-¡Mira, aquí está!-la voz de María me hace levantar la mirada justo a tiempo de verla llegar, cruzada de brazos, junto a Alba-. Morena, la próxima vez que tengas una cita con tu novia a ver si no se te olvida, que luego me la como yo con patatas.
¿Qué hacen aquí? ¿Han salido ya de trabajar? Miro el reloj de mi muñeca y compruebo que, efectivamente, salieron hace ya más de media hora. Madre mía. Llevamos tanto tiempo reunidos en esa sala que ni siquiera me había dado cuenta de la hora. No hace ni diez minutos que decidimos tomarnos un descanso de tantas planificaciones y discusiones, así que en cuanto he podido me he sentado en el suelo para esconder la cabeza entre mis rodillas y evadirme de todo lo que hay a mi alrededor. Ahí dentro estoy manteniendo la calma pero en realidad creo que estoy un poco mareada.
-Nat, ¿estás bien?-Alba se agacha junto a mí, colocando la palma de su mano sobre mi mejilla, y yo le dirijo una mirada de dudas a Marta-. ¿Pasa algo?
-Han descubierto el refugio-contesta ella por mí. En las caras de las dos rubias puedo ver las mismas expresiones que han invadido las nuestras al enterarnos, de miedo, de sorpresa, de impacto.
-Mierda-resopla María-. ¿Cómo que lo han descubierto?
-Lo han encontrado, el jefe de Víctor le ha avisado esta tarde y él ha convocado esta reunión de emergencia.
-¿El jefe de Víctor...
-Lo conocía pero siempre se ha mantenido al margen-interrumpo a Alba antes de que pueda terminar la pregunta.
-Vale-Alba asiente con determinación y busca mi mano para entrelazar nuestros dedos-. ¿Y qué vamos a hacer?
-Estamos decidiendo-informo-. Han planeado el ataque para dentro de tres días, así que tenemos algo de tiempo de reacción.
-¿Y mientras?
-Javi, Víctor y David han ido a explorar el armario que te dije el otro día, por si encuentran otro refugio. Si ven que es seguro, esta misma noche empezaremos a trasladar a toda la gente posible para vaciar esto-responde Marta.
-Está bien.
-¿Y ya está?-pregunta María. Sí, a mí también me suena demasiado sencillo comparado con la magnitud del problema.
-Pues eso estábamos discutiendo cuando hemos decidido tomarnos un descanso, y aquí estamos. A ver, tenemos varias opciones. Vaciar el refugio nos ahorra las posibles víctimas, sí, pero acabarían encontrando las entradas a la Residencia y descubrirían el vínculo entre el exterior y el interior, que hasta ahora desconocen. Otra opción es la de tapiar las entradas, pero nos ordenarían echar abajo el muro y estaríamos en las mismas. No sabrían a quién señalar, pero sí que sabrían que alguien de dentro les está engañando.
-¿Y la otra?-pregunta Alba.
-La otra sería aprovechar el factor sorpresa con el que contamos ahora y mostrarle al mundo la otra versión-sé que mi novia se da cuenta de que la estoy parafraseando, tal como he hecho antes en la reunión al sugerir esto mismo, porque eleva ligeramente la comisura derecha de sus labios.
-Si solo tienen una parte de la información, no pueden valorar ni decidir a quién creer-recuerda nuestra conversación de hace unos días.
-Pero si les damos la otra parte, tendremos la posibilidad de que se posicionen a nuestro favor.
-Pero eso sería liarla parda de cojones-dice María, comprendiendo lo que estamos insinuando.
-Lo sería-acepta Marta.
-Una jodida revolución.
-Por eso queremos estar seguros de que tomamos la decisión correcta. Y por eso no he aparecido para mi cita y te has tenido que comer a mi novia con patatas.
-Escúchame-dice Marta-, llevamos tanto ahí dentro que me estaba faltando ya el aire.
-¡Oye!-Pedro se asoma por la puerta de la sala de reuniones, interrumpiendo nuestra conversación-¡Fin del descanso, nos ha llamado Víctor!En menos de lo que dura un parpadeo nos ponemos las cuatro en pie, pues Alba y María enseguida han acabado tiradas en el suelo a ambos lados del pasillo, como estábamos Marta y yo. Sé que Bea se fija en las incorporaciones nuevas a la reunión, pero no dice nada. Al fin y al cabo, María y Alba llevan viviendo aquí toda la vida y sé que, de haber estado por el Refugio, habrían estado en la reunión desde el principio.
-¿Y bien?-se impacienta Gonzalo mientras terminan de entrar todos.
-No han encontrado otro refugio como el nuestro-informa Pedro y yo siento cómo mis hombros se dejan aplastar un poco más por el peso de esa negativa-. Pero sí un espacio que podría servir como uno.
-Han encontrado lo que parece un refugio inhabitado-explica Bea-, así que parece que lo vamos a habitar nosotros.
ESTÁS LEYENDO
Sempiterno || Albalia
Fanfiction"-Nat, ¿tú crees en el destino?-Alba gira su cabeza, apoyada en mis piernas, hacia mí. -¿Y esa pregunta? -No sé. ¿No la contestas? -No sé si en el destino como tal-respondo, arrastrando la manta que cubre su cuerpo hasta su hombro-. Creo que eso es...