Albafica
—¿Ya has terminado? —preguntó él con sorna—. Entonces sal de aquí.
—Este es mi baño —dijo ella con coquetería—, y yo no quiero que salgas.
—Déjate de tonterías —siguió con su cuello, las axilas, los brazos, la espalda... y ella seguía y seguía viéndolo.
De no ser porque los dos estaba aún con alcohol en su sistema; más ella que él, por supuesto, quizás esta situación fuese de lo más extraña siendo que ambos tenían mucho tiempo de no verse siquiera las caras, ahora estaban bañándose juntos.
Cuando Agasha terminó de asearse pasó las manos por su cabello exprimiendo el agua en él. Muy para la desgracia de Albafica, sus ojos lo traicionaron cuando la oyó salir de la tina con esos tambaleos típicos de los infantes que todavía no ponían caminar.
—¿Dormirás conmigo hoy? —preguntó arrodillándose afuera de la tina, estando completamente desnuda.
—¿Qué te hace pensar que lo haré? —se negó a sí mismo el deseo de mirarla.
—Este es mi sueño —musitó como si sus respuestas tuviesen que ser otras—. Vamos... ya que el verdadero tú me aparta como si tuviese la peste —rodó los ojos—, al menos tú podrías ser bueno conmigo, señor Sueño.
Chorreando agua, Albafica la miró a la cara con fastidio, con solo los pantalones puestos; decidió pausar su ducha para arreglar este problema.
—¿Eso significa que ya cooperarás? —parpadeó lento pero con la lengua aún adormecida como si el agua no hubiese sido suficiente para despertarla bien.
Sin importarle nada más. Albafica decidió que quería dejar de oírla por lo que se levantó con cuidado, la tomó y la montó sobre su hombro. Ojalá no hubiese gente afuera por X razón o lo verían caminando con la chica desnuda en dirección a la casa de esta.
Menos mal que en el fondo estaba lo suficientemente ebrio como para no preocuparse mucho por mantener el pudor de Agasha.
—Si vuelves a orinarte sobre mí, voy a lanzarte al pozo —amenazó un poco más en la realidad.
Jamás lo admitiría, pero le gustó sentir los pechos de Agasha aplastándose contra su espalda, la sensación de sus duros pezones lo tensó, y el cabello de ella golpeando contra él tampoco fue desagradable. Además, ella no peleaba.
—Bien, bien... ¿pero a cambio dormirás conmigo... en mi cama?
Cuando entraron y empezaron a subir los escalones, los traviesos dedos de ella empezaron a delinear su cintura por encima de los pantalones, él se alegró de haber podido entrar ya a la casa y empezar a subir las escaleras donde pronto se encontraría con un largo pasillo angosto con 2 puertas a la izquierda. Tres pequeñas ventanas bien cerradas a la derecha con cortinas blancas, transparentes, y afortunadamente, sin nadie que viese cómo él la cargaba sobre su hombro.
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𝑀𝑖𝑙𝑎𝑔𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑷𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅 | 🔞 |【 Dэcяэтos Diviиos Ⅰ 】
Romance『Albafica x Agasha』"Тәи мμсно сμіժαժо сои ӏоѕ оճѕәԛμіоѕ ժә ӏоѕ ժіоѕәѕ". No hay Santo que no conozca bien esa advertencia. Sin embargo, cuando llega el momento de debilidad adecuado, hasta el más sensato de los hombres puede ser tentado y engañado. ...