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Víctor, Pedro, María y más gente cuyo nombre o no recuerdo o aún no sé, llevan ya un rato reunidos para cuando nosotras llegamos. En cuanto entramos por la puerta, María se echó encima de Alba para aplastarla de un abrazo, estando incluso a punto de tirarla al suelo. Una vez recuperada la compostura, nos sentamos junto a ellos, adivinando que María ya les había contado lo que a Alba se le había olvidado contar por culpa del arresto.

-¿Entonces no tenemos ni idea de qué puede ser ese cargamento que están esperando?-pregunto.
-Ni la menor idea. Yo voy a intentar pegar el oído a partir de ahora, pero no puedo garantizar que me vaya a enterar de nada-me responde Víctor, levantándose del suelo para comenzar a dar vueltas por la habitación.
-Hoy mismo vamos a avisar a todos los aliados de la residencia, para que estén más atentos que nunca de cualquier cosa que puedan ver o escuchar, pero más allá de eso, no hay nada que podamos hacer por ahora-reconozco a la mujer que habla de la otra reunión, que ahora me parece que fue hace semanas, incluso meses, pero no consigo recordar su nombre-. Pero Alba, hazme un favor y no vuelvas a ponerte a espiar, ¿está claro?
-Sí, Bea. No te preocupes, tendremos más cuidado la próxima vez.
-Más os vale-susurro yo, y Alba estira una mano hacia la mía a modo de respuesta.

-Chicos-habla Pedro-, no sabemos lo que está pasando, ni cuántas probabilidades hay de que, cuando hablaban de "exterior", se refirieran a este exterior o al que ellos conocen: el mundo de salvajes que hay fuera de la residencia. Pero debemos estar alerta ante cualquier tipo de movimiento, ¿está claro?

Cada uno de los presentes responde con un movimiento de cabeza, sin abrir siquiera la boca. Se puede palpar la tensión en el aire, el miedo inevitable a que el gobierno sepa de la existencia de este lugar y esté planificando un ataque. De ser así, estaríamos todos muertos, o quién sabe si algo peor, así que es normal que tengamos miedo. Según lo que he podido saber sobre el Exterior hasta ahora, lleva muchísimos años existiendo, muchísimos años en las sombras, sin amenazas. Pero eso puede cambiar en lo que dura un parpadeo: un agente que escucha algo que no debe, cualquier persona que descubre una de las puertas, alguien que se va de la lengua con la persona equivocada. Es muy fácil que se vaya todo a la mierda, y ahora mismo estamos ante la posibilidad de que ya se haya ido. Y da un poquito de pánico.

-Una cosa más-dice Bea, recogiendo su pelo rizado y oscuro en una coleta-. Vamos a reclutar. No sabemos qué se nos viene encima, ni si se nos viene algo, ni de qué tamaño de bomba estamos hablando, pero sea como sea, nos vienen bien más aliados.
-¿Vamos a meter aquí a cualquiera?-interviene un hombre, que no ha hablado hasta ahora.
-Vamos a buscar entre nuestras personas de más confianza quiénes podrían entender esto, y vamos a hablar con ellas. Igual que reclutamos a Natalia hace poco porque sabíamos que se uniría a la lucha, e igual que lo hicimos con Vicky en su momento, y con todos y cada uno de los aliados que tenemos, Dani.
-Necesitamos a gente, nos guste o no. Cuanta más ayuda tengamos desde la Residencia, más probabilidades tenemos de salvarnos-sentencia Pedro, sin dejar lugar para más contestaciones.
-Está bien, yo creo que ya está todo hablado-es Víctor quien rompe el silencio-. Alba, María, hoy pasáis la noche aquí, ¿vale? Los demás, podéis cenar con nosotros pero luego debéis volver a la residencia.

Apenas presto atención a lo que dice mi jefe, porque mi cabeza no para de darle vueltas a lo mismo. Hay que reclutar a más personas, debemos buscar a gente que sabemos que, si se enterara de esto, no daría el chivatazo. Gente de nuestro círculo de confianza. Mi mente me lleva directamente a dos personas: Marta y Javi. ¿Serían ellos capaces de delatar a cientos de personas inocentes, de delatarme a mí? No creo, ¿no? Es verdad que Marta comparte la opinión sobre los "salvajes" con la mayor parte del resto de la Residencia, aunque de una forma menos agresiva, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, la conozco y sé que en realidad es buena persona, y que si le explicamos la verdad puede cambiar su opinión.

Sempiterno || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora