SKAM Albalia

Jueves | 19:32

14.05.20

[Jueves | 19:32]

Las chicas se fueron directo a casa de Alba al salir de la academia. Como habían decidido ayer, hoy le comentarían el problema de Natalia a Rafi. Y, aunque habían acordado no decir que era ella misma la que tenía el problema, estaba realmente nerviosa e inquieta. Estaban en la mesa de la cocina merendando mientras Rafi ordenaba la estancia, y Natalia no podía parar de moverse en su asiento.

—Nat, ¿sabes que mi madre se ha apuntado a Meetic? —Alba llevaba un rato hablando de banalidades para preparar el terreo y, sobre todo, para relajar a su chica—.

—¿En serio? —se sorprendió Natalia—. ¿Ya has encontrado a alguien?

—A ningún pretendiente todavía —rio Alba, que casi se le sale la leche que estaba bebiendo por la nariz al escuchar cómo había llamado a lo que la juventud llama "un ligue"—. Pero he hecho una amiga —Natalia y Alba se miraron pensando exactamente lo mismo—.

—¿Solo una amiga, mamá? —movió las cejas con picardía Alba—.

—¡Oye! ¿Qué insinuas? Tu madre es heterosexual de toda la vida.

—Hay muchas personas que se dan cuenta de que son bisexuales cuando ya son mayores —aportó Natalia—. Incluso casadas y con hijos.

—Qué listas me han salido estas niñas. Pero ya os aseguro que solo es una amiga.

—Vale, vale. Te creemos, mamá. Pero no pasa nada si fuese una pretendienta en vez de un pretendiente.

—No me líes —Rafi le dio un tortazo a su hija con el trapo de la cocina—. Natalia, por cierto, dile a tu madre que esta semana me paso por la tienda a compar un par de cosas.

—Eso está hecho, luego le digo. Ella me ha dicho que tiene ganas de salir un día a tomar un café o algo contigo.

—Yo también. Mira, sabes qué, luego la llamo yo.

—Hablando de salir. El sábado vamos a salir por la noche, mamá.

—Te voy a dejar solo porque la madre de Natalia me ha dado la confianza suficiente y me ha asegurado que Natalia es responsable. Así que, tú —señaló a Natalia—, más te vale que Alba vuelva enterita. Puedes quedarte a dormir aquí, así volvéis juntas.

—Confía en mí, Rafi. Te prometo que nunca la he liado. Soy como la mami del grupo.

Rafi le dio la espalda a las chicas para terminar de recoger las migas desperdigadas en la encimera y Alba aprovechó para hacerle un gesto a Natalia para animarla a hablar con su madre, a lo que Natalia respondió encogiéndose en su silla muerta del miedo. Así que fue Alba la que tomó la iniciativa. Carraspeó para aclararse la voz.

—Mamá, el otro día Nat y yo estábamos viendo una serie y nos surgió una duda, a ver si tú nos la puedes resolver.

—A ver, contadme —soltó el trapo y se apoyó en la encimera para atenderlas—.

—En la serie una chica vendía droga. Marihuana. Ella lo dejó porque ya no quería hacer eso más, pero unos meses más tarde su camello la obligó a volver a vender.

—Continúa...

—Pues la chica siguió vendiendo porque la obligaban. Pero ella no quiere. Y ahí se quedó el capítulo. Entonces la chica no sabe si decírselo a la policía, porque tiene miedo de que ella también puede acabar en la cárcel. ¿Crees que eso pasaría?

—Bueno, depende de muchos factores. En España tener drogas en tu poder ya es delito. Excusarse con que es para consumo propio, aquí no sirve. Pero la condena depende de si son drogas blandas o drogas duras, la cantidad con la que pillen a esa persona en ese momento, si tiene antecedentes... Pero imagino que esa serie que habéis visto es norteamericana, el derecho allí funciona distinto a aquí.