Viernes | 14:29

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06.03.20

[Viernes | 14:29]

Natalia llegó a casa después de una larga y aburrida jornada de seis horas en el instituto. Estaba deseando llegar para aferrarse a su guitarra hasta que llegase la hora a la que había quedado con María y Marta para pasar la tarde.

—¡Ya estoy en casa! ¿Elena, ya estás por aquí? —dijo recorriendo el pasillo que la llevaba al salón pero no se encontró a la persona que esperaba—. ¿Mamá? ¿qué haces aquí tan pronto? —se quedó extrañana con la boca abierta, habitualmente llegaba a las seis de la tarde—.

—Hola, cariño —la saludo apenada—. ¿Cómo ha ido el día?

—Igual que siempre. ¿Pero por qué estás ya aquí?

—Pues... Me han echado de la empresa hoy —a Natalia se le cayó el alma al suelo al escuchar aquello. No estaban pasando por su mejor situació económica, así que esa noticia iba a ser un jarrón de agua fría para todos—.

—Joder... ¿por qué?

—¿Por qué va a ser cariño? Habrán encontrado a otra persona que trabaje por menos dinero. Es injusto, pero la vida es así —suspiró resignada. A Natalia le costaba verla así. Su madre siempre se mostraba fuerte ante las adversidades, pero esta vez la vio frágil. No le gustaba, pero las madres también tienen derecho a derrumbarse—.

—Joder... ¿Se lo has dicho ya a papá?

—No he querido llamarlo, no quiero preocuparlo. Los viernes tiene mucho trabajo.

—Lo siento, mamá —dejó su mochila a un lado y fue directa al sofá para abrazarla—.

—No te preocupes —le dio un beso en la cabeza—. Si ya estaba cansada de ese trabajo. Ya tenía ganas de cambiar —trató de quitarle importancia al ver la preocupación de su madre—.

—Ya, pero la cosa está difícil. Si no encuentras nada...

—Algo surgirá. Además, papá y yo tenemos unos pocos ahorrillos. Habrá que apretarse un poco más el cinturón, pero vamos a estar bien —le sonrió para hacerle ver que todo estaba bien—.

—Mamá, yo puedo buscar trabajo.

—No, Natalia —la cortó—. Esa es mi labor y la de tu padre. Tú ahora céntrate en estudiar para conseguir una beca el año que viene.

—Vale...

—¿Cómo te van las clases? Últimamente no te he preguntado —cambió de tema para que su hija dejase de estar apenada—.

—Bien. Un poco agobiada con los exámenes. Pero una amiga me está ayudando a estudiar —hizo referencia a Alba y le salió una sonrisa—.

—¿La niña que estuvo el otro día en casa? —Natalia asintió—. La noté un poco rara, ¿se encontraba bien?

—Le dió un mareo, pero nada de lo que preocuparse —dijo de carrerilla sin darle mucha importancia para que no la pillase—.

—Tenías que habérmelo dicho, la hubiese llevado en coche a casa al menos.

—Da igual, le apetecía tomar el aire conmigo.

—¿Y cómo es que la has traído a casa? —preguntó con suspicacia—. Tiene que ser muy buena amiga tuya. Tú y tus hermanos casi no traéis a nadie a casa...

—Sí... Es que nos entendemos muy bien. No sé, me cae muy bien —apartó nerviosa la mirada y se ruborizó—.

—Sí, sí. Te cae muy bien tu amiga. Ni que no conociera yo bien a mi hija. Ya me contarás como te va con tu "amiga" —hizo el gesto de las comillas con ambas manos—.

—Ay, mamá... —se mordió el labio para aguartarse la sonrisa—.

—Ya decía yo que últimamente estabas más sonriente. ¿Es por eso que llegas tarde a casa después de la academia?

Natalia notó como toda la sangre que se había concentrado en su cara se fue directamente al corazón que comenzó a bombear a mil por hora. Se agarró ambas manos para evitar que se notase cómo le temblaban. No podía permitirse que su madre se enterase de la verdadera razón por la que llegaba tarde siempre. Si se enteraba de que vendía droga, a parte de estar metida en un buen lío, te aterrorizaba la idea de decepcionar a sus padres.

—Eh... Sí, mamá, es por eso —decidió simplemente seguirle el rollo a su madre—.

—Ay, pillina —le dió en apretón en el muslo—. Venga, ayúdame a poner la mesa que la comida ya está casi hecha y tus hermanos tienen que llegar ya mismo.

Con demasiadas sensaciones en el cuerpo en muy poco tiempo, decidió cancelar los planes con sus amigas esa tarde. Después del jarrón de agua fría con la noticia de su madre, no tenía cuerpo para ver a nadie.





SKAM AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora