Sábado | 18:55

2.8K 146 5
                                    

22.02.20

[Sábado | 18:55]

—¡Ya no puedo maaaaaas! —gritó Natalia que no le cabía ni una coma más de información en el cerebro—.

—¿Ya estás cansada? Todavía es pronto.

—Llevamos 4 horas estudiando, es un montón. ¿Por qué no hacemos otra cosa?

—¿Qué propones? —preguntó cerrando el libro—.

—Que me enseñes tus dibujos, por ejemplo —le recordó—.

—Si tú me enseñas cómo cantas.

—Vaaaale. Pero me da vergüenza cantar aquí. Te pongo uno de los vídeos que subo a insta o un audio.

—¡Venga ya! No vale. Tú vas a ver mis dibujos en directo, no es lo mismo —se quejó—.

—Es que yo toco con la guitarra normalmente, y aquí no hay ninguna guitarra.

—Pues acapella.

—No quiero. Un día te vienes a mi casa y te canto con la guitarra —le propuso—.

—¿En serio?

—Claro.

—¿Y me dejas probar lo otro también? —volvió a insistir en aquella cuestión—.

—¡Que no! Pesada. Va, venga. Enséñame un dibujo.

Alba se levantó de su cama y sacó un cuaderno de uno de sus cajones para luego sentarse al lado de Natalia sobre la alfombra en el suelo del cuarto de Alba.

—Mira, este es uno de mis cuadernos —le cedió la libreta—. Lo empecé a usar hace un par de meses.

Natalia empezó a observar uno por uno con detenimiento cada uno de los dibujos que contenían aquel cuaderno. Alba había dibujado a lapiz de todo un poco, era su cuaderno de dibujo libre, ese en el que dibujaba cualquier cosa que se le pasase por la cabeza, ya fuesen dibujos terminados o bocetos rápidos: paisajes, edificios, gatos, retratos, ojos, ventanales, mandalas... Natalia se detuvo en el que más le había llamado la atención hasta ese momento. El cuerpo totalmente desnudo, sin censura, de una mujer sin rostro en una pose un tanto sugerente.

—Joder, tía. Molan un montón. Y este de aquí... —hizo alusión al dibujo que se había detenido a observar—.

—¿Te pone nerviosa? —intentó picarla—.

—No, me gusta mucho. Mi favorito de todos los que he visto —la miró con sinceridad—. Tienes talentazo, tía. Son todos preciosos.

—Gracias —se sonrojó ante el halago—. El último de todos es el que había hecho para ti —le contó pasando las hojas del cuaderno—. Este de aquí —le mostró una ilustración de una bailarina de ballet—. Ya sé que es muy cliché una bailarina, pero como te gusta mucho el baile, pues es lo primero que se me ha ocurrido. Pero si te gusta el de la mujer desnuda, te lo puedes quedar también.

—¿En serio me dejas dos? —preguntó sorprendida—.

—Claro. Espera que arranco las hojas del block y te los pongo en una funda, así no se estropean —se levantó con el block en busca de una funda—.

—¿Me los firmas?

A Alba eso le caló hondo. No solo le había expresado con sinceridad que le gustaban mucho sus dibujos, sino que además quería que los dibujos que se iba a llevar llevasen su firma.

Por su parte, a Natalia le gustó mucho que no le diese un un dibujo que ya tenía hecho sin más. Verdaderamente se había tomado el tiempo de hacerle un dibujo para ella. Y, además, había pensado en algo que le gustaba a ella.

SKAM AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora