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Atentos, los presentes vieron al apuesto Eros pasar de Albafica para ir con Agasha. Tomó la sábana creada por su esposa y la alzó con fuerza para descubrir el cuerpo sin alma.

―Es linda ―llevó una mano para acariciar su frío rostro―. Hey, tú ―llamó a Albafica―, ¿es tu mujer?

―Sí ―dijo sin pensárselo.

―Lo supuse.

―Disculpa, pero, ¿cómo deduces esas cosas? ―quiso saber El Cid.

―Verás, yo soy el dios del amor, cosa de la que estoy muy orgulloso. Y para variar soy tan subestimado que no tienes idea de lo que te podría hacer sin siquiera hacerte un rasguño ―siguió acariciando cada centímetro de la cara de Agasha mientras hablaba—. No tengo necesidad de ello.

―No eres un dios guerrero ―dijo Sage con tacto.

―Oye cálmate anciano, sé cómo usar bien una espada —decretó ofendido—. Pero prefiero mi zona de confort.

—¿Qué sería...?

—En este mundo hay dos grandes fuerzas que mal encaminadas causan desastres. El odio y el amor. Si uno odia, o ama de más, puede causar mucho más mal que bien o viceversa. Por qué no les explicas, hermanita, ¿por qué ningún dios busca joderme a mí?

Athena suspiró.

―Eros es capaz de destruir a alguien sin siquiera la necesidad de dejarse ver. En la Era Mitológica era temido por su afición de unir humanos por diversión con flechas de pasión, luego las flechas de odio hacían que sus allegados se traicionasen entre ellos y causasen caos. Guerras, ríos de sangre, desastre absoluto.

El dios se rio.

―No hay nada más divertido que ver a los humanos matándose por un amor ilusorio —susurró con malicia—. Por ejemplo. Un día a un rey le pareció divertido desafiarme; se burló de mí en uno de mis templos. Lo quemó, lo destruyó, e hizo que mis sacerdotisas fuesen violadas por sus hijos y soldados, luego las mataron dejando sus pedazos por todos los alrededores.

»A mí me pareció divertido hacer que su linaje que fuese a la basura. Sólo usé una pequeña flecha roja e hice que su heredero se enamorase de su esposa. —Su voz gélida y llena de satisfacción hizo que todos tragaran saliva—. Sí, hice que el bastardo se enamorara y se metiera a la cama de su propia madre; lo hice odiar a su padre a tal punto que lo arrojó a una jauría de leones en un coliseo apenas tuvo la oportunidad.

»Luego hice que sintiese atracción por una de sus hermanas lo que ocasionó que la violase; de esa unión salió otro bastardo que más tarde lo mataría por el odio que su madre sentía al verlo y de los maltratos que sufrió de su parte.

»El bastardo número dos tomó el control del reino y durante años fue un sádico empedernido que terminó suicidándose cuando le clavé una flecha de amor hacia otro hombre, un anciano con tuberculosis ―se rio al recordarlo, luego les sonrió a los Santos con sadismo―. Y esa es sólo una historia.

Soltando un gruñido, Athena masculló tan asqueada por ese relato como se sentía el resto de audiencia.

―Menos mal que Psique llegó a tu vida.

―Mi madre estaba impresionada por mi mente retorcida y me pidió matarla porque no podía concebir que fuese más bella que ella. Amo a mi madre, pero Psique cautivó mi pútrida alma ―con cuidado, delineó los labios de Agasha―. Ella me hizo prometer que no volvería a hacer miserables a los humanos. Después de todo, todos tienen un compañero y serán miserables igual con o sin mi intervención.

Se levantó cubriendo el cuerpo de Agasha de nuevo con la sábana.

―No hay nada más temible que un dios como Eros que no sabe controlar sus propias emociones y mucho menos la ira ―espetó Sasha con cierto resentimiento.

𝑀𝑖𝑙𝑎𝑔𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑷𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅  | 🔞 |【 Dэcяэтos Diviиos Ⅰ 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora