2.05.20
[Sábado | 15:25]
Natalia aprovechó la tarde del sábado para salir con María y Marta a dar una vuelta y desestresarse del instituto ahora que todos los profes les agobiaban con la temida EBAU.
—¿Entonces el casting guay? —se interesó María mientras bebía de su botellín de cerveza—.
—Genial. Estaba nerviosa pero me salió bien. Ahora toca esperar a que nos llamen para ver si nos pillan o no. Pero me da igual si me cogen o no porque me lo pase genial. Incluso hice una amiga.
—¿En serio? Mírala ella que sociable —la vaciló Marta—.
—Es que si hay baile de por medio no lo puedo evitar. Mira, es esta —les mostró el perfil de Instagram de la chica en su móvil—. Se llama Alicia. Es muy divertida.
—Hostia, qué pivón —abrió los ojos María impresionada por la belleza de la pelirroja—. Mira, si no estuviese con el Pablo ya le hubiese stalkeado hasta el alma y estaría tirándole fichas.
—¿No te va lo del poliamor? —rio Marta—.
—A mí me da igual, la verdad. Me molaría, de hecho. Pero si hemos quedado en ser solo nosotros dos, no vale ahora meter a terceras personas. Eso está feo.
—Tía, pues yo no me veo con más de una persona a la vez.
—Porque estás casadísima con el Paco.
—Bueno, pero que tengas novio no significa que no tengas ojos y gusto. Stalkea —la animó Natalia—.
—¿Es bollera? Creo que tengo una amiga que le gustaría.
—Sí lo es. Mi gaydar detectó su presencia nada más poner un pie en el edificio —afirmó Natalia con total seguridad—.
—Joder, qué aguda.
—Nah, en realidad es que tiene una banderita lgbti en la bio.
—No falla, necesitamos pregonarlo —bromeó María—. Bueno, yo la voy a seguir, que mirar no hace daño a nadie.
—Oye, ¿no os parece surrealista que estemos a punto de acabar el curso? —cambió Marta de tema—.
—Y tanto. Estoy deseando de quitarme el agobio de la EBAU de los cojones —se quejó María—. Todo el día que si la EBAU esto que si la EBAU lo otro. Hasta el moño ya.
—Yo igual. Solo la voy a hacer por mis padres. No me veo estudiando en la uni. Al menos por ahora.
—Marta va a ser la única universitaria del grupo, parece.
—Oye, si no se me da mal lo de estudiar, voy a aprovecharlo —se encogió de hombros dándole una calada a su cigarro—.
—¿Vas a hacer informática al final?
—Sí. Lo tengo decidido. Pero antes me cojo mi año sabático, ¿eh?.
—¿Tu madre no te va a obligar a que estudies enfermería?
—Me sigue insistiendo. Pero paso, tía. Es mi vida. No me da me da la gana de estudiar algo que no me gusta solo porque ella crea que tiene muchas salidas. Yo no me veo en diez años pinchando agujas y cambiando catéteres. Que admiro mucho a los enfermeros, pero no es lo mío.
—¡Esa es mi nena! —María le chocó la mano por la determinación de la chica—.
—Tías, ¿cómo os véis en diez años? —sintió curiosidad de nuevo—.
—Joder, te has puesto filosófica. ¿No estarás fumando maría?
Aquella pregunta le tensó todos los músculos. Pensó en contarles que Mikel le había pedido, o más bien obligado, a vender droga de nuevo. Pero no quiso romper el buen rollo que estaban teniendo en el momento. Y, además, no pensaba volver a vender. No se iba a dejar achantar por el chico. No quería perder el tiempo en montar un drama por algo que aún no había sucedido. ¿Qué podría salir mal?
—Que no, idiota —le golpeó la rodilla—.
—Eso es mucho tiempo. A ver... —se tocó la barbilla pensativa María—. Me imagino viajando por ahí. Me gustaría vivir una temporada fuera.
—¿En serio? ¿Dónde?
—¿Estados Unidos, quizás? Allí están todos tan locos como yo. O a lo mejor Australia que van todos descalzos por la calle.
—Con el zanahorio de Trump por ahí. Qué asco —puso Marta una mueca de horror—.
—Le quito el puesto y me hago yo presidenta.
—¿Y de qué quieres trabajar? —se interesó Natalia—.
—De lo que sea. Yo lo que quiero es pasármelo bien.
—Yo me veo haciendo mi propia empresa de informática —sacó pecho segura de que iba a conseguir aquello algún día Marta—. Yo quiero ser jefa.
—Hostia, la niña. No aspiras a poco ni nah.
—Pues me parece guay —apoyó Natalia—. Si no aspiras alto, no llegas algo.
—También es verdad. Y ahora que lo pienso, tiene que molar ser la jefa de un montón de tíos. Porque hay que reconocerlo. En la informática la mayoría son tíos.
—¿A que sí? Es algo que me gustaría cambiar. En mi empresa como mínimo quiero que la mitad sean mujeres.
—¡Esa es mi Marta!
—Pues yo, no sé —se lo pensó Natalia esta vez—, pero me imagino haciendo algo con la música y el baile. Y me imagino con Alba también.
—Aaaaaaawwww, mírala qué mona, la enamorada.
—Calla Marta que tú con el Paco eres igual —acallando el vacile de su amiga—.
—De verdad —asintió muy segura de sí misma Natalia—. No me imagino un futuro sin ella.
—Os veo ya con bastón y arruguitas jugando a la petanca —vaciló María—. Torneo Heterazos vs. Bolleras. Pero ahora enserio. Vas a ser estrella de la música, lo que pasa que todavía no te lo crees.
—¿Te imaginas? Llenando el Wizink Center. Estáis todas invitadísimas con pases VIP, ¿eh?
—Más te vale, cerda —la amenazó Marta con el dedo—. Si no, te perseguimos hasta en tus sueños.
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¿Cómo os véis vosotros dentro de diez años?
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SKAM Albalia
FanfictionAlba, alumna aplicada, y Natalia, "chica mala" de manual. Dos polos totalmente opuestos, con más cosas en común de las que creen, que estudian en el mismo instituto. Fic siguiendo el formato de SKAM.