cuarenta y tres

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“Shock”





















–¿No crees que es muy obvio dejarles un imagen del omega y  dejar de asistir clases? –Susurro el pelirrojo dirigiéndose a su hermano.

–¿Y qué?  fue divertido verlos llorar en los pasillos –Rió el pelinaranjo abriendo la puerta de la habitación donde estaba el castaño –¿bajo yo o tú? –El contrario se encogió de hombros y se adelantó a bajar. –Puedo jugar con él ¿No? –Susurro el mayor mostrando un puchero.

–Mmhú, pero no le metas nada aún. –Rió el más bajo.

–No voy metiéndole cosas a todos los chicos que traes –Se quejó el alfa riendo –Bueno, no siempre... Sí, mejor vete –Volvió a reír el chico para terminar de cerrarle la puerta al pelinaranjo y acercarse al omega que se encontraba con los ojos cerrados. –Creo que eres el más joven que ese idiota a traído... Dios... ¿Qué edad tienes? –Susurro el pelirrojo sentándose en un orilla de la cama mirando al castaño sin despertarlo, golpeándolo repentinamente una ola de arrepentimiento –Entiendo porque le gustas pero igual me hace sentir mal tenerte aquí ¿Sabés? –Susurro el más alto mirando el cuerpo lleno de moretones, pequeños rasguños y zonas rojas. –Que lindas... –Susurro nuevamente presionando con fuerza uno de los tantos moretones más marcados en el brazo del chico consiguiendo que se removiera entre cortos quejidos, el castaño tenía ojeras marcadas, el cabello desordenado y la mejilla roja con un raspado a la altura del labio por el golpe que le había dado hace un tiempo el otro chico.

–Duele, suelta –Susurro agotado el castaño abriendo los ojos, removiendo tanto como podía su brazo causando únicamente que el chico apretara con más fuerza haciéndolo chillar.

Déjame sacarnos de aquí –Susurro exhausto y molesto el zorrito quien se encontraba en el mismo estado deplorable que el castaño.

También estás cansado y no sabemos que hay fuera de aquí, si salimos y no encontramos algo podríamos morir, nos van a encontrar –Pensó el castaño para si mismo, intentando tranquilizar al animal que ansiaba acabar con los alfas molestos a su alrededor, cerrando los ojos con fuerza y apretando los dientes para no chillar por la dureza con la que el chico apretaba las marcas moradas en su cuerpo se tranquilizó a sí mismo.

P-puedo transformarmeVolvió a hablar el zorrito revolcándose dentro de Jeongin por el dolor que le provocaba.

Estamos encadenados, no serviría... No, te vas a hacer daño, no puedes –Reto el castaño conteniendo al zorro.

D-duele... –Se quejo el zorrito removiéndose al rededor.

Cállate, lo sé, también me duele –Suspiro Jeongin abriendo los ojos, viendo como el pelirrojo se distánciaba en busca de algo para luego volver.

–Volvamos a jugar ¿Sí? Jae dijo que podíamos jugar tranquilos... –Susurro el  chico recordando las palabras de su hermano. –Vamos a jugar a algo parecido ¿Sí? Esta vez, si el dado cae en un número mayor a cinco... –El chico hizo una pausa girándose a tomar algo –Te cortaré –Susurro girándose mostrando un pequeño cuchillo médico –Si es menos a cuatro... –El chico fingió pensar y levantó un dedo –Te daré pequeños golpecitos eléctricos donde yo quiera y si cae en uno... Te daré ropa para que te abrigés... ¿Tienes frío no? Jae te dejo así y no te devolvió tus ropas... ¿Empezamos? –El castaño negó con la cabeza siendo claramente ignorado por el más alto quien inmediatamente soltó el pequeño dado dejándolo caer y viéndo esté rodar por la habitación bajo su mirada, el pelirrojo se agachó viendo el número que había caído y se levantó con una sonrisa –¡Oh, tres! Gané justamente ¿No? –Rió el chico girándose a tomar lo que a simple vista parecía una luz láser, el chico subió el voltaje del aparato acercándola rápidamente al pecho del castaño quien cerró los ojos con fuerza cuando el más alto hizo el aparato funcionar –Oh ¿Estaba muy alto? –El chico mostró una sonrisa y giró la cabeza extrañando cuando vio al chico con una lágrima en su rostro y los dientes apretados. –¿Otra?

–¡Maldición, aléjate!

–¿Eh? Pero si estamos jugando, vamos, no puedes enojarte por perder, eso no es ser buen jugador... –Negó el pelirrojo alejándose del castaño para volver a tomar el dado y soltarlo nuevamente –¡Otra vez, tres! –Exclamó emocionado el chico girándose a tomar nuevamente el instrumento y acercarlo a la parte interna del muslo del chico donde terminaba el boxer de esté.

–A-ah, no, no, aléjate, po-por favor –Susurro el castaño removiendose inquieto a lo que el contrario sonrió y susurro un corto —¿Ves? no es difícil pedir las cosas por favor— para después nuevamente encender el aparato haciendo saltar al castaño.

–¡Nng- –El chico rió ante la reacción del más bajo quien tiro las cadenas con fuerza haciendo sangrar sus propias muñecas por la fuerte y constante fricción con el metal oxidado de estás.

–Ahora si nos divertimos ambos ¿No? –El chico nuevamente recogió el dado soltando lo casi al instante agachándose a ver el número que había caído –Seis... ¿Sabes? No me es tan divertido ir cortando a las personas... Creo que es algo que disfruta más Jae que yo pero que dices si le mostramos unos buenos cortes ¿Mmh? –El chico encadenado se removió tratando de alejarse sin éxito del chico que se acercaba con el objeto de filo en sus manos –No tienes que exaltarte tanto... Solo arde un poco... –Susurro el chico empezando a tararear una canción de cuna, pasando lenta y tortuosamente el pequeño filo reiterandamente por el cuerpo del castaño quien derramaba lágrimas –Shh... Ya pasará ¿Sí?










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Nunca más los dejó sin capitulo tanto rato c:

Stereotype [Hyunın] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora