treinta y ocho (3/3)

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Especial.

“¿Dónde estoy?”
Yang Jeongin











Con los ojos pesados, cuerpo aparentemente inmóvil, ropas húmedas y miles de dolores en partes que no sabía ni que podían llegar a doler de tal manera, me vi a mi mismo en un lugar totalmente desconocido, por lo que suponía una habitación cerrada, fría y mal oliente a humedad.

Intenté buscar a mi alrededor un mínimo ruido sin conseguir reconocer nada, más que pequeños susurros lejanos que no lograba comprender a la perfección.

Lentamente abrí mis ojos dirigiendo mi vista inmediatamente a mis manos totalmente atadas a la pared por lo que parecía una cuerda gruesa que comenzaba a lastimar mis muñecas por la fuerte fricción que yo mismo ocasionaba al intentar safarme de está, una habitación tal como pensaba, totalmente a oscuras, sin ningún rayo de luz, un lugar donde a penas podía distinguir la sombra de mi propio cuerpo, en el instante en el que quise gritar mi voz quedó atascada en mi garganta causando que yo mismo me atragantara y comenzará a toser ¿Había algo más desesperante que no poder siquiera hablar? Dios... Molesto, comencé mover con fuerza mi cuerpo intentando llamar la atención de alguien en algún lugar.

–¿Divertido no? –La repentina luz desde una de las esquinas de la habitación me hizo cerrar los ojos con fuerza –Hace un tiempo descubrí... Qué si los animales comen muérdago seco se cierran sus vías vocales por un tiempo ¿Sabías?* ––Volvio a hablar la voz gruesa, cerrando la puerta a sus espaldas, paseándose por la habitación con total libertad, claramente sabía donde estaba cada cosa en la habitación. –Esta muy oscuro ¿No? –Susurro la voz en algún punto de la habitación sin dejar de recorrerla de un lado a otro –¿No crees que es emocionante? –Susurro la voz, ahora, desde la esquina derecha de la habitación haciéndome voltear hacia allí –Tú... –Volvio a hablar desde el mismo sitio pero esta vez más cerca de mí –No sabes... –se escucho desde algún punto lejos de mí, sus pasos y respiración era lo único que resonaba en la habitación, de un lado a otro y de vuelta... –No sabes dónde estoy –La voz volvió a sonar muchísimo más cerca, a mi lado, e innecesariamente el contrario lamió el lóbulo de mi oreja logrando que intentará en vano alejarme con brusquedad de él, causando carcajadas en el contrario quien volvió a alejarse caminando hacia algún punto susurrando un —Divertido, supongo que por eso le agradas a mi hermano— La puerta se volvió a abrir y quien sea que estuviese en la habitación salió de esta con rapidez dejando entrar a otra persona, quien esta vez pude reconocer inmediatamente.

–¿Ya sabés quién soy, no Jeongin? –Susurro con seriedad el que sin necesidad de verlo reconocí... Kim Jae sung. –Sabes... Eres un omega bastante diferente... S-siempre creí que los omegas eran débiles e idiotas pero, tú –Repentinas fuertes carcajadas llenas de diversión resonaron una y otra vez en mis oídos como si la mismísima habitación estuviera llena de eco el cual instantes antes no había notado –Golpeaste a cinco alfas idiotas... E-eres grandioso –Susurro el contrario para dejar la habitación el un completo silencio por un par de segundos. –¿Sabes porque me gusta esta habitación? Oh, cierto, no puedes responder, no es divertido así... –Susurro el contrario recorriendo la marca de mí mandíbula con su mano. –Bueno... Me gusta porque, independiente de cuánto grites, llores o te quejes, nadie vendrá aquí –Volvio a reír el pelinaranja pasando su mano por mi cuello y hombros a lo que me removí incómodo –A-aaah... Jeongin.. ¿S-sabés que tanto me pone imaginarte a mis pies, llorando, gritando, sangrando debajo bajo mío? ¿S-sabes cuánto tiempo e... E esperado para tener a alguien como tú aquí, c-conmigo? –Susurro el contrario acercándose a mi cuerpo para frotar su intimidad contra la pierna del contrario haciendo que el castaño se renueva con brusquedad intentando separarse. –D-dio...

Aléjate, dios que asco, aléjate, aléjate, aléjate ¡Aléjate!  –Tal vez yo no podía en esos momentos pronunciar alguna palabra con exactitud pero el cachorro quien se removida incómodo comenzando a sentirse acorralado gruñó fastidiado en dirección del alfa quien de inmediato retrocedió soltando una carcajada acariciando mi cadera con descaro.

–Relamente crees estar en posición de gruñirme, omega idiota... ¡Puedo traer a esos cinco imbéciles con tiempo de sobra nuevamente a golpearte un rato! ¡Puedo desamarrarte y atarte en algún lugar de esta mugrienta habitación de mierda y hacer lo que quiera contigo! Pedirle a los inbeciles que te utilizen una y otra vez y ¿Sabés? Nadie sabrá... –Reclamo con fuerza el pelinaranjo presionando con fuerza mi cuello con fuerza entre sus dedos, acercando su rostro al mío para luego lamer repulsivamente sobre mis labios –¿Sabes Yang Jeongin? No eres nada, no aquí, no tienes derechos, no eres un humano, eres un omega, puedo acercarme a ti y morderte si se me da la puta gana, puedo matarte lentamente, mientras gritas todo lo que quieras ¿Sabés porqué? Porque aquí, nadie te va a escuchar, nadie vendrá y te rescatará, no hay príncipes, ni privilegios –Rió divertido el alfa moviéndose al rededor del lugar, golpeando la pared, tirando y rompiendo cosas de algún lugar, para luego salir de la habitación dejando rezonar el sonido la puerta siendo golpeada con fuerza.





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*Dato falso, pero por lo que estuve leyendo a los lobos y zorros les hace mal al estómago :b, hay veterinarios especializados que les hacen lavados, dándoles muérdago.

Stereotype [Hyunın] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora