Eso la tomó por sorpresa, tanto así que incluso había dejado de sollozar. Con su cara húmeda y sus ojos rojos, Agasha no se esperó esa pregunta. Wow... un Santo Dorado se había percatado de sus habilidades en combate; eso hacía que se sonrojase, sí, mucho más de lo que ya estaba.
¿Cuántos tonos de rojo había alcanzado su rostro esa noche?
―Es-es qué y-yo, f-fue la... la... la arm-armadura.
―La armadura no hace nada que su portador no pueda ―con una mano secó las lágrimas sobrantes en una de sus mejillas.
―N-no lo sa-sabía ―aspiró fuerte la mucosa que ya se había formado en su nariz.
Albafica sonrió.
―Érebo dijo que tus habilidades de Sỹdixx se presentan sólo por las noches, supongo que en algún momento tendré la oportunidad de averiguarlo.
―Mmm, no sé ―Agasha tembló ante esa idea―. Imaginarlo pateándome el trasero en una pelea no es una imagen que yo quisiera llevarme a mi cama.
―¿Y qué tal la mía?
Alcanzando el que debía ser el tono de rojo absoluto, las mejillas de Agasha se encendieron furiosamente y su corazón dio un vuelco ante esa pequeña pregunta.
―¿C-cómo?
―No voy a dejarte ir, Agasha ―advirtió apartando unos cabellos de la cara de la chica.
La chica sonrió aún con un poco de nerviosismo.
―Yo no vine hasta acá para que me dejase ir.
Ella misma llevó sus manos a la cara de Albafica, luego apretó un poco los labios.
―Debo decirle que si quiere que lo bese va a tener que agacharse porque yo aún no sé volar.
Soltando la primera risa verdadera de toda su vida, Albafica hizo lo que Agasha le pidió, juntando su frente con la suya.
―No te preocupes, ya te enseñaré. ―Entonces fue él quien la besó.
Sin prisas, sin temor ni dudas. Este beso podría ser uno donde sólo hubiesen juntado sus labios, más no significase que fuese uno vacío. De hecho, pasaron un par de segundos antes de que la propia Agasha abriese su boca para aprisionar el labio superior del Santo.
―Señor Albafica ―musitó sobre su piel―. Quiero hacerle el amor.
Al abrir sus ojos y ver en los de Agasha una sinceridad palpable, Albafica se limitó tomarla de la cintura y besarla esta vez con más fuerza. Él también quería, no, más bien, anhelaba hacerle el amor.
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𝑀𝑖𝑙𝑎𝑔𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑷𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅 | 🔞 |【 Dэcяэтos Diviиos Ⅰ 】
Romance『Albafica x Agasha』"Тәи мμсно сμіժαժо сои ӏоѕ оճѕәԛμіоѕ ժә ӏоѕ ժіоѕәѕ". No hay Santo que no conozca bien esa advertencia. Sin embargo, cuando llega el momento de debilidad adecuado, hasta el más sensato de los hombres puede ser tentado y engañado. ...