-Ha caído-susurro con una sonrisa cuando veo a Lucas darse por vencido y entregarse por fin al sueño. Solo ha hecho falta leer el libro dos veces y empezarlo una tercera.
-Madre mía, creía que no lo lograría jamás. ¿Qué hora es?
-Tres y veinte-respondo tras comprobarlo en mi reloj.
-Dios, es tardísimo. Lo siento mucho, Nat-se lamenta, llevándose una mano a la frente.
-No seas boba. No ha sido exactamente como creía que trasnocharía-se ríe por la nariz, como intentando no hacer ruido,y yo no puedo evitar sonreír-, pero no ha estado mal.
-Eres la mejor-sentencia, buscando acariciar mi mandíbula con la yema de sus dedos.
-Viniendo de ti, me lo tomo como un gran halago. ¿Crees que se despertará si lo llevamos a la cama?-señalo con la barbilla la cabeza de Lucas, escondida en el cuello de Alba.
-Desgraciadamente, sí. Esto va para largo, Nat, deberías ir yendo a dormir, que debes estar cansadísima de la redada.
-¿Me estás echando? ¿Has rectificado con lo de que duerma contigo?-me hago la ofendida.
-Gilipollas, no es eso-sonríe. Cuando susurra, su voz suena más ronca que de costumbre, y casi echo de menos escucharla leer el estúpido cuento-. Es que últimamente Lucas tiene bastantes problemas para dormir, y desde que cae hasta que puedo moverlo con seguridad, puedo echar aquí casi otra hora más.
-Una hora aquí contigo suena ideal-respondo, llevándome una sonrisa a modo de respuesta. Y qué sonrisa.
-Confirmado, eres tontísima.
-Confirmado, te encanto.
-Confirmado, además eres una sobrada.
-Tienes suerte de tener a un crío durmiendo encima tuya porque de no ser así te mataría a cosquillas.
-Pues sí que tengo suerte, creída.Me río y estiro el brazo derecho, el que estaba descansando justo entre su cuerpo y el mío, y le doy un toque en la coronilla pidiéndole permiso para rodear su cuello. Ella lo entiende al instante e inclina la cabeza hacia delante con cuidado, dándome el espacio justo para que mi brazo baje hasta sus hombros y pueda estrechar su cuerpo contra mi costado. Le doy un beso en la frente que quizás dura más de lo socialmente normalizado, aspirando el aroma de su pelo como si fuese la última vez que fuese a olerlo. Ojalá pudiese llevar siempre encima un bote de colonia con olor a Alba Reche, para poder recordarlo a cada rato. O mejor aún, ojalá pudiese hundirme entre sus mechones cada vez que lo echase de menos, y buscar sus labios y tontear en la mesa de la cafetería. O llevármela a cenar por ahí, como en una cita.
-Me está doliendo la cabeza solo de escucharte pensar-dice Alba de pronto, sobre mi hombro-¿Qué te pasa?
-Estaba pensando... Estaba pensando en cómo sería si no tuviéramos que escondernos.
-Mmm-ronronea, como si Queen la hubiese poseído-. Sería bonito, ¿no?Yo me limito a contestar moviendo la cabeza en un gesto afirmativo. Toda la conversación que tuve con Guille justo después de la redada está volviendo a mi mente, y la preocupación está apretando el nudo que siento en el estómago. ¿Y si le da por ir a contárselo a alguien? ¿Podrían tomar algún tipo de medidas simplemente por lo que él les diga?
-¿Qué te pasa?-Alba levanta la cabeza en busca de mi mirada, porque sabe de sobra que con sus ojos puede conseguir que le cuente lo que sea.
-Verás-susurro, mordiéndome el labio inferior-. Cuando volví de la redada, antes de subir a ducharme... Guille, el tío que te arrestó a ti, ¿lo recuerdas?
-¿Te ha hecho algo?-sus ojos se tiñen de preocupación bajo las arrugas de un ceño fruncido.
-No, no. Vino a hablar conmigo, pero no me ha hecho nada, no te preocupes.
-¿Y qué quería?
-Pues... Me preguntó qué había entre nosotras.Alba se queda blanca, más que de costumbre. La preocupación no abandona su mirada, que también se tiñe de sorpresa, y de miedo. Puedo ver a través de sus ojos cómo cuenta hasta tres en un intento de tranquilizarse antes de volver a hablar.
-¿Y tú qué le has dicho?
-Que no hay nada, obviamente. Que eres mi amiga, como mi hermana-observo su semblante serio, pensativo-. ¿Crees que debería haber hecho otra cosa?
-No, no. No, Nat, eso está bien. Aunque lo de hermanas es un poco raro, ¿no?-hace una mueca y no puedo evitar reírme.
-Un poco.
-¿Pero de dónde lo ha sacado? ¿Ha visto algo? No ha podido ver nada, ¿verdad?
-No, hemos tenido mucho cuidado con eso. Como mucho nos ha podido ver, pues no sé, comiendo juntas, paseando por ahí. Pero es que eso es lo mismo que puede haberme visto hacer con Marta.
-¿Entonces?-Alba baja la voz cuando Lucas se revuelve sobre ella, buscando en sueños algo a lo que aferrarse, y termina enrollando su manita en mi camiseta.
-Pues...-me muerdo el labio, sin atreverme del todo a contárselo y sin saber cómo hacerlo- A ver, cuando te hizo eso, yo estaba cabreada.
-Nat-me mira con una ceja en alto, acusadora, como empezando a imaginarse cómo puede acabar la historia.
-No, Nat no. ¡No podía quedarme de brazos cruzados!
-¿Pero qué hiciste?-se altera, alejándose un poco de mí.
-Nada, le llamé la atención y ya está. Y le advertí que no volviera a abusar de su poder contra nadie.
-No me gusta que recurras a la violencia-se queja.
-Ni a mí que te hagan daño-le confieso, y elevo mi mano hasta su mandíbula para dibujarla una y otra vez con la yema de mis dedos.
-Pero tienes que tener cuidado-observo con media sonrisa cómo, mientras habla, cierra los ojos para concentrarse en mi contacto-. Mira, simplemente eso ya le sirvió para intuir que había algo entre nosotras. Puede ser peligroso.
-Es que no pude evitarlo-me justifico.
-La próxima vez prueba con la pasivo-agresividad. Es más divertida.
-¿Más divertida que ver al machito de turno tirado en el suelo con los huevos de corbata?
-Mira, mejor no quiero saber lo que hiciste-suspira y vuelve a abrir los ojos-¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Crees que deberíamos tener más cuidado?
-Le he estado dando vueltas, y creo que lo mejor será que no cambiemos nada. Seguir pasando juntas el mismo tiempo que ya pasábamos, ni más ni menos.
-¿Tú crees?
-Mira, si justo después de nuestra conversación, Guille nos nota más distantes, solo vamos a conseguir que sospeche más. Sin embargo, si lo tratamos con naturalidad como si no hubiera ocurrido, se terminará por aburrir.
-Eso es verdad.
-No te preocupes, ¿vale? Va a estar todo bien.
-Me preocupa más que no te metas en más movidas. Y menos aún movidas que incluyan peleas, ¿está claro?
-Lo está-estiro el cuello los pocos centímetros que nos separan para darle un beso suave, y señalo a Lucas con la barbilla según me separo-. A mí me preocupa este peque. ¿Cómo es eso de que está durmiendo mal?
-Experta en cambiar de tema la llamaban -se mofa.
-Idiota, que lo digo en serio.
-Y yo también-dice riéndose-. Pues a ver, le pasa desde que arrestaron a Jon, su padre. Si es que tiene cuatro añitos, es muy pequeño. A su madre la arrestaron poco después de que diera a luz y no volvimos a saber de ella, y desde entonces siempre dormían los tres juntos, su hermano, su padre y él. Ahora duerme con su hermano, pero no es lo mismo, ¿sabes?-yo asiento, escuchándola.
-¿Entonces todas las noches las pasas así?
-No, no todas, hacemos turnos para estas cosas.
-Yo puedo venir alguna noche-me ofrezco. No sé si porque de verdad sale de mí o si simplemente es un intento de calmar la punzada de culpabilidad que me recorre el pecho.
-¿Sí?-a Alba se le ilumina un poco la mirada, ilusionada.
-Claro. También tendré que ayudar aquí-respondo.
-Pero si tú ya ayudas, y mucho.
-Ya, pero no es lo mismo-si me dijesen que es posible, me creería perfectamente que ahora mismo mi intestino se ha enrollado sobre sí mismo y se ha convertido en un nudo gigante imposible de deshacer. Pero peor aún es cuando el nudo comienza a ascender por mi cuerpo hasta llegar a la base de mi garganta, apretando tanto que duele.
-¿Por qué no? Cada una aporta lo que puede.
-Pues porque...-hago una pausa, intentando buscar las palabras correctas, pero no lo consigo-. Alba, fui yo.
-¿Qué dices?-ella me mira, confundida y con cara de no entender nada de lo que está pasando.
-Que yo me llevé a Jon-ahora el nudo aprieta tanto que casi no me deja hablar, y cierro los ojos. Por un lado por controlar las lágrimas que amenazan con salir y por otro porque no quiero ver la decepción en su mirada-. Yo lo llevé a la Residencia.
ESTÁS LEYENDO
Sempiterno || Albalia
Fanfiction"-Nat, ¿tú crees en el destino?-Alba gira su cabeza, apoyada en mis piernas, hacia mí. -¿Y esa pregunta? -No sé. ¿No la contestas? -No sé si en el destino como tal-respondo, arrastrando la manta que cubre su cuerpo hasta su hombro-. Creo que eso es...