SKAM Albalia

Jueves | 21:41

27.02.20

[Jueves | 21:41]

Alba se encontraba en su cuarto acabando los deberes para el día siguiente cuando su hermana Marina entró en busca de ayuda.

—¡Alba! ¿Me ayudas con lengua? Tengo que analizar estas frases y yo ya no sé qué es sujeto y qué es complemento circunstancial de Paquita la del barrio —bromeó desesperada—.

—A ver, déjame ver —tomó su libreta y echó un vistazo—. Sujeto es el que hace la acción, eso ya lo sabes. El resto es el predicado. Las preposiciones y eso siempre son nexos —escribía anotaciones con el lápiz en su libreta—. Lo demás son son complementos y los hay de muchos tipos. Este de aquí es indirecto.

Justo en ese momento Alba recibió una notificación en su móvil. Era un mensaje de Natalia.

Nat.lcz
Estoy d los nervios con el examen

M quiero morir

Albx.reche
Ayer estudiamos un monton

Vas a aprobar SEGURO

Nat.lcz
Ojalá tener tanta confianza como tú

Albx.Reche
Que siiii

Confía

Marina había continuado haciendo preguntas sobre su ejercicio de Lengua, pero Alba no había escuchado absolutamente nada.

—¡Alba! ¡No me estás escuchando!

—¿Qué? —le replicó despistada—.

—¿Que por qué este es indirecto y no directo? —echó un vistazo a su móvil—. Otra vez en insta. Estás hablando con tu crush.

—¡Que no! —intentó negar—.

—¡Jolín, cuéntame! Venga ya, que conozco tu cara de encoñada. Yo te cuento todo y tú a mí nada —le hizó un poco de chantaje emocional de hermana pequeña—.

—Mentira, hace tiempo que no me cuentas nada —le rebatió esquivando su ataque—.

—Pues venga, hacemos intercambio de información.

—Cierra la puerta, anda.

—¿En serio? ¿No quieres que mamá se entere? —se extrañó Marina—.

—Prefiero que aún no. Cuéntame tú primero.

—Me gusta un chico de 4°B —le dijo con una sonrisa de oreja a oreja—.

—A ver si adivino... ¿David?

—¿Cómo lo sabes? —exageró su sorpresa—.

—Porque el otro día dijiste que ibas a quedar con él y tus bragas casi traspasan el suelo —la vaciló—.

—¡Oye! Exagerada.

—¿Y ha pasado algo? —la animó a continuar—.

—Llevamos un tiempo lanzándonos indirectas muy directas. Y tengo claro que yo le gusto por lo menos un poquito.

—¿Y...?

—Y nada. Aún nada. Ni un piquito —le dijo decepcionada—.

—Pero tú quieres.

—Claro que quiero. Me desespero.

—Pues paciencia, nena. Si no quieres que él te presione a ti, no le presiones tú —le aconsejó—.