Viernes | 10:50

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22.05.20

[Viernes | 10:50]

Último examen. Último día de clase para los de segundo de bachillerato. Y último día que iban a pasar en ese patio de recreo en toda su vida. Para la ocasión, se había reunido el grupo al completo en el punto ciego del patio para poder terminar de organizar la fiesta de fin de curso.

—No me creo yo que vaya a pisar el punto ciego del patio el último día de clase —dijo Julia ilusionada por conocer ese lugar por fin—.

—Sois invitadas de honor, os lo habéis ganado —las invitó Marta a pasar—.

—¿Eso de ahí son colillas? —preguntó Sabels asqueada, que no soportabs el tabaco—.

—Hombre claro. ¿Para qué crees que se usa un punto ciego?

—Pa' fo... —Natalia le dio un fuerte golpe impidiéndole acabar su frase—.

—No seas bruta, Mari.

—Jodía, que fuerza tienes —se frotó el brazo dolorido—.

—Bueno, al lío —dio Julia dos palmadas—. Mañana. Fiesta. Locurote con todos las clases de bachiller.

—Sigo sin entender cómo has sido capaz de organizar una fiesta entera con local y todo tú solita —dijo Alba sorprendida—.

—Soy una chica de recursos. Pero me quedan detalles por pulir. Por que this is Spain y siempre se dejan cosas para última hora. Así que necesito de vuestra ayuda.

—Si necesitas alcohol pregúntame a mí que soy la experta —levantó María la mano como si fuese la mejor alumna de la clase—.

—De alcohol estamos cubiertas que lo pone todito el bar. Pero se nos ha caído el DJ a última hora.

—¡Para eso también tengo solución!

Aprovechando que todas estaban atentas a lo que contaba María, Natalia habló en voz baja con Marta, dejando de prestar atención a lo qje decían las chicas.

—Marta, necesito tu ayuda —le susurró sin llamar la atención de las demás—.

—¿A mí para qué?

—Es una sorpresa. Necesito que me acompañes hoy a un sitio.

—Lo sabía —chasqueó los dedos como si hubiese descubierto su mayor secreto—. En realidad estás enamorada de mí y te vas a declarar.

—No, gilipollas.

—Pues dime que es o no te acompaño.

—Es para Alba. Luego te cuento.

—Ay, que estás más encoñada que yo de mi Paco —la chinchó dándole codazos co picardía—.

—¡Nat! —gritó Alba por enésima vez —.

—¿Qué pasa? —la miró asustada pensando que había escuchado lo que le decía a Marta—.

—Que te estamos hablando. No te enteras.

—¿Que estáis cuchicheando? —la miróncon sospecha Alba—.

—¡Nada!

—Decíamos que si puedes tocar mañana en la fiesta, Natalia

—¿QUÉ? ¿Delante de todo el insti? Ni de coña —negó en rotundo—.

—Venga yaaaa. Pero si ya tocaste en el bar delante de un montón de desconocidos.

—Pues porque eran desconocidos, Mari.

—Jo, venga, Nat —Alba usó la voz más dulce que tenía en su registro para convencerla—. Si los vas a dejar a todos atontados. A mí me hace mucha ilusión —puso un pucherito para que cediera—.

—Eso es, Alba. Chantaje emocional.

—Bueno, ya veré —chasqueó la lengua sin más remedio porque no podía negarse a la carita de pena de su chica—. No prometo nada. Pero no me voy a pasar la noche tocando.

—Que no, que no. Solo un par se canciones. El resto de la noche pincha Pablo.

—¿Pablo va a ser nuestro DJ? —frunció el ceño—. Madre mía la nochecita que vamos a tener.

—Lo he dicho hace dos minutos. Pero como estabas cuchicheando no te has enterado. Y no te metas con mi Pablo que es muy buen DJ.

—Vale, vale —levantó las manos en son de paz—.

—Pues todo resuelto —levantó las manos victoriosa Julia—. Luego te hablo para pagarle a Pablo y todo eso.

—Chicas —llamó la atención de todas Sabela—. ¿os habéis enterado de que ayer arrestaron a un chico del barrio? Están pasando un vídeo por whatsapp. Mirad.

Natalia se quedó tiesa en el sitio al escuchar aquello. Sabía perfectamente que se trataba de Mikel y que lo hanían pillado gracias al chivatazo que había dado la madre de Alba. Pero, comonle había dicho la Rafi, no iba decir nada. Tampoco le apetecía que otras dos personas más se enterasen de lo que hacía. Se limitó a escuchar lo que decía el resto.

Alba y Natalia se miraron disimuladamente, diciéndose con la mirada que debían mantenerse al margen. Y María y Marta por su puesto también sabían que se refería a Mikel, pero la última noticia que habían recibido era que ya había dejado en paz a la morena, por lo que no le dieron mucha más importancia.

—Siiii —respondió com efusividad Julia—, escuché las sirenas desde mi casa. Medio barrio asomado para enterarse de quién era.

—Era el camello del barrio —les informó Marta—.

—Eso me han dicho. Se rumorea que le han pillado de todo en su piso. Y nosotros sin enterarnos.

—¿En serio? Yo pensaba que iba solo con maría. Que fuerte.

—Y que lo digas. La vecina del quinto le ha dicho a mi madre que siempre usaba a menores para vender.

Al escuchar aquello, Natalia terminó de tensarse y prefirió no escuchar más.

—Yo voy al baño —anunció Natalia—. Ahora vengo.

Natalia echó a andar y Alba la alcanzó a los pocos pasos.

—Nat. ¿Te has puesto nerviosa? —le preguntó preocupada al ver que se había marchado de golpe—.

—Un poquito —suspiró—. No quiero que nadie se entere de que yo vendía para él. No quiero más problemas.

—Nadie va a decir nada —le acarició la mano para tranquilizarla—. No te preocupes por problemas que aún no tienes. Y ya sabes que cualquier cosa que pase, mi madre te va a ayudar.

—Lo sé —acercó a la rubia a su pecho para poder abrazarla—.

—¿Y ahora me cuentas ese secretito que estabas cuchicheando con Marta?—intentó indagar ahora con la cara hundida en su pecho—.

—Eres una vieja al visillo. Cotilla.

—Venga, Naaaaaat —chasqueó la lengua—. Cuéntameeee.

—Es un secreto —rio—. Ya lo descubrirás.

—No valeeeeee.

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Mañana se vienen los últimos capis 💕

SKAM AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora