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Esta tarde, después de mucho debatirlo como buenamente podemos a escondidas, hemos decidido al fin hablar con el jefe de Víctor para explicarle lo de las reuniones. Nos jugamos mucho, perfectamente podría decidir delatarnos al enterarse de todo lo que se está liando a escondidas del gobierno, y por eso hemos tardado varios días en tomar una decisión. Pero, finalmente, mañana mismo vamos a hablar con él y rezar por que sea tan comprensivo como lo ha sido durante todo este tiempo que ha sabido del refugio y no ha dicho nada, y como lo fue cuando nos avisó de que lo habían encontrado. Una parte de mí está convencida de que es un hombre bueno, que algo dentro de él le impide estar de acuerdo con todo lo que se está haciendo; pero otra parte está demasiado asustada por lo que podría pasar.

-Te escucho pensar desde aquí-la voz ronca de Alba vibra en su pecho, bajo mi mejilla, haciendo que me sobresalte.
-Perdón-musito.
-¿Qué pasa?-con la mano sobre mi mentón, me obliga a mirarla para analizar mis ojos y buscar una respuesta en caso de que yo no se la diera.
-Es que estoy nerviosa por mañana-le explico.
-¿Por lo de Manu?-asiento a modo de respuesta-. Va a salir bien, ya verás.
-¿Tú crees?
-Llevaba años sabiendo de la existencia del Refugio y no había dicho nada, Nat. Nos avisó de que lo habían encontrado. Yo creo que sé de qué parte está.
-Pero tampoco ha hecho nunca nada por el Refugio, se ha mantenido al margen. Igual no está tan de acuerdo con lo que hacíamos y simplemente le daba cargo de conciencia hacer algo.
-Pues ese cargo de conciencia ya es significativo, bobona.
-Eso espero-suspiro, aún incapaz de sacarme de encima todas las dudas.
-Confía en mí, ¿vale?
-Lo hago.
-¿Entonces a qué vienen estas arrugas?-me pregunta con una sonrisa trazando líneas sobre mi frente.
-Mierda, me han delatado, ¿no?
-Un poquito-hace un gesto con la mano para ilustrar sus palabras, y yo me río-. Huy, mira, pero se están yendo.
-¿Ah, sí?
-Sí, creo que es con la risa. A ver, prueba otra vez.
-¿A reírme?
-¡Claro! No querrás que se te queden las arrugas ahí para siempre, ¿no? ¡Venga!
-Albi, cariño, no sé reírme de la nada.
-Eso es un problema-afirma, exagerando su preocupación-. No sé cómo podemos arreglarlo.
-Yo tampoco-me aguanto la risa, es pavísima.
-A lo mejor...-antes de que me dé tiempo a reaccionar, se echa encima mía a hacerme cosquillas por los costados, haciéndome reír a carcajadas mientras convulsiono para sacármela de encima.
-¡Alba!-me río-¡Para, para, por favor!
-¡Mira, está funcionando!-se ríe ella, dándome unos segundos de tregua antes de volver al ataque.
-¡Alba!-vuelvo a gritar, incapaz de articular más palabras entre las carcajadas.

Esta vez me hace caso y, sin dejar de reírse, me vuelve a dar un descanso para que recupere la respiración.

-Eres la peor novia del mundo mundial-me quejo con un puchero en mis labios, pero eso solo la hace reír aún más-. ¡No te rías!

Ahora soy yo quien ataca sin piedad sus costillas, llevándome un rodillazo en el pecho y una patada en la barriga por culpa de sus espasmos al intentar evitar las cosquillas.

-¡Hala, bruta!
-Te jodes que sabes que no reacciono voluntariamente con las cosquillas-se ríe ella, tratando de recomponerse.
-Vaya puta chorrada de argumento-me río.
-¡Es verdad! Que se me mueve el cuerpo solo, que no razona-me explica con los ojos muy abiertos-. De todas formas, te lo mereces por llamarme peor novia del mundo mundial.
-¿Y pretendes que me crea que ha sido sin querer después de que me digas esto?
-Lo ha sido, te lo juro.
-Ya, ya.
-¡Oye!-me da un manotazo en el hombro.
-Ni oye ni oyo-me revuelvo en la cama, sentándome a su lado y rodeándola con las piernas-. Menos mal que te quiero, menos mal que te quiero.

Mi móvil empieza a sonar sobre la mesita de noche, y suelto un gruñido de frustración antes de cogerlo siquiera. Putos juicios y puto trabajo, joder.

-Venga, anda, no seas gruñona-se ríe Alba, tendiéndome el aparato mientras apoya su espalda en mi pecho.
-¿Tú crees que si me los cargo a todos podré dejar de trabajar?-escondo la cara entre su cuello y su mejilla, como queriendo desaparecer.
-¡Que van a colgar, idiota!-se ríe, y termino aceptándolo malhumorada.
-Agente Lacunza.

Sempiterno || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora