❁⁎✬⁂【:.25.:】⁂✬⁎❁

329 35 2
                                    

Durante la mañana del día 28 de marzo, Sasha se encontraba en sus aposentos, acostada y viendo el techo. Pensando bien lo que Psique le había dicho ayer por la noche cuando la vio con esa miradita cálida pero burlona. Esa que Athena no veía desde hace unos cuantos siglos.

»¿Querías algo, Athena? —preguntó apenas se manifestó ondeando su hermoso cabello pelirrojo y entrecerrando sus ojos plateados sobre ella.

Psique estaba luciendo fantásticamente una toga blanca cuya falda casi se arrastraba por el piso. Estaba levitando a 3cm del suelo y al moverse, hacía tintinear las pulseras de oro que llevaba en ambas muñecas. Sus movimientos eran elegantes y femeninos; su voz dulce. Pero Athena sabía que tras toda esa hermosura se hallaba una diosa que podía ser un verdadero problema.

Yendo al grano sin rodeos, Sasha le preguntó a Psique sobre el frasco que le dio a Albafica con el agua del lago Elefthería, ella le confirmó que se la había pedido a Nyx como un favor.

»¿Qué le diste a cambio? —inquirió sospechando algo malo en todo esto.

Psique ensanchó más su hermosa sonrisa ladina.

»¿Yo? —la falsa inocencia fue demasiado obvia.

Al ver a Athena un tanto alterada y completamente dispuesta a sacarle la verdad a Psique de cualquier modo, la esposa de Eros simplemente le dijo lo que Athena buscaba.

»Nyx se encuentra algo aburrida allá en los Elíseos. Tú nunca sabrás lo que es esa soledad, Athena —le dijo con dureza—, imagínalo; ni sus propios hijos ingratos la visitan —se quejó—, y yo le dije que podría ser entretenido mirar a un humano como Albafica de Piscis siendo consumido por su propio deseo.

»Usar a uno de mis caballeros para tu diversión, ¿te parece interesante? —preguntó con un tono severo que helaría hasta a Tenma.

Sasha era una divinidad bondadosa, pero tenía sus límites.

»No para la mía, querida Athena —insistió Psique sin dejarse asustar—. Además, le hice un gran favor a Albafica de Piscis a cambio de algo tan pequeño.

Captando algo sospechoso en esas palabras, Sasha le pidió que se explicara mejor, pero Psique fue reacia a decirle algo de valor. Sólo le informó que Nyx veía todo lo que pasaba con Albafica desde que tomó el agua.

Athena ya había olvidado que Nyx al ser la representación de la noche misma (o séase, del cielo oscuro que cubría el mundo) podría verlos a todos cuando quisiera y sin ningún problema.

»¡¿Acaso has perdido el juicio?! —le gritó Sasha. Psique no se inmutó en lo más mínimo, es más, no perdió la sonrisa burlona a pesar de que tenía a Athena a punto de explotar.

»Cálmate —espetó chasqueando la lengua—, recuerda que yo no soy uno de tus títeres que bailan bajo tus órdenes, Athena. Además, mira el lado positivo, hasta el momento Nyx se ha entretenido bastante —se defendió la diosa pelirroja con una inocencia bastante fingida—. La señora Nyx dice que presenciar de primera mano las estupideces de los humanos es una buena forma de pasar el tiempo ahora que sus hijos se comportan como idiotas jugando a la guerra y casi no la visitan.

»Psique... ¿qué le ocurrirá a Albafica? ¿Fue cierto lo que le dijiste?

Luego de sostenerse la mirada por breve tiempo, Psique asintió y dijo que hablaba en serio. Después de las 24 horas cuando el efecto sagrado del agua pasase y su sangre volviese a ser tan tóxica como se decía que era, Albafica volvería a su normalidad. Nyx por su parte dejaría de estar tan malhumorada debido a su soledad, y por ende, dejaría de estar tan dispuesta a ocasionar un caos profundo en el Olimpo debido a su irritable desborde de emociones.

Sasha no supo si creerle.

¿Albafica realmente volvería a la normalidad? ¿Recuperaría su sangre envenenada? ¿Cuál era realmente el deseo que había pedido su corazón? Athena no podía leer el corazón humano como lo hacía Psique, pero algo en sus palaras hizo que la diosa de la guerra desconfiase. Por otro lado...

»Entonces usas a mi gente para salvar tu pellejo —le preguntó mordaz.

Suspirando con hastío, Psique giró sus ojos platinados con una profunda burla que enfadó más a Athena.

»Ay querida. Guarda tus armas que no tienes defensas —utilizó una cita muy famosa de Eros en la época mitológica cuando Psique lo conoció—. Tú usas a la humanidad para pelear contra tu propia familia y nadie te dice nada, es más te respetan. Muchos han muerto y morirán por ti si es necesario. Pero sabes tan bien como yo que no eres tan diferente a Hades. Después de todo, eres la diosa de la guerra —la llamó con severidad—. Siempre tan propensa a caer en el pecado de la violencia como él y no lo admites porque en el fondo eres demasiado cobarde como para hacerlo. Al menos Hades admite que es un monstruo, y tú... —la miró de arriba abajo con apatía—. Tú no eres más inocente que él.

 Tú no eres más inocente que él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝑀𝑖𝑙𝑎𝑔𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑷𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅  | 🔞 |【 Dэcяэтos Diviиos Ⅰ 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora