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Ni entrar a trabajar a las ocho de la mañana, ni que a las nueve ya nos estuvieran mandando de redada consigue deshacerse del buen humor que tengo hoy. Me levanté temprano, dejando en la cama a una Alba profundamente dormida, y desnuda. Anoche, esa conversación que tuvimos hizo que me sintiera un poco más suya. Y no en el sentido posesivo de pertenecer a alguien, sino simplemente que mi alma está mejor cuando está con ella. Yo soy mejor cuando estoy con ella. A pesar de que la conexión ya existía desde el principio, fue como cuando estás haciendo un puzzle y tienes dos piezas que encajan, sabes que van juntas, pero las has enganchado mal y, a pesar de encajar, la unión no es perfecta. Y de pronto, un apretón en el sitio adecuado hace click y las piezas se deslizan a la perfección. Algo así sentí yo anoche, cuando Alba me confesó entre sonrisas tímidas que para ella soy algo así como una chispa que no se puede apagar nunca. Y cuando, más tarde, envueltas en caricias y sudor alcanzamos juntas el orgasmo, antes de quedarnos dormidas sin pensar siquiera en vestirnos.

-Menuda sonrisa asquerosa me traes hoy-se queja Javi, dándome un codazo ahora que estamos solos entre los edificios vacíos.
-¿Qué?
-Que estás encoñadísima.
-Creo que eso se está empezando a quedar corto-confieso, con las manos en los bolsillos y la mirada fija en el suelo.
-¡Pero bueno, Lacunza! ¿Vamos a hablar de amor?
-¡No! No sé, es pronto para llamarlo así.
-¿Pero?
-Pero nunca me había sentido así, Javi. Con nadie.
-¡Ay, que se nos está enamorando!
-No te burles-me quejo, apartando de un manotazo el brazo que me echa por encima de los hombros.
-Vale, vale. Sin burlas-levanta los brazos, en señal de inocencia-. ¿Y qué es ese "así" que sientes con ella?
-Todo-suspiro, dejando de andar-. Es todo, Javi.
-Estás hasta las trancas, ¿eh?
-Mucho. Y da miedo, porque yo siento que es correspondido, pero, ¿y si soy yo la que está sintiendo mal y no es tan correspondido como creo que es? Es que no sé, a lo mejor me estoy viniendo demasiado arriba.
-Para el carro, Natinat-me frena-. ¿Sabes cuál es el único problema que tienes?
-¿Cuál?-suspiro.
-Que te autoboicoteas demasiado. Cada sentimiento positivo que te encuentras, lo rechazas con miedo a que salga mal-intento rebatirle, pero no me da tiempo a hacerlo-. No me vayas a decir que no es así porque nos conocemos desde hace ya unos añitos.
-Pero es que me asusta demasiado que las cosas no salgan bien.
-Pero si no te permites a ti misma vivirlas,¿cómo vas a saber si van a salir mal o bien?-frunzo los labios en una mueca pensativa. Odio que me tenga tan calada-. Sin ir más lejos, has estado años trabajando en algo que odiabas por miedo a lo que pudiera pasar al rechazarlo.
-Javi, es que era peligroso decir que quería dejar de ser agente. Y lo sabes.
-Ya, y es peligroso burlar a las autoridades y al gobierno, y míranos-extiende ambos brazos-. En vez de estar buscando salvajes para entregarlos estamos buscando a gente para esconderla. Nos estamos pasando nuestro trabajo y las leyes por la punta del nabo, tía.
-Bueno, yo no tengo de eso-me río.
-Es peligroso y da miedo, pero coño, ¿no te sientes mejor ahora?
-Mucho mejor.
-¿Ves? Si hubieras rechazado el ayudar en el Refugio solo porque daba miedo, ahora estarías persiguiendo a cualquier inocente para llevarle a que le encierren en una celda inhumana.
-Odio que tengas siempre la razón, lo sabes, ¿verdad?-le doy un puñetazo en el brazo que hace que se ría.
-Pues con Alba es lo mismo, Nat. Te asusta porque es nuevo, porque es peligroso y porque enamorarse es toda una aventura. Pero no por eso tienes que cerrar puertas. Déjate sentir.
-Lo estoy haciendo, de verdad.
-Ya lo sé. Además, ¿quieres mi opinión?
-Por favor.
-Yo veo a la rubia igual de loca contigo-se me escapa una sonrisa tonta-. En serio, se os ve desde fuera que os queréis de verdad. ¿O te crees que no nos damos cuenta de cómo os quedáis mirando como si la otra fuera lo más bonito que ha visto nunca?
-¿Hacemos eso?
-Demasiado-se ríe, y yo con él.
-Somos un poco insoportables-admito, con una sonrisa.
-Un poquito solo. Pero, en serio, Nat, me alegra mucho verte así de feliz y de ilusionada. Te lo mereces-me limito a responderle con una sonrisa sin dientes y un "gracias", dejándome abrazar y quejándome cuando me revuelve el pelo enérgicamente.
-Eres el mejor, aunque me hagas esto-me señalo la cabeza con un dedo.
-Lo sé. Venga, y ahora vamos a trabajar un poco, que a este ritmo Víctor nos va a echar.

Sempiterno || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora