23.03.20
[Lunes | 18:51]
Natalia no paraba de dar vueltas en su habitación, inquieta y angustiada porque su madre aún parecía enfadada con ella. No podía aguantar mucho más esa situación, siempre había tenido muy buena relación con ella, le contaba sus inquietudes, la ayudaba, se gastaban bromas, cantaban juntas... Así que decidió a ir a su habitación a hablar con ella y disculparse debidamente.
—Mamá, ¿estás mirando en infojobs otra vez? —su madre apartó la mirada un segundo del ordenador para mirarla—.
—Sí, hija, sí —respondió con seriedad—.
—¿No encuentras nada? —cerró la puerta de la habitación se sentó en la cama para que no se le notase cómo le tembliqueaban las piernas de los nervios—.
—Poca cosa —volvió a responder seca, sin apartaba la mirada de la pantalla del ordenador—.
Como vio que su madre no estaba por la labor se entablar una conversación banal, fue directo al grano.
—Mamá... Lo siento —su madre suspiró y se giró hacia ella—.
—¿Quieres contarme con más calma hoy cómo llegaste a hacer eso?
—Un tío que conocí en una quedada me lo ofreció... Iba a decir que no, pero papá y tú siempre hablábais de que nos faltaba dinero, y no me pareció tan mala idea.
—Pues ya te digo yo que es una pésima idea, Natalia —se cruzó de brazos—.
—Lo sé, ahora me doy cuenta. Pero de verdad que eso que encontraste era lo último que me quedaba. Ya lo había dejado.
—Más te vale. Como me entere de que vuelves a hacer algo así, porque me enteraré —le advirtió levantando el dedo, pero empleando un tono mucho más amable y cariñoso—, no tienes Madrid pa' correr.
—Prometido, no voy a volver a hacer algo así.
—¿Cuánto tiempo llevas haciéndolo?
—No mucho... —se pensó un par de veces si decirle que llevaba ya casi tres meses, pero prefirió acortarlo para no preocuparla más—. Un mes.
—¿Te ha visto alguien?
—No, nunca —volvió a omitir información, Alba sí que la había pillado—.
—Eso espero. Seremos pobres pero en este barrio se nos quiere mucho, no te lo vayas a cargar por relacionarte con esa gente. Además, podría haber sido muy peligroso. Empiezan diciéndote de vender solo maría y acabas vendiendo vete tú a saber qué. Te podrían haber hasta amenazado con denunciarte.
—Nunca lo pensé —agachó la cabeza arrepentida de nunca haber pensado en esa consecuencia—.
—Y por favor, corta cualquier lazo con esa gente y si tienes el más mínimo problema, me lo cuentas —Natalia asintió efusivamente, aliviada al ver que su madre suavizaba su seriedad a cada minuto que pasaba—. No te vuelvas a preocupar por el dinero que en peores nos hemos visto. Nosotros te hemos enseñado a ser honrada, hay otras maneras de ganar dinero. Nunca recurras a eso.
—Trato.
—A papá no le he dicho nada, así que delante de él hazte la loca. Si se llega a enterar le da un síncope.
—Soy experta en hacerme la sueca —bromeó—.
—No, si ya te veo, un mes entero escondiéndolo. ¿Estás segura de que no la fumas?
—Cien por cien, no lo he probado nunca.
—Eso no te lo crees ni tú, que yo también he sido joven. Cada día cuando llegues a casa te quiero ver las pupilas.
—Cachéame todo lo que quieras —levantó las manos en señal de inocencia—. Oye... Y el castigo... —tanteó a ver si se lo rebajaba un poquito—.
—Sigues castigada por su puesto. En esta casa no quiero oír ni un acorde durante un mes. Y al salir de clase, directa a casa.
—Joder...
—Esa boca.
—¿Ni si quiera un ratito después de clases de baile? —puso su mejor cara de pena para ablandar a su madre—.
—¿Por?
—Porque al salir me quedo hablando con una amiga.
—¿Una amiga? ¿La misma amiga que estaba mareada aquel día que vino a casa? Oye... —frunció el seño recordando aquel día—. ¿No me digas que estaba mareada porque fumó en esta casa?
—¡NO! Te juro que no. Es que le bajó la regla y siempre se pone muy mal —volvió a mentir. Le estaba saliendo muy bien la jugada como para fastidiarlo en último momento—.
—Más te vale que sea eso. Bueno, ¿esa es tu amiga? ¿O tu "amiga"? —hizo el gesto de las comillas con sus dedos—.
—Lo segundo... —se sonrojó—.
—Qué remedio. Puedes quedar con ella después de clases de baile. Pero que no se te haga de noche al volver.
—¡TRATO! Te quiero, mamá —se abalanzó contra ella para dejarle un beso y un abrazo de reconciliación—.
—Ya, ya, pelota.
—¿Quieres que te ayude a buscar ofertas?
—A ver, échame una mano, que tú tienes más maña con la tecnología.
Natalia se pasó el resto de la tarde ayudando a su madre a buscar ofertas de empleo, eufórica por haber recuperado, por fin, la confianza con su madre después de un fin de semana agónico.

ESTÁS LEYENDO
SKAM Albalia
FanfictionAlba, alumna aplicada, y Natalia, "chica mala" de manual. Dos polos totalmente opuestos, con más cosas en común de las que creen, que estudian en el mismo instituto. Fic siguiendo el formato de SKAM.