Jueves | 19:13

3K 178 2
                                        

26.03.20

[Jueves | 19:13]


Como hicieron el martes pasado, Natalia volvió a casa de Alba a pasar la tarde después de sus respectivas clases en la academia de arte. Esta vez sabían que tenían la casa a solas para ellas y que iban a poder llegar hasta donde quisieran.

Ambas tenían ansias por explorar otros terrenos y atreverse a tener sexo. Aunque la morena le pusiese un poco nerviosa probar algo tan íntimo, confiaba plenamenta en Alba, estaba convencida de que si no lo hacía con ella, no lo haría con nadie más. Alba, por su parte, era consciente de los miedos de Natalia, y quería que, si aquella tarde sucedía algo, se sintiese cómoda y fuese algo especial para ella, o al menos todo lo especial que se pueda hacer una primera vez. Llegaron a su casa y fueron directas a la habitación de Alba para sentarse en la cama con algo para merendar, por eso de no ir directas al grano ni ser muy obvias.

-¿Te importa si me cambio de ropa? -preguntó Alba como quien no quiere la cosa comiéndose el último trozo de napolitana que le quedaba-.

-No, claro, es tu casa.

Alba se puso de espaldas a Natalia y empezó quitándose la camiseta y el sujetador para ponerse otra más cómoda que cubría lo justo y necesario, para luego quitarse sus vaqueros y ponerse un short de andar por casa. Mientras, Natalia no podía parar de mirar boquiabierta su espalda desnuda, verla así, tan sinuosa, aceleró sus ganas de tocar su tersa piel. Alba se dio la vuelta con una sonrisa juguetona, había hecho aquello adrede para ponerla nerviosa y, por la expresión de la morena, le había funcionado.

-La baba, Nat -la picó, haciendo que Natalia volviese en sí-.

-No haberte cambiado delante de mí. Los vecinos se te van a quejar de goteras -levantó una ceja-.

-¿Goteras de la baba? ¿O de otro lado?

-De los dos... -se ruborizó de su propia ocurrencia-.

Alba volvió a sentarse a su lado en la cama, solamente para besarla, como hacía siempre, y tanteó el terreno para ver si Natalia quería ir más allá. Atrapó su labio inferior con sus dientes, tiró un poquito, y dio paso a sus lenguas y manos revoloteando por aquí y por allá, que cada vez se atrevían a tocar más y con más firmeza.

-Estamos solas -Alba rompió un segundo el beso para coger aire-.

-¿Quieres...?

-Solo si tú quieres.

-Quiero. Quiero mucho -respondió Natalia con impaciencia, haciendo reír a Alba-.

-Vale. Pues espera que pongo música.

Terminó de poner una lista de Spotify, estratégicamente elegida por ella la noche anterior, volvió a la cana moviéndose sensualmente y se sentó sobre ella, que estaba apoyada en la pared, con sus piernas a cada lado de sus caderas. Llevó sus manos al cuello de la morena para poder tener control sobre su cabeza y empezó a besarla con paciencia. La morena llevó sus manos al culo de la rubia y empezó a manosearlo, para recuperar las sensaciones que había provocado en ella el otro día.

Cuando ya hubo dado suficiente guerra a sus labios, se dedicó a besar, morder y lamer su cuello, esta vez con más cuidado de no dejar ninguna herida de guerra. Poco a poco iba subiendo la temperatura y Alba balanceaba sus caderas sobre sus piernas en busca de fricción, y Natalia la ayudaba empujándola por sus caderas y subiendo sus caricias desde su vientre hasta rodear los pechos de la rubia.

Cuando vio que la morena había cogido más confianza, se atrevió a levantar su camiseta. La miró, buscando su aprovación para quitársela, y al ver que asintió se deshizo de ella. No tenía ganas de andarse con más rodeos y decidió deshacerse de su sujetador deportivo también. Quería sentir su piel lo antes posible.

SKAM AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora