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-¡Te la quedas!-grita Bruno, casi lanzándose contra mi espalda entre carcajadas.
-¡No!-me quejo, alargando excesivamente la vocal-¡Os vais a enterar!

Lucas me ve girarme hacia él y suelta un grito agudo, quedándose paralizado durante unos segundos en un punto intermedio entre la risa y el pánico. Corro en su dirección pero, cuando estoy a punto de alcanzarle, Elena lo levanta por los aires y sale corriendo con él, que no para de reír escandalosamente.

-¡Eso es trampa!-se queja el mayor de los hermanos al verse acorralado.

Dejo de correr para coger aire, apoyando la palmas de mis manos sobre las rodillas. Joder. Ni ocho redadas juntas cansan tanto como jugar al pilla-pilla con dos niños. Bueno, con tres, porque a Elena bien podríamos considerarla una más.

-¡A que no me pillas, cara de papilla!-exclama precisamente la mayor. Lo que decía, una niña más.
-¡A que no me pillas, papilla!-la imita Lucas con la respiración entrecortada y las carcajadas interrumpiendo sus palabras. Muy chulo él, pero en cuanto ve que me giro hacia ellos grita con todas sus fuerzas.

-¿Que no os pillo? ¡Ya veréis quién ríe el último, ya!

Busco a Bruno con la mirada, barriendo todo el hall que, afortunadamente, ahora está bastante vacío. Y digo afortunadamente porque no me quiero imaginar lo que sería perseguir a estos terremotos esquivando constantemente a la gente. Sin embargo, antes de ver los rizos del pequeño, me encuentro con los ojos melosos de Alba, que nos observa apoyada en la pared con una sonrisa. No sabía que estaba aquí. Le devuelvo la sonrisa mientras alzo la mano para saludarla en la distancia, gesto que responde ampliando aún más su sonrisa. Tanto que sus ojos pasan de ser redondos a dibujar dos líneas oscuras sobre sus mofletes. No puede ser más bonita.

-Una...-la voz de Elena me trae de vuelta al juego, y cuando miro al frente descubro a los tres agazapados, mirándome con malicia. Oh, oh.
-Dos...-continúa Bruno, siendo casi incapaz de contener la risa.
-¡Y tres!-exclaman a la vez, y antes de que pueda darme cuenta están corriendo hacia mí. Esto ha sido cosa de Elena, la voy a matar.

El primero en llegar es Lucas, que se lanza sobre mí con tanta fuerza que estoy a punto de caer de espaldas mientras trato de agarrarlo. El segundo impacto, el de Bruno, es el que termina de desestabilizarme, haciendo que tanto mi cuerpo como los suyos acaben tirados en el suelo.
-Cara de papilla...-Elena llega cuando ya estamos los tres, literalmente, por los suelos, pero a juzgar por su mueca de ojos achinados, no parece serle suficiente.
-¡Cosquillas!-exclaman los dos hermanos antes de abalanzarse a hacerme cosquillas en cada centímetro de piel que encuentran.

Yo intento devolvérselas entre carcajadas, pero son seis manos contra dos y no puedo hacer nada, porque mientras ataco a uno de ellos, los otros dos no dudan en protegerle.

-¡Pero bueno!-mi salvadora, menos mal-¿Se puede saber qué estáis haciendo?
-¡Cosquillas a papilla!-responde Lucas sin parar de reír.
-Oye, no-Alba entra en mi campo de visión, desde lo alto, y veo cómo se agacha para hablar con ellos de forma más cercana-. Eso no está bien.
-¿El qué?-pregunta Bruno, con el rostro un tanto preocupado.
-¿Cómo que papilla? ¡Es Natilla!

Alba se une al ataque mientras los otros ríen ante el juego de palabras. Será traidora.

-¡Me rindo! ¡Me rindo, por favor!-exclamo, casi sin aire, cuando me veo totalmente acorralada.

Alba, que ha acabado tirada en el suelo junto a los demás, se encarga de poner orden y, sorprendentemente, le hacen caso a la primera.

-Menudo ataque más gratuito-finjo ofenderme, recogiéndome el pelo en una coleta para apartarlo de la cara.
-De gratuito nada, que tú pretendías hacer lo mismo con el primero que pillases-responde Elena, subiendo a Lucas en su regazo.
-¡Pero porque yo soy una, y vosotros cuatro! ¡Cuatro!
-Natilla quejillas te vamos a llamar, ¿eh?-se burla Alba, llevándose un codazo de mi parte.

Sempiterno || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora