-¡Es que me da igual, Natalia! Me da igual que puedan arrestarme. Se supone que mi papel es este, ¿no? Convencer a la gente, ayudar a que abran los ojos.
-¡Pero hazlo con cuidado, por el amor de dios!Hace exactamente cinco días que descubrieron la conexión entre el Refugio y la Residencia, y el ambiente que hay aquí se está volviendo cada vez más insoportable. El estado busca culpar a cualquiera, el más mínimo comentario "a favor de los salvajes" ya demuestra, para ellos, que quien lo ha hecho era conocedor del refugio y por tanto debe ser arrestado. No damos a basto con los juicios, las salas de interrogatorio están a rebosar y las celdas en las que antes encerrábamos a los de fuera, ahora amparan a dos o tres ciudadanos cada una. ¿El problema? Que un trato tan crispado por parte de las autoridades está empezando a desatar cierto enfado en la población. Y no me extraña, he de decirlo. No solo están viendo las pésimas condiciones en las que estaban nuestros presos, sino que además las están viviendo ellos mismos. Me quejaría de lo idiotas que son las fuerzas de seguridad por tratarles así, pero la verdad es que en cierta medida incluso me alegro, porque eso no hace más que jugar a nuestro favor. Los rumores están corriendo por toda la Residencia, los agentes aliados intentamos filtrar toda la información posible sobre el estado de los arrestados, y cada vez hay más gente enfurecida con la manera en que está actuando el gobierno.
-Estoy teniendo cuidado-sentencia, muy seria.
-Alba, por favor-me llevo las manos a la cara con desesperación-. ¡Meterte en una reunión clandestina contra el gobierno no es tener cuidado!
-¿Y qué hago? ¿Me quedo callada, sin hacer nada? ¿Dejo que sigáis arrestando a todo el puto mundo por abrir la boca, y me quedo mirando?
-No me incluyas-digo, cambiando mi tono a uno mucho más sombrío. Por ahí sí que no-. No me incluyas en esa mierda porque sabes que solo lo hago por obligación.Alba suspira, también desesperada, y se deja caer sobre el colchón. No me gusta que discutamos, pero tampoco que sea una inconsciente.
-Lo siento-dice tras un silencio demasiado largo para mi gusto-. No te incluyo, pero no me voy a quedar de brazos cruzados mientras arrestan a gente sin ton ni son.
-Joder, Alba, pero es que es peligroso.
-Llevo toda mi vida burlando al puñetero gobierno, Natalia-baja aún más la voz y yo frunzo el ceño al escuchar mi nombre completo por segunda vez en tan solo unos minutos-. Nací ahí fuera, y he crecido entrando y saliendo. Eso también era peligroso y mírame.
-No era lo mismo-me siento despacio a su lado, estudiando con atención cómo reacciona al roce de mi cuerpo para medir el nivel de su enfado-. Están paranoicos, Alba. Ayer mismo estaban pidiéndonos que no dejáramos a la gente juntarse en grupos. Hoy van a traer agentes de otra Residencia, para "reforzar la seguridad"-digo esto último con sorna, porque verdaderamente me parece ridículo.
-Me conoces-su tono es un poco más calmado, pero solo un poco-. Sabes que no me puedes pedir que no haga nada.
-Es que no te estoy pidiendo eso. Te estoy pidiendo que no seas una inconsciente, que hagas las cosas con cuidado.
-Y las hago.
-No con el suficiente.
-Nat-su tono es duro, pero por lo menos ha vuelto el apodo.
-¿Qué?-suspiro, girando la cara hacia ella.
-Me conoces-repite, como si eso justificara todo.
-Joder, claro que te conozco, Albi. Claro que te conozco, pero no quiero que te arresten. Ni a ti, ni a María, ni a Pablo. Y parece que lo pedís a gritos, coño.
-Estamos haciendo lo que nos parece necesario, desde donde podemos.
-¿Y eso es desde los grupos secretos que se están creando en contra del mismísimo estado?
-Pues sí, ahí es. No solo nos enteramos de lo que está ocurriendo con los de abajo, también podemos ayudar a convencerles cada vez más de que lo que vieron es real. ¿No te das cuenta de lo útiles que podemos ser ahí?
-¿Y tú no te das cuenta del peligro?
-¡Y dale con el peligro! ¡Si querías una novia a la que controlar a tu antojo te puedes ir buscando a otra!
-Alba-gruño.
-Qué.
-No digas gilipolleces.
-No son gilipolle-
-¡Sí que lo son! No quiero controlarte como si fueras una muñeca, por favor. Me conoces poco si crees que eso es lo que pretendo.
-Y tú me conoces poco si crees que es lo que vas a hacer.
-¡Joder, Alba!-me desespero, intentando mantener mi voz a un volumen no demasiado alto-. Si quisiera controlarte, te habría mandado al nuevo refugio con Elena y los niños. Te habría mandado lejos de aquí, pero ni se me pasó por la cabeza hacerlo. Porque tú eres así, peleas y no te callas. Eres así, y lo sé, y me encanta que lo seas, joder, te juro que me enamora. Pero hay que ser inteligentes y tener cuidado. Y no quiero que te cojan ni que te hagan nada, no quiero que te arresten y te encierren en una habitación del tamaño de tu cuarto de baño con dos personas más meando en un agujero en el suelo. ¿No entiendes eso? ¿Tan difícil es ver que me da miedo que te pase algo?
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Sempiterno || Albalia
Fanfiction"-Nat, ¿tú crees en el destino?-Alba gira su cabeza, apoyada en mis piernas, hacia mí. -¿Y esa pregunta? -No sé. ¿No la contestas? -No sé si en el destino como tal-respondo, arrastrando la manta que cubre su cuerpo hasta su hombro-. Creo que eso es...