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Apenas quedan unos días para finalizar el año, y aunque normalmente el ambiente que se respira en esta época es de celebración (es casi la única festividad que tenemos en la Residencia), este año no es así. Aquellas reuniones informales y clandestinas a las que empezaron a ir los aliados hace ya varias semanas, han evolucionado hasta convertirse en un grupo, bastante organizado, que se hacen llamar "rebeldes". A mí eso de ponerle un nombre me parece un poco innecesario, y más uno como ese, pero oye, si eso les sirve para sentirse con más fuerzas, bienvenido sea. Cuando decidimos sacar a la luz aquel vídeo, sabía que iba a ocurrir algo grande, pero no imaginé que fuera algo como esto. Se han dividido incluso los agentes, pues hubo un punto en el que muchos de nosotros empezamos a negarnos a ejercer la fuerza que pretendían exigirnos. Como somos tantos, y a pesar de que han traído agentes de fuera a la Residencia, no están pudiendo hacer mucho para obligarnos a actuar como ellos quieren. Hacemos el trabajo que nos piden, sí, pero no de la manera que quieren, y por eso les resulta difícil echarnos nada en cara. Por otro lado, a los ciudadanos sí que los tienen bajo una presión extrema. Hay presencia de agentes en cada pasillo de la Residencia, vigilando hasta el más mínimo de los movimientos de la gente que pasa. Los arrestos se han controlado un poco más porque todo el mundo tiene más cuidado ahora, actúan más a escondidas de lo que lo hacían antes, pero eso solo se traduce en más frustración por parte de los agentes y autoridades y, por tanto, mayor violencia en el día a día. Sinceramente, no sé cuánto tiempo más vamos a poder mantener esta situación.

-Hola, cariño-Alba se acomoda a mi lado, con dos vasos de café bien caliente en las manos.

A pesar del frío que hace, hemos quedado en la azotea para poder pasar un rato a solas, tranquilas y sin preocupaciones.

-Hola, churri-me estiro hacia ella para darle un beso suave, colocando las mantas que tengo encima sobre sus piernas, luego los hombros, y luego bien metidas por el hueco de su cuello.
-Madre mía, Nat, qué ojeras me traes.
-Tú también estás guapísima-sonrío, dando un sorbo a mi café y sintiendo cómo desciende por mi cuerpo a medida que lo va calentando.
-Gilipollas-me da con el hombro, sonriendo, pero sus ojos están preocupados-. ¿Trabajaste anoche también?
-Tuve guardia-suspiro-. Y en unas horas vuelvo a empezar.
-¿Otra guardia de noche? ¡Pero que sería la tercera noche seguida! ¿Qué se creen, que tienen a piedras contratadas, en vez de a personas?
-La de hoy es por vuestra reunión, Albi-me froto los ojos mientras apoyo la cabeza sobre su hombro, buscando el calor de su cuerpo. La verdad es que un poco cansada sí estoy.
-Bueno, pues que vaya otra persona, que sois muchos.
-Somos seis para esto, cariño.
-Pues eso, puede ir otra persona para que descanses un poco. Es que si se dijera que durante el día te dejan en paz...

Alba resopla, enfadada con mis condiciones laborales, y me hace reír.

-Estás muy mona cuando te enfadas-giro la cabeza para poder mirarla, y aunque solo le veo el perfil desde aquí abajo, puedo ver perfectamente sus arrugas de enfado en el entrecejo y sus labios fruncidos.
-Cállate.
-¿Qué? ¡Lo digo en serio!
-¡Y yo! ¡Y no puede ser que te hagan trabajar tantas horas al día, Natalia! ¿Y tu salud, qué? Es que, ¿para qué coño han traído agentes de otras Residencias si os van a tener trabajando a todas horas igualmente?
-Monísima-me limito a responder, llenando su moflete derecho de besos rápidos.
-¡Nat!-se queja mientras encoge el cuello.
-¡Alba!
-Idiota.
-Me quieres.
-Más de lo que mereces.
-Algo es algo.

Me estiro y le quito el vaso de café de las manos, para colocarlo en el suelo junto al mío y rodearla fuerte con ambos brazos.

-A ver, ¿a ti qué te pasa?-recoloco las mantas por encima de nosotras mientras dejo que esta vez sea ella la que se acople en mi hombro.
-Nada, que no me gusta que abusen de la gente.
-Albi.
-¿Qué?
-¿Qué más?
-Pues que estás obviamente cansada, y no es bueno para tu salud, y que...-hace una pausa, para encogerse más sobre mí-. Que te echo de menos.
-Mi vida, yo también te echo de menos a ti-la abrazo con fuerza mientras me muerdo el labio, es diminuta.

Sempiterno || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora