Jueves | 18:33

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19.03.20

[Jueves | 18:33]

Alba se fue directa a casa después de salir de sus clases de dibujo. Salió cinco minutos antes de clase para no encontrarse con Natalia en la entrada. Quería hablar con ella, pero sabía perfectamente que la morena le diría que tenía que ir al parque. Así que para tener una conversación de apenas cinco minutos, prefirió dejarlo para otro momento.

Se dispuso a buscar algo para merendar en su despensa dándole vueltas a lo que quería decirle. Entonces sonó el timbre de casa.


¿Será Marina? ¿Se habrá dejado las llaves?


—¿Si?

Soy Natalia, ¿me abres?


¿Natalia? ¿Qué hace aquí ahora? —se extrañó de verla allí a esa hora—.


No contestó. Simplemente presionó el botón y esperó con la puerta abierta a que subiera.

—¿Qué haces aquí? ¿No deberías de estar en el parque? —le cuestionó nada más verla—.

—Debería. Pero no. Estoy aquí para hablar contigo otra vez. Porque para mí es más importante venir aquí que estar vendiendo mierda en el parque —le costaba hablar un poco, tenía un nudo en la garganta—.

—Pasa —cerró la puerta principal y la invitó a sentarse con ella en el sofá de su salón. Le había pillado de sopetón, así que dejó que ella hablase primero—. Cuéntame —Natalia inspiró hondo y se dispuso a decirle lo que se había preparado—.

—Siento mucho lo de la pulsera. Te juro que fue sin querer y no tenía ni idea de que significaba tanto para ti. La cogí por curiosidad y cuando llegaste me puse nerviosa y me la metí en el bolsillo sin pensarlo. Ya sé que suena a cuento chino, pero es la verdad —estaba cabizbaja—. La cagué mucho, lo sé.

—Continúa —le estaba produciendo angustia verla tan tensa—.

—Me dijiste el otro día que no sabías cómo volver a confiar en mí... Me he comido la cabeza pensando en qué podría hacer... Y he decidido dejar lo de vender en el parque.

—¿De verdad? —Alba abrió los ojos a todo lo que daban. Aquello era lo último que se esperaba—.

—Sí. Si aún así no me quieres ver más... Pues no te voy a presionar. Pero por intentarlo que no quede —Al no recibir ninguna respuesta por parte de Alba, que no sabía muy bien qué decirle, continuó hablando—. Ya sé que no nos conocemos de hace tanto, pero eres importante para mí. Mucho. He compartido contigo cosas que no he compartido con nadie. Y me haces sentir más segura de mí misma. No quiero perderte.

Alba continuaba en silencio mirándola sin saber qué decir. Vio en su rostro que estaba siendo totalmente sincera con ella y que tenía miedo de no volver a tener la relación que habían forjado en las últimas semanas. Pensó que simplemente había sido un poco torpe con lo de la pulsera. Empezó a sentirse mal por no dejarla explicarse con calma el otro, como lo estaban haciendo ahora.

—¿No dices nada? —se extrañó después de diez segundos de silencio sepulcral que se hicieron eternos. Tragó saliva, pensando que visitándola sin avisar la había cagado aún más—.

—Sí. Que eres un sol —Alba sonrió y Natalia boqueó confusa—. Yo tampoco actué bien. No te dejé explicarte y me puse en la peor de las situaciones, no fui justa contigo. Me puse muy nerviosa el lunes. Así que yo también lo siento. Quería ir yo a hablar contigo, pero te me has adelantado —rió levemente—. Y todo eso que has dicho... Que sepas que yo me siento igual contigo. No me merece la pena echar eso a la basura por una tontería.

—Me... ¿Me perdonas entonces? —tragó saliva de nuevo—.

—Claro —le cogió la mano y entrelazó sus dedos—. ¿Y tú a mí?

—Si no tengo nada que perdonarte—afianzó aún más el agarre de sus manos—.

—Pero ahora enserio, ¿cómo se te ocurre metértela en el bolsillo en vez de dejarla en su lugar?

—De verdad que ni yo lo sé, con los nervios lo único que pensé fue en esconderla ahí —prefería obviar que por un segundo se le había pasado por la cabeza venderla, prefería no tentar a la suerte—. Luego desde que me fui no hacía más que arrepentirme.

—Vale... —Alba se conformó con aquella justificación, al fin y al cabo se la había devuelto—. No tienes que hacer nada extraordinario para ganarte mi confianza, ya lo haces día a día. Así que si quieres sigue con lo del parque.

—No, ya me he decidido. Tienes razón, no quiero hacer más cosas ilegales.

—¿Ni fumar dentro del insti? —la empujó, sabiendo que le encantaba fumar en el punto ciego del patio—.

—Bueeeeeno, a lo mejor rompo alguna que otra regla.

—¿Te has deshecho de toda la mercancía? Mira, parezco ya narcotraficante yo también. Vamos a ser la versión española de barrio de Alex y Piper en Orange is the New Black —Natalia estalló en carcajadas al entender la referencia—.

—Me queda un poco en casa. Si quieres te la dejo —levantó una de sus cejas—.

—¡No! ¡No quiero volver a vivir eso! Ya tuve suficiente, gracias.

—Vale, vale. Tú misma.

Se quedaron quietas mirándose y sonriéndose, saboreando la reconciliación, contentas por haberse entendido y haber recuperado la conexión que tenían.

—¿Estamos bien?—se cuestionó Natalia—.

—Estamos bien.

—¿Pero bien bien de verdad?

—Bien bien de verdad —se acercó a ella, acarició su mejilla con la mano que tenía libre y dejó un pico en sus labios, que Natalia se encargó de profundizar, forjando de nuevo su relación—.

—Y la próxima vez que quieras una pulsera me la pides, que la idea de compartir cosas sí me gusta —trató de ver las cosas con humor para que Natalia no se sintiese cohibida—.

—¿No te parece suficiente con compartir saliva?

—Puag, qué asqueroso suena así.

—Es la verdad.

—Pues vámonos a mi cuarto a compartir saliva un rato antes de que llegue mi hermana. Que media semana sin besarte se me hace eterna.

Natalia suspiró aliviada por haber recuperado la relación con Alba. Nunca había conocido a nadie con la que se sintiese cien por cien cómoda y le atrayese a la vez, se negaba contra viento y marea a perderla. Alba, por su parte, aunque estaba contenta por estar de nuevo con Natalia, en el fondo temía que aquello fuese algo habitual en Natalia y la relación que tenían se volviese tóxica. Pero no quiso darle más importancia por ahora. Prefirió disfrutar del momento que estaban viviendo y de la conexión que tenía con ella.


SKAM AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora