Sábado | 23:05

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11.04.20

[Sábado | 23:05]

Continuaban con el botellón, quizás con los ánimos un poco más bajos por que lo había sucedido hace un rato. Especialmente Natalia y Alba, que se habían metido en su burbuja ignorando un poco lo que estaba pasando en su grupo de amigos, abrazandose la una a la otra en silencio.

—Al final tus amigos y los míos han encajado a la perfección. Julia se lleva de diez con María —le susurró Alba a Natalia, que afianzó el agarre sorprendida después de llevar tantos minutos en silencio. Julia y María llevaban ya un rato hablando efusivamente, no sabía muy bien de qué, pero aquella unión le encantó—.

—Quién lo iba a decir. Las empollonas y las macarras unidas. Mira, mira —llamó su atención—. Álvaro y Sabela están a punto de besarse.

—Por lo menos algo que sale bien esta noche —Alba los observó mientras se besaban tímidamente con una sonrisa apenada, contenta por su amiga, que siempre se quejaba de que solo se le acercaban babosos. Álvaro le parecía un partidazo para su amiga—.

—¿Sigues mal por lo de antes? —le preguntó Natalia, fastidiada porque se suponía que iba a ser un día divertido y al final se había truncado un poco—.

—Sí. El pobre Pablo se ha llevado una hostia gratuita. Nos lo estábamos pasando bien y nos ha cortado todo el rollo. Me pregunto si va a ser siempre así. Si vamos a tener que lidiar con algún imbécil todo el rato.

—¿Qué son esas caras largas? —les preguntó Marta, que las vio algo alicaídas, sobresaltándolas—.

—¡Que lo de antes no ha sido nada! —intervino Pablo al darse cuenta—. Nos lo estamos pasando bien y ha triunfado el amor —hizo referencia a Sabela y Álvaro, que seguíam metidos en su burbuja besándose, ajenos a lo que estaba sucediendo a su alrededor—.

—¡Sabela hoy moja! —gritó María para hacer la gracieta y levantar un poco los ánimos—.

—Joder, qué manera de cortar el rollo, de verdad, Mari —se quejó Sabela enfadada y roja como un tomate apartándose de Álvaro—.

—¡Oye! Se me había olvidado. ¿Probaste lo que compraste ayer? —ls miró con picardía Julia—.

—¿De qué estamos hablando? —se extrañó María que no entendía a que se referían—.

—Ayer fuimos a un sex shop y Sabela compró un lubricante que vibra —les explicó Julia—.

—¿Pero eso existe? Cuánto ha avanzado la ciencia —se quedó boquiabierta Marta—.

—Y nosotras que no salimos de los condones de sabores, Marta. Las empollonas se nos están adelantando —bromeó—. La semana que viene vamos nosotras. ¿Recomiendas esa cosa?

—La octava maravilla del mundo —Sabela le siguió el rollo a María—.

—¿Tú has comprado algo? —le preguntó susurrando a Alba para que solo ella pudiese escucharlo. Asintió haciéndose la interesante—. ¿El qué?

—Sorpresa... Ya lo descubriras —Natalia se sonrojó, pensando en las mil y una cosas que podría haber comprado Alba, que tenía bastante más experiencia que ella en aquel tema. No sabía si estar emocionada o asustada—.

—¡Venga! ¡Que no decaiga la noche! A seguir bebiendo y metiéndose mano, que todavía es pronto —volvió a animar María al grupo—. ¡Pablo, ponte a hacer otro cubata para a la de ya que vamos a jugar al yo nunca!

¿Se les había quedado mal cuerpo por lo que había pasado? Evidentemente. Pero se sentían afortunadas de tener unos amigos que valían oro y que se habían unido para hacer todo lo posible por levantarles el ánimo aquella noche.

SKAM AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora