*Un año antes*
-Pero bueno, ¿alguien se ha puesto unos pantalones para marcar culazo o solo es cosa mía?
-No necesito ningunos pantalones para marcar culazo-le guiño un ojo y María suelta una carcajada, divertida.
-Oye, tenme cuidado, ¿vale?Ya le conté anoche que había quedado con Natalia para comer, por lo que no comeríamos juntas hoy.
-Que sí, no te preocupes por eso. Es buena gente.
-Ya, pero es buena agente también, Alba-baja un poco la voz, pero suelta una carcajada y hace un gesto con la mano como preguntándome si lo he pillado. Menuda boba.
-Pero es distinta-justifico, recordando lo que me dijo ayer sobre los salvajes cuando estábamos en la azotea. También recuerdo cómo nos pasamos un rato acariciándonos las manos, pero eso es irrelevante para la conversación que estoy teniendo ahora.
-Distinta, ¿eh? ¿Desde cuándo distinta significa que está de toma pan y moja?
-¡Mari!-la regaño, riéndome-. No seas gilipollas, que no es eso.
-Ya.
-No sufras mucho sin mí-le doy un beso rápido en la mejilla y salgo casi corriendo antes de que pueda contestarme.Si dijese que no estoy ni un poco nerviosa, estaría mintiendo. Pero es que es para estarlo, la presencia de Natalia impone mucho, con esa mirada tan intensa que tiene. Y lo despampanante que es, no nos vamos a engañar. El día que me pilló en el bosque estaba demasiado enfadada como para fijarme en nada, pero luego, cuando me ayudó porque me encontraron en el despacho de Víctor, sí que me fijé. Y tanto que me fijé, ¿acaso es posible no fijarse en eso? Tiene las mandíbulas increíblemente marcadas, dándole a su cara un aspecto anguloso que solo la hace más intimidante si cabe; y un lunar justo debajo del labio, que incluso se estira un poco si sonríe mucho. Suspiro, porque sé que no me viene bien pensar en lo guapa que es cuando, como mucho, podremos llegar a ser amigas. En el Refugio está completamente normalizado ser como soy, pero aquí dentro me lo han hecho pasar muy mal con todo lo que he escuchado sobre lo horrible que es que a una chica le pueda gustar otra chica. Y Natalia pensará igual, porque es lo que le han enseñado, así que no tiene sentido ponerme a pensar en lo guapa que es una persona que probablemente me tomaría por enferma si se enterase incluso de que lo pienso.
Aprovecho el espejo del ascensor para comprobar mi aspecto: el pelo suelto y sin planchar, maquillaje sencillo con un simple brillo en los labios y un eyeliner casi perfecto, mis vaqueros favoritos y un jersey negro de cuello alto. Bueno, podría ser peor. Respiro hondo mientras me acerco a la recepción para preguntar por la habitación de Marta, y aunque me cuesta lo mío porque ni siquiera sé su apellido, al final consigo que me digan dónde está.
-¿Se puede?-pregunto tras dar un par de toques suaves en la puerta.
-¡Sí, pasa!-la voz que me responde suena adormilada por encima de un "¡un momento!" que me llega más amortiguado, así que entro con precaución por si he hecho mal en pasar.
-Hola-sonrío ampliamente a Marta, que está en la cama-, soy Alba, encantada.
-Ay, hola, Alba. Qué emoción, yo soy Marta-dice ella mientras me saluda con dos besos.
-¿Está Natalia? Había quedado en venir-
-Sí, aquí estoy-la voz que suena con timidez a mis espaldas hace que me dé la vuelta.
-Se estaba acicalando-se ríe Marta, y veo que Natalia le regaña con la mirada y una mueca de odio, pero no le presto mucha atención.Le presto más atención al jersey negro con escote redondo que se ciñe sobre su torso, dejando asomar una clavículas perfectamente marcadas, y a los pantalones de rayas verticales blancas y negras que también parecen una segunda piel sobre sus piernas, haciéndolas parecer más largas aún, si es que eso es posible. Cielo santo, qué injusto es el mundo.
-Hola-sacudo la cabeza mientras vuelvo a la realidad, y me acerco para darle dos besos. Hoy también huele dulce, como a frutas.
-¿Vamos?-esboza una sonrisa tan amplia que puedo ver sus dientes, un poco separados, y carraspeo antes de asentir con la cabeza. Alba Reche, si vas a estar con ella durante las próximas dos horas y no quieres espantarla, vas a tener que espabilar-. Martuca, va a venir ahora Javi, ¿vale? Espero por tu bien que comas, y que descanses, y que no se te ocurra levantarte, ¿estamos?
-Sí, mamá, estamos-se burla la otra desde la cama-.¡Venga, tira!
-Eres gilipollas pero te salvas porque te quiero demasiado-Natalia corretea para darle un abrazo y de pronto parece que tiene diez años-. Portate bien.
-Y tú, ¡hasta luego, Alba!
-¡Hasta luego!
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Sempiterno || Albalia
Fanfiction"-Nat, ¿tú crees en el destino?-Alba gira su cabeza, apoyada en mis piernas, hacia mí. -¿Y esa pregunta? -No sé. ¿No la contestas? -No sé si en el destino como tal-respondo, arrastrando la manta que cubre su cuerpo hasta su hombro-. Creo que eso es...