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Incluso Dégel tembló un poco ante el frío insoportable que emanaba el dios con su cosmos sin diluir. Su presencia era la muerte, su andar impecable y su sonrisa arrogante.

―¿Quieres recuperarla? ―se burló Érebo de Albafica―, ¿acaso no aprendiste nada?

―Ella aceptó ser parte de Nyx porque estaba sola...

―Y lo seguirá estando ―interrumpió chasqueó la lengua―. Si lo piensas bien, es lo mejor para ambas.

―¿De qué hablas? ―se inmiscuyó Sasha, muy preocupada―, Nyx podría...

―Iniciar una guerra, ―el dios parpadeó rápido y se agachó a la altura de Sasha―. Disculpa niña, ¿y tú quién eres para quejarte?

―La diosa Athena ―dijo Sisyphus dispuesto a proteger a Sasha si es que Érebo intentaba algo contra ella.

Ante eso el dios primordial se rio. Su voz gruesa y tono burlón propagó un gélido miedo, el que fuese de aproximadamente 2 metros de alto no ablandaba la situación; muy para la desgracia de todos los presentes, este era uno de los dioses que podía destruir el mundo sin siquiera sudar.

―Ese respeto y lealtad son admirables, ¿o quizás es más? —inquirió en un gruñido a Sisyphus, éste no se dejó intimidar, lo que hizo que Érebo soltase un bufido burlón—. La diosa Athena, sí. Casi lo había olvidado... es decir, no es como si cuando ella nació, yo ya me había limpiado el culo con cientos de seres mucho más poderosos que cualquiera de su generación actual —rio un poco más—. Gracias por decírmelo, humano.

Volvió su mirada hacia Sasha.

—No recordaba lo patéticos que eran, y siguen siendo, los dioses de tu edad, desde que Zeus se autoproclamó rey y obligó a todos ustedes a obedecerle. ¿Ahora quieres que te cuente un secreto, mortal infeliz? —le preguntó a Sisyphus a pesar de que mantenía su atención sobre Athena—. Yo soy el dios Érebo —gruñó profundizando el frío que expulsaba su cuerpo—. ¿De casualidad entiende tu pequeño cerebro lo que eso significa?

Manteniéndose firme y duro, Sisyphus no se puso a temblar ni a rogar por una clemencia que el dios no parecía tener. Nadie habló luego de ver aquella mirada tétrica. Este dios pintaba para ser aún más voluble que Eros. Y mucho más violento también.

—Significa que soy uno de los pocos seres en este universo que se puede coger como quiera y cuando quiera a su papi, a su tío y a todo su panteón, incluso a ella, si son los suficientemente estúpidos como para cabrearme.

Como si contuviese las ganas de hacer una carnicería de humanos, los ojos de Érebo chispearon en plateado por un segundo, luego le habló a Sasha con advertencia en su voz:

―No tienes idea de lo mucho que extraño la época en la que solías enseñarles su lugar a los mortales que reclutabas. ¿Qué te ha pasado, niña? ¿Eh? Eras más honesta y severa con todos. Incluso con tu propia familia —se rio entre dientes—. Cada vez que estoy aburrido y quiero reírme un rato, recuerdo cuando casi matas a golpes a Hefestos porque decías que tu virginidad nadie la iba a tocar —entrecerró sus ojos sobre ella—. Y si alguno de estos infelices se atrevía siquiera a hablar en nuestras presencias, lo calcinabas hasta los huesos porque lo considerabas una falta de respeto no solo a los dioses, sino a ti misma personalmente...

—Érebo... basta.

—Ahora ya no eres más que una sombra de la diosa que alguna vez creí que serías. Alguien más respetable y temida por tus enemigos ni más ni menos —chasqueó la lengua—. Mira que la cantidad de veces que he oído a los demonios de los Calabozos reírse de ti por tu "amor" a los humanos, es incontable —él mismo se rio maliciosamente—. Aunque no puedes culparlos, no podrías siquiera luchar contra un cíclope y vencer en ese estado tan débil y asqueroso. Matarlo de risa tal vez... pero jamás de otro modo.

𝑀𝑖𝑙𝑎𝑔𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑷𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅  | 🔞 |【 Dэcяэтos Diviиos Ⅰ 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora