сои ӏоѕ оճѕәԛμіоѕ ժә ӏоѕ ժіоѕәѕ". No hay Santo que no conozca bien esa advertencia. Sin embargo, cuando llega el momento de debilidad adecuado, hasta el más sensato de los hombres puede ser tentado y engañado. ...