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-¿Familiares de Natalia Lacunza?-pregunta la doctora, levantando la cabeza de su pequeña libreta.
-Sí-Marta y yo nos levantamos de un salto, y tras nosotras lo hacen María, Javi, Víctor, Pablo y mis padres.
-¿Todos?-ella alza una ceja con desconfianza, pero ante una nueva respuesta afirmativa, suspira y nos hace seguirla hasta un despacho que podría ser amplio, pero que parece pequeño con tanta gente dentro.

Aterrizamos hace algo más de dos horas en Barcelona y lo primero que hice fue llamar a Julia para avisarlas a ella y a Elena de que estábamos de vuelta, pero cuando me dijo que la más pequeña había caído rendida sobre las tres de las madrugada, ambas acordamos dejarla dormir y darle la noticia cuando se despertara. Avisé también a mis padres, porque me lo pidieron entre trescientas y cuatrocientas veces ayer antes de despedirse, y han acabado plantándose también en el hospital para esperar noticias de Nat. A ella se la llevaron cuando llegamos para hacerle pruebas y hasta ahora hemos tenido que esperar angustiosamente en una sala de espera que ya me estaba empezando a causar claustrofobia.

-De acuerdo-la doctora suspira, cuando ve que conseguimos acoplarnos todos en su despacho y que la estamos interrogando con la mirada-. Natalia está estable, eso es lo primero. Tiene bastantes contusiones y una pequeña hemorragia interna abdominal, pero nada de lo que haya que preocuparse. Ahora bien...-hace una pausa para mirar sus propias manos, que descansan entrelazadas sobre el escritorio, entre su cuerpo y los nuestros. No me gusta el aspecto serio de su rostro, no puede indicar buenas noticias-. Ahora mismo está tranquila porque le hemos dado una buena dosis de sedante; pero el grado de desorientación y pánico con el que ha llegado... Aún tenemos que hacerle más pruebas y exámenes, pero todo indica que presenta un cuadro de amnesia postraumática.
-¿Cóm-cómo que de amnesia? ¿Qué quieres decir?-logro decir mientras noto la bilis subir hasta mi garganta.
-A pesar de las heridas y golpes superficiales, y de las dos costillas fracturadas, que probablemente hayan sido la causa de la hemorragia que os he mencionado, no hemos visto rastro de ningún traumatismo craneal que pudiera haberla ocasionado-nos explica.
-¿Entonces?-pregunta Marta.
-Aunque el nombre pueda indicar que sí, una amnesia postraumática no tiene por qué ser causada únicamente por un traumatismo o golpe. Se debe a una lesión en el hipocampo, una parte de nuestro cerebro que se encarga principalmente de la memoria; y en el caso de Natalia creemos que ha sido originada por una hipoxia, una falta de oxígeno durante un tiempo lo suficientemente prolongado como para dañar las funciones cerebrales.

Mi mano se mueve instintivamente hasta la pierna de María, porque a la que le está faltando el aire ahora mismo es a mí y siento que necesito apoyarme en algún lado. Enseguida coge mi mano con fuerza, pero solo me sirve para darme cuenta de que da igual dónde me apoye que va a ser insuficiente frente al mareo que estoy empezando a sentir.

-Aún no hemos podido hablar mucho con ella, así que no hemos evaluado hasta qué punto está dañada su memoria, pero os tengo que pedir que tengáis paciencia con ella-nos mira como con pena, como si le estuviese costando realmente contarnos esto-. Veréis, la amnesia postraumática se compone digamos que de dos tipos de amnesia: la retrógrada, que causa problemas para recordar eventos pasados; y la anterógrada, que les dificulta la capacidad de almacenar recuerdos nuevos. Sea como sea, en ambos casos requiere de mucha paciencia por parte de la gente de su entorno.

Las palabras de la doctora me llegan como con eco por encima del pitido de mis oídos, y si no fuera porque no quiero perderme absolutamente nada de lo que nos dice, me marcaría otra salida triunfal como la del otro día en busca de aire.

-¿Pero la va a recuperar?-pregunta Javi, y creo que nunca le he escuchado tan a punto de romperse.
-Casi con total seguridad, sí. Una pérdida permanente de la memoria debería haber sido causada por una falta de oxígeno mucho mayor, tanto que veríamos otro tipo de lesiones en ella que, por ahora, no hemos encontrado.
-¿Y qué... qué podemos hacer nosotros?
-Para empezar, debéis tener en cuenta que los pacientes con amnesia postraumática presentan una fuerte desorientación tanto espacial como temporal, y eso genera muchas veces comportamientos agresivos. Es importante explicarle dónde está y darle datos que la ayuden a situarse, pero sin agobiar, ¿vale? Sin saturar y, sobre todo, sin hacerle sentir mal por no recordar.
-¿Podemos verla?-pregunta Javi.
-Vais a tener que esperar hasta que empiece el horario de visita a las once-responde ella con pesar-. Deberíais ir a casa y descansar un poco hasta entonces, ella está con los efectos del sedante y con cualquier cosa os llamaríamos.
-Muchas gracias-le dice mi madre, y noto que me aprieta el hombro como diciéndome que me debería poner en marcha, pero estoy demasiado concentrada en intentar respirar como para hacerle caso.
-Ah, y una cosa más. Al igual que a Natalia se le va a proporcionar ayuda psicológica, vosotros también podéis contar con ella. Y si tenéis cualquier pregunta sentíos libres de preguntarme, a mí o cualquier enfermero, ¿de acuerdo?

Sempiterno || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora