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Dando grandes pasos hacia su alcoba, Albafica llevaba a Agasha cargando. La chica con sus piernas sobre su cintura, sin dejar de besarlo. Hace unos instantes él mismo le había sacado la toga descubriendo que debajo de ella Agasha estaba completamente desnuda. En todo el trayecto hasta sus aposentos, Albafica no dejó de atormentarla con sugestivas caricias en sus glúteos y espalda.

Apretaba con fuerza las nalgas femeninas contra sus caderas ocasionando que ambos suspirasen adentro de la boca del otro. Agasha revolvía con suavidad el cabello de Albafica, dándole besos cortos pero intensos en los labios.

Como si fuesen amantes de toda la vida, y como si hubiesen estado separados durante años, ambos unieron sus cuerpos con una lujuria que la mismísima Afrodita hubiese aprobado con honores.

Ya estando en la cama, Agasha ayudó a Albafica a sacarse la camiseta que llevaba. Con las yemas de sus dedos, acarició con fervor cada músculo que encontraba en su camino, incluso se agachó para ser ella quien besase su cuello y pudiese oler su aroma.

En recompensa, o en venganza, Albafica usó su diferencia de tamaños a su favor, bajando deliciosamente una mano hasta la entrepierna de la chica para introducir 2 dedos adentro de ella, posando su pulgar sobre su clítoris, donde hacía lentos movimientos circulares.

―¡Eso es trampa! ―chilló tensándose, con los dientes cerrados, pero con la cara aún oculta en el cuello masculino.

El calor que le produjo sus suspiros y gemidos junto a la humedad que cada vez se pronunciaba más en el cuerpecito de Agasha, provocaron que el miembro de Albafica reaccionara con rapidez. Así que para no dejar nada al azar, el hombre movió con más ímpetu sus dedos para que ella no pensase en dejarlo.

Soltando suaves gemidos, y dejándose llevar por el placer que recibía, Agasha abrió un poco la boca para intentar encontrar aire. Separando más las piernas, se aferró a él con las uñas de ambas manos. Reaccionando ante cada movimiento, se encontró a sí misma meneando las caderas sobre los dedos de Albafica, intentando que la fricción fuese más y más intensa.

En un instante ella se aferraba a él, en el otro Agasha se dejó ir hacia el colchón sosteniéndose con sus manos para no caer, dándole así a Albafica una candente visión de ella tomando todo el placer que podía recolectar de su mano.

Imposible contenerse, Albafica deslizó su mano libre por sobre el abdomen de Agasha, explorando su suavidad. Subió lento y acarició por un rato el pecho derecho, sin dejar de mover sus dedos adentro y fuera de ella. No perdiendo detalle de ninguna de sus reacciones o sonidos.

Viendo venir de cerca su liberación, Agasha se mordió los labios, cerrando sus ojos. Subiendo y bajando sus caderas sobre los dedos de Albafica lentamente, sintiendo además cómo sus pezones se endurecían bajo la otra mano de él. Apenas Agasha apretó los dedos sobre el colchón y sus paredes vaginales se contrajeron sobre sus dedos, Albafica sacó su mano de donde la tenía, para tomarla de las caderas y ayudarla a acomodarse con suavidad sobre la orilla de la cama, completamente acostada.

—No te muevas de ahí —dijo él con la voz ronca, con su mirada afilada puesta sobre sus ojos.

—¿Eh? —con el cuerpo brillando por el sudor, Agasha le miró sin entender.

Ella no se esperaba que él se arrodillase, tomase sus piernas para ponerlas de lado a lado de sus anchos hombros y por primera vez en su vida, le diese sexo oral.

Ella no se esperaba que él se arrodillase, tomase sus piernas para ponerlas de lado a lado de sus anchos hombros y por primera vez en su vida, le diese sexo oral

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𝑀𝑖𝑙𝑎𝑔𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑷𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅  | 🔞 |【 Dэcяэтos Diviиos Ⅰ 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora