SKAM Albalia

Miércoles | 20:27

18.03.20

[Miércoles | 20:27]

Alba se pasó la tarde estudiando en la biblioteca pública. Le había prometido a su hermana que le iba a dejar la casa sola para estar con David. Y la verdad que así podía concentrarse más, sin tener la tentación de coger alguno de sus cuadernos de dibujo. Aunque, ¿a quién quería engañar? Hiciese lo que hiciese no podía concentrarse al cien por cien si todavía le daba vueltas a la cabeza con lo que había hecho Natalia. Volvió a casa a la hora que había acordado con Marina y se lanzó directa a buscarla para preguntarle cómo le había ido.

—¡Estoy en casa! ¡Si alguien no está visible que se ponga los calzoncillos! —gritó desde el palsillo para vacilarla—.

—Estoy visible —gritó desde su cuarto—.

—¿Ya se ha ido?

—Sí, hace un rato.

—¿Y...? ¿Qué tal? ¿Quieres hablarlo? —Alba se sentó en su cama—.

—Pues...

—Si no estás dando saltitos de alegría es que tan bien como esperabas no ha ido.

—Pues no, ha ido regulín. Mal —terminó por decir con un poco de preocupación—.

—¿Por? Si te ha hecho algo lo mato —su gesto fue duro. Por su hermana se enfrentaría a un ejército entero ella sola—.

—No, para nada —negó con la cabeza—. Es que precisamente ese es el problema. No hemos hecho nada.

—¿No teníais ganas? ¿O estábais muy nerviosos? —ablandó el gesto—.

—Ganas teníamos, los dos. Todo iba bien pero...

—Pero...

—Aquello no funcionaba —murmuró—.

—¿Cómo que no funcionaba?

—Que el pajarito no emprendía el vuelo —soltó de corrido. Alba le había dado la confianza de hablar con ella lo que quisiese, pero aún así a veces le ganaba la vergüenza—.

—Oh... Vale —consiguió articular Alba con la boca entreabierta. Era lo último que se esperaba—. Ya lo pillo. ¿Y qué habéis hecho?

—Nada. Se intentó pero no se pudo.

—Vale... —buscó las mejores palabras para ayudar a su hermana. Eso de ser su consejera le estaba encantando—. A ver, es difícil que te pase eso la primera vez porque no sabes gestionarlo. Pero también es normal. A lo mejor estaba muy nervioso.

—Eso me ha dicho. También me dijo que a veces le pasa —se encogió de hombros—.

—Entonces, igual tiene un problemilla con eso.

—Imagino, no me ha dicho mucho más, pero ha sido un poco decepción.

—¿Qué te dije yo? La primera vez siempre es un poco mierda, pero no tienes por qué estar decepcionada. Habéis compartido un momento íntimo, y eso es lo importante. Que el pajarito no haya emprendido el vuelo, es lo de menos.

—Ya, pero aún así... Me sentí mal por él, porque estaba rayado, y mal por mí porque no sé si lo estaba haciendo mal o qué.

—Ya te dije que no hay una manera correcta. Lo mejor es que lo habléis bien. A él no le hagas sentir mal o inútil, porque no lo hace apropósito, tiene un problema. Y tú no sientas que estás haciendo las cosas mal o que eres poca cosa. Quedad en mantener relaciones sin penetración, y si un día surge y se puede, pues lo hacéis. En la cama se puede hacer de todo, la cosa es ponerse creativos.

—¿No has pensado en estudiar sexología? Porque hablas como una profesional.

—Es que me informo mucho, hermanita. Y porque me he visto las dos temporadas de Sex Education en Netflix, también —rieron ambas—.

—¿A ti nunca te ha pasado?

—A ver, una vez me costó un poco más con un chico, pero al final se pudo. Y la verdad que tengo más experiencia con chicas. Bueno, con una chica, así que... Tampoco me uses de referencia.

—¿Con Natalia? —la miró con picardía—.

—Con Natalia cero patatero. Además, ahora ni nos hablamos —hizo una mueca de indiferencia—.

—¿Estáis peleadas o algo así?

—Más o menos... Da igual, eso no importa ahora —escucharon la puerta principal abrirse de nuevo, avisándoles de que su madre ya había vuelto—. Habladlo bien y si os supone un problema, que pida ayuda —susurró para que su madre no las escuchase—.

—Tomo nota. Gracias, Alba. Y ya me contarás qué es lo que te pasa con la macarra.

—Ya te contaré. Ahora no, que está mamá. Vamos a ayudarla con la cena.