SKAM Albalia

Sábado | 16:16

25.04.20

[Sábado | 16:16]

Estaban disfrutando del sábado en mitad de la naturalera. Nada más llegar, jugaron al volleyball, todos contra Marina porque era la única que dominaba aquel juego; hicieron una pausa para comer los sandwiches que Rafi había preparado y las chucherías varias que habían comprado en el super antes de venir, y luego continuaron jugando a las cartas, pero a un juego que no destrozase familias, como lo era el UNO.

Ahora Rafi y Marina se echaban la siesta sobre la gran sábana que habían traído para colocarse en el suelo, mientras Natalia improvisaba pequeñas melodías relajantes con la guitarra, que Rafi le había ofrecido traerse, y Alba la dibujaba en su cuaderno de siempre.

—Mira el dibujo que he hecho —llamó la atención de Natalia mientras daba los últimos toques al retrato—.

—A ver... Halaaaa —exclamó asombrada al ver un retrato suyo tocándo la guitarra—. ¿En serio has hecho eso ahora mismo? Pero si no llevas nada haciéndolo. ¿Cómo lo haces?

—Práctica. Y porque le he sacado mucho partido a las clases de dibujo.

—¿Me puedo quedar con este también?

—Mmmm... Bueno venga. Quería enmarcarlo y ponerlo en mi cuarto, pero prefiero que lo tengas tú.

—¡Bien! Pero fírmamelo.

—Qué manía con que te firme los dibujos.

—Porque cuando seas famosa podré revender los primeros dibujos de la famosa Alba Reche y me forraré. Está todo pensado.

—¡Oye! —exclamó dándole un manotazo en la rodilla—.

—Es bromaaaa. Es que me gusta recordar que me lo has hecho tú.

—Vale, con dedicatoria y fecha para que recuerdes este día —dijo mientras escribía en la esquina de la página—.

—Tu madre y tu hermana están sobadísimas.

—Tienen el sueño muy profundo. No sé cómo oyen el despertador por las mañanas.

—¿Aprovechamos y damos una vuelta por ahí? —le propuso Natalia—.

—¿Ahora? ¿Con ellas dormidas?

—Claro. Es solo un rato. Llegaremos antes de que se vuelvan a despertar.

—Bueno, espera, les dejo una nota por si acaso.

Alba arrancó una hoja de su cuaderno donde se podía leer "Hemos ido a dar un paseo. Volvemos enseguida" y la posó sobre la sábana.

Alba y Natalia empezaron a caminar juntas y desaparecieron entre los árboles de aquel campo. Aprovecharon para sacarse fotos, ya que no tenían muy a menudo la oportunidad de estar cerca de la naturalera.

—Joder, ¿me explicas esta cara de modelo? —se asombraba Alba mirándo la pantalla de la cámara—. ¿Cómo eres tan fotogénica? Es que no has salido mal en ninguna foto. Eres insufrible.

—Porque no has visto las tuyas, nena —cogió la cámara para ver alguna de las fotos de Alba—. ¿Cómo se puede ser sexy en medio del campo con las cagarrutas de conejo al lado?

—Exgerada... —Alba iba a decir algo más pero de repente escuchó un maullido—. ¿Has oído eso?

—Creo que sí —se volvió a escuchar un maullido—. Viene de allí —se acercaron hacia la fuente del sonido y se encontraron con un gato gris oscuro escondido entre los arbustos—.

—¡Mira, mira! —exclamó Alba llamando la atención de Natalia—. Es un gatito.

—¿Aquí en medio del campo?