cincuenta y cuatro

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"Examen atrasado: Lunes"
Hwang Hyunjin




























El calor de la atmósfera estaba a otro nivel, comence a mover mi lengua sobre su boca, sólo un poco, para mostrarle como hacerlo. El menor rápidamente captó la intención, y no tarde mucho en intentar abrir del todo sus labios dejando a mi lengua indagar su boca, dejando que sueves suspiros salieran de él. Él, tal como esperaba, sabía a vainilla, un suave sabor que no quería dejar de lado.  Suaves gemidos provenientes de entre sus labios salían de vez en cuando deleitando mis oídos una y otra vez, cuando mi boca bajó a entontrarse con su cuello, dejando leves marcas y presionando tentativamente con sus dientes sobre el esté el menor gimió, consiguiendo que hyunjin sonreira enternecido, entre jadeos y suspiros el menor pronunció mi nombre reiteradas veces cuando mis dientes al fin se undieron en su cuello.

–H-hyunjin Hy-hyung, a-ah... Hyu-hyunjin...

–¡Hyunjin! ¡Hwang Hyunjin! –Grito molesta la beta rubia sacando al más alto de su ensoñación.

–Oh. Mierda... –Se quejo el chico mirando si entrepierna –A-ah... Esto solo es culpa de Minho –Al rubia miró a su hermano quien ahora mal decía en silencio apuntó de estallar en carcajadas.

–Calma las hormonas Hyunjin, para ti esa etapa ya tuvo que haber terminado –Rió la rubia saliendo de la habitación

–¿Porqué me despertaste? –No podía negarlo, se sentía increiblemnete culpable de primero que nada haber imaginado al castaño en tal situación y aparte de haber sido atrapado en tal situación vergonzosa por su hermanastra, por otro lado una parte de él deseaba volver a ese sueño y ver a qué punto podían llegar.

–Tú pediste que te despertará, tienes examen atrasado.

–Mhmm, sí... Cierto –Susurro de alguna menera desepcionado. El más alto se inclino hacia adelante, apoyando los codos contra la mesa, desordena do su cabello.

–Yaa, deja de parecer miserable, puedes volver a tus sueños eroticos cuando vuelvas, no es como que quiera preguntar que ocurría así que vete.










Dicho y hecho, el mayor, ahora se encontraba frente a la universidad, el hecho de estar ahí no era lo tedioso, ya había antes dado exámenes retrasados, lo malo era, que el omega volvía ese día a la universidad y verlo a la cara después de la vergonzosa escena que su subconsciente había creado por la mañana, definitivamente, no se veía capaz.

–Hey, Hyunjin, llevó casi 10 minutos hablándote ¿siquiera escuchaste lo que dije? –Habló molesto Minho golpeando el hombro del delta.

–¡Auch! No. Maldición, esto es tú culpa, si solo no hubieras mencionado lo de provocar a jeongin, ahhg.... Ni siquiera quiero hablar contigo –Sé quejo Hyunın cruzando se de brazos violentamente.

–¿Qué? ¿Tuviste sueños sucios? No te veía así Jinnie  –Se burló, ganándo una mala mirada por parte del contrario –¿Es enserio? ¿Estas volviendo a la pubertad, Hyunjin? –Rió con fuerza el pelinegro, provocando por fin que el más alto se alejara de él,  consiguiendo que este riera con más fuerza.

No tenía la menor idea de a qué hora llegaría el menor y no estaba seguro de querer enterarse aún, quería verlo, estaba maldita mente desesperado por verlo aunque sea un instante, pero, algo aún lo asustaba un poco; ¿Era lo mismo para el menor? No estaba seguro, pero él lo había confirmado, le gustaba, Yang Jeongin, le gustaba, no como omega, si no,  como chico, no lo conocía tan bien como sus amigos, pero había algo en el pequeño castaño que le seguía asegurando una y otra vez que él era el indicado y lo quería, lo quería muchísimo, porque su sola presencia cambiaba sus días y provocaba esa extraña sensación de gusto en su estómago.






Una hora después de haber entrado a hacer el examen salió del aula con ambiente deprimente, no quería pensar en los resultados pero aún así su mente  comenzaba a divagar por su cuenta en preguntas tales como; ¿habré marcado la alternativa correcta?

Había quedado de esperar a Minho para aprovechar de pasar la tarde juntos, para desventaja de Hyunjin al pelinegro aún le quedaban al rededor de dos horas más de clases, por lo que dispuesto a pasar esas dos horas en paz, subió a la azotea asegurándose de que ninguno de los guardias de pasillo lo vieran, una vez escaleras arriba y cuando estaba dispuesto a terminar de empujar la puerta se detuvo escuchando leves sollozos desde el otro lado, casualmente hubiera dado la vuelta y retrocedido por donde mismo había llegado, pero el peculiar olor de la otra persona al lado comtrario llamó la atención del rubio quien sigilosamente terminó por entrar, encontrándose con una escena similar a la que ya se imaginaba, a diferencia de que el menor también se dio cuenta de que había entrado y ahora secaba sus raztros de lágrimas con rudeza.

Ambos en silencio.

Y ningún ruido al rededor.

Solo eran ambos chicos quienes se miraban fijamente.

El menor quien fue el primero en cerrar los ojos soltando un sollozo escondió su rostro con sus manos, tomando por sorpresa al más alto, no sabía que hacer, temía asustar al menor y aún así sus manos picaban por poder estrecharlo contra el y susurrarle tantas veces como pudiera que no debía llorar porque estaba con él.

El miedo no fue una barrera y tal como quería, hizo, arrodillose cerca del menor sus brazos pasaron por sobre los hombros de éste atrayendo su cuerpo con suavidad cerca del suyo propio como estuvieran hechos para ester juntos, ambos chicos aún sin pronuncia palabra alguna permanecieron así, cerrando los ojos y respirando el tranquilizante aroma que les otorgaba el contrario, como si fuera algo que llevaban esperando ya un tiempo.

Stereotype [Hyunın] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora