Jueves | 21:27

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12.03.20

[Jueves | 21:27]

Alba estaba desconectando del mundo entero viendo vídeos de gatitos y bebés cuando su hermana Marina reclamó si atención.

—Albaaaaa —asomó la cabeza por el marco de la puerta—.

—A ver si adivino ¿Te tengo que ayudar con lengua otra vez?

—Ayudar sí, pero no exactamente con eso... —entró tímida a la habitación—.

—Uy, uy, uy, esa cara. Cierra la puerta y ponte cómoda, bienvenida al consultorio Reche, ¿en qué puedo ayudarla?

—¡Qué idiota! —se sentó en la cama de su hermana—. A ver... Con David...

—Ajam... —Alba colocó sus manos entrelazadas debajo de su mentón para hacerse la interesante—.

—Que queremos... Lo que tú sabes... —no se atrevía a terminar de decir la palabra. Era una chica muy atrevida, pero cuando llegaba la hora de la verdad y tenía miedo, se volvía pequeñita—.

—Follar, queréis follar —acortó Alba su agonía—.

—Shhhhh, a ver si te va a escuchar mamá.

—Mamá sabe perfectamente que estamos en la edad de follar. En el viaje de fin de curso en cuarto, me encontré una caja de condones enterita en mi maleta, así por sorpresa. UNA CAJA ENTERA. Eso rodeada de adolescentes en un hotel sin padres es peor que abrir un paquete de chicles en medio de clase. Prepárate porque a ti también te la va a poner.

—¿Va en serio? —puso cara de susto—.

—Totalmente. Todavía tengo la caja medio llena.

—Bueno, ahora que no la vas a usar tú... —dejó caer—.

—Toda tuya. Pero antes cuenta. ¿Habéis hablado algo?

—A ver... Sí y no. Ya sabes que David es muy tímido. Lo hemos insinuado.

—Vale... Eso quiere decir que si os quedáis a solas podría surgir, ¿no?

—Sí...

—Pues no se hable más. La semana que viene la casa para vosotros un día. Pero procura que sea prontito que mamá últimamente llega antes de la hora.

—Esa es mi hermana —la abrazó en señar de agradecimiento—. Y...

—Y quieres consejos imagino.

—Tengo muchas ganas pero estoy un poco cagada.

—Es normal. Lo importante es que los dos tengáis ganas en ese momento. Si él de reprente no quiere, no lo fuerces, al igual que si tú no quieres, se para el chiringuito —se lo dejó claro—.

—Entendido.

—Segundo. Grábate a fuego que la primera vez es un poco mierda. La moto que te han vendido de que todo es maravilloso, luces de colores, fuegos artificales y un manto de nubes de algodón, es mentira —gesticuló con sus brazos—. Vais a estar los dos nerviosos y vais a ser torpes. Ya habrá momentos para que lo hagáis mejor.

—Me lo temía, qué desilusión —se desinfló un poquito—.

—Tercero. Lo que hayas visto en el porno, olvídalo. Nada que ver con la realidad.

—Joder, pues mucho mejor. Cada vez que intento ver una porno termino asqueada.

—Normal. Si en la mayoría de películas la mujer no disfruta. Otra cosa más. No debería de doler, pero si te duele un poco, mejor que pares o id más lento.

—Vale... ¿Y alguna instrucción en especial? ¿Por dónde empiezo?

—Por donde quieras. No hay normas. La única regla es que los dos os lo paséis bien. Eso va surgiendo solo.

—Joder, qué difícil. Es que me da cosa hacer algo que no debería y quedar como una rara o algo así.

—Ese miedo que tienes tú, lo tiene él también, te lo aseguro. Dejaros llevar. Y si váis a mirar algún video porno para inspiraros... que sea uno casero, de verdad.

—JAJAJAJAJA, lo capto.

—Ah, y por supuesto. Condón. Me da igual que diga que le aprieta y mierdas. Si no se lo pone se acabó el juego.

—Conociéndolo, me va a hacer caso en todo. Por eso no te preocupes, hermanita, que he sacado el caracter cabezón de mamá.

—Y el último consejo que te doy. El sexo no es solo meter y sacar un pene. No vayáis directos a eso. Acariciaos, besaros otras partes del cuerpo. La cara interna de los muslos por ejemplo, el cuello, el pecho... Y si acaba él antes que tú, se lo dices y que se encargue de darte tu parte —la señaló advirtiéndola de que no se quedara con las ganas—.

—Nunca me había imaginado que iba a estar hablando de esto con tanto detalle contigo, qué vergüenza...

—¡Y más que lo vamos a hacer! Esto es solo el principio —carcajeó—. Ahora te doy yo consejos, pero en un tiempo igual eres tú la que me los tiene que dar a mí.

—¿Cómo fue tu primera vez?

—Pues fue con un chico y con 15 años también. En su casa. Un desastre. Los dos torpes. Fuimos directos al asunto, casi sin acariciarnos antes ni nada. Y para colmo allí acabó solo él, yo no sentí NADA —alzó los brazos para remarcar su mensaje—. Y no me treví a decirle nada, mal por mi parte. Aprende de mis errores, Marina.

—Ese chico tiene un lugar en el infierno por haberte dejado a medias. —carcajearon ambas—. ¿Te dolió?

—Al principió era una sensación rara, pero no dolió. Si estás bien lubricada no tiene por qué doler.

—¿Y luego mirasteis si el condón estaba roto?

—Claro, eso siempre. Mejor llevarte el susto en ese momento que tres meses más tarde. ¿Es su primera vez también?

—Sí. Me ha dicho que incluso soy su primer beso de verdad.

—¡HALA! Eso sí que no me lo esperaba. Pero mejor para ti, estáis en igualdad de condiciones.

—Ya... Gracias por los consejos. Te seguiré informando —le dió un largo beso en la mejilla a modo de agradecimiento—. Por cierto, ¿la macarra? ¿Habéis hablado ya?

—Sí, ayer. Hemos quedado en seguir viéndonos y eso.

—"Y eso" significa comeros toda la boca y lo que surja, imagino.

—Imaginas muy bien —le guiñó un ojo—. El sábado viene otra vez. Pero mamá va a estar por casa, así que poco se podrá hacer.

—Con la puerta cerrada, haced poquito ruido...

—Quita, quita, que vergüenza —sacudió la cabeza para quitarse la idea de liarse con Natalia con su madre y su hermana paseando por casa—.

A Alba le encantó tener aquella conversación con Marina. Adoraba tener ese papel protector y consejero con su hermana pequeña. Era señal de que estaban creciendo y madurando. Tras aquella charla, sintió que se había fortalecido la relación que tenían como hermanas.



SKAM AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora