-¿Será posible que todavía estés en la cama? ¡Haz el favor de levantarte, que vamos a llegar tarde!
-¡Que me da tiempo!-contesto, tapándome la cara con el edredón mientras escucho la puerta de la habitación cerrarse.Estaba despierta cuando Marta se levantó, y cuando salió a desayunar, e incluso lo estaba ahora cuando ha entrado, pero la pereza ha podido conmigo. Lo de madrugar nunca ha sido de mi agrado.
-Sí, a ponerte una sudadera encima del pijama, a eso te va a dar tiempo. ¡Venga!
Me río cuando le da un tirón al edredón para destaparme, es la persona más apurada que conozco. Aunque, cuando miro el reloj, se me pasan enseguida las ganas de reír: son las nueve menos cuarto, realmente no me da tiempo.
-¡Mierda! ¿Pero tú por qué no me has dicho qué hora era?
-Claro, si es que será mi culpa encima.Se sienta sobre el colchón mientras yo corro de un lado para el otro por la habitación, vistiéndome a toda prisa.
-Anda, toma-me dice mientras me observa divertida-, te he subido esto.
Cojo al vuelo la magdalena que ha lanzado en mi dirección, le quito el plástico que la envuelve y me la como en dos bocados, intentando no atragantarme mientras ato los cordones de los zapatos del uniforme. Son negros y feísimos, pero es lo que hay. Suspiro con orgullo cuando vuelvo a mirar el móvil y solo son las 8:51, tengo el tiempo justo para lavarme los dientes y salir corriendo. Así que eso hago, y en tan solo dos minutos ya estamos saliendo de la habitación en dirección a los ascensores. Agradezco a la vida por haberme dado estas piernas largas porque ahora mismo me están haciendo el mayor favor que me podían hacer, permitiéndome dar zancadas enormes para llegar cuanto antes.
-Pasad, estábamos esperando-nos dice uno de los oficiales que estaba vigilando a la arrestada.
Con la respiración un tanto agitada, Marta y yo nos hacemos paso entre su enorme cuerpo y el marco de la puerta, para entrar en la pequeña habitación en la que ha pasado la noche. Saco las llaves del bolsillo de mi chaqueta y avanzo con pasos firmes pero tranquilos hacia ella, que me mira con determinación. Me fijo en sus facciones por primera vez, debe de ser muy joven, yo diría que tiene mi edad. Unos ojos saltones muy oscuros me atraviesan según me acerco, y cuando llego a su lado, me agacho para colocar una mano sobre su hombro, aunque ella lo sacude con brusquedad.
-Tranquila-le digo-, voy a soltarte para ir al juicio, ¿vale?
Ella no contesta, simplemente desvía su mirada para centrarla en la puerta abierta, junto a la que nos espera el agente. Abro el candado que une sus esposas a una cadena que la mantiene atada a la pared, con el ceño fruncido. No entiendo la necesidad de atarles de esta forma, si ya van a estar encerrados y vigilados. Marta me ayuda a levantarla del suelo, porque ella no parece estar muy por la labor, y así salimos de ese cuarto enano, escoltándola cada una por un lado. Caminamos por un estrecho pasillo que nos lleva hasta la sala donde se celebra el juicio, y dirijo una mirada hacia ella antes de que nos abran la puerta. Creo ver un atisbo de miedo en sus ojos, pero lo disimula muy bien.
Entramos por un lateral de la habitación, que no es muy grande. Tiene una silla en el centro, situada justo de frente a la cristalera que da a las gradas. Con paso lento, la acompañamos hasta la silla y allí, nuevamente, tengo que encadenarla. Esta vez le doy un apretón en el hombro, en un intento de expresarle mi apoyo, antes de retirarme hacia la pared, donde apoyo la espalda. En pocos segundos entra por la puerta el oficial que hará el interrogatorio, porque es lo que es esto, más que un juicio. Es un hombre alto, cuya melena rubia cae hasta sus hombros, que observa a la joven con una mirada feroz. Carraspea antes de saludar a los presentes, y empieza a caminar alrededor de la silla como el que acecha a una presa.
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Sempiterno || Albalia
Fanfiction"-Nat, ¿tú crees en el destino?-Alba gira su cabeza, apoyada en mis piernas, hacia mí. -¿Y esa pregunta? -No sé. ¿No la contestas? -No sé si en el destino como tal-respondo, arrastrando la manta que cubre su cuerpo hasta su hombro-. Creo que eso es...