Jueves | 20:56

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16.04.20

[Jueves | 20:56]

Alba estaba de capa caída. Estaba confundida por la situación con Natalia. Trataba de ponerse en su lugar y podía entender que no fuese un plato de su agrado, pero pensaba que podría haber declinado la oferta sin enfadarse de esa manera. Alba también tenía su orgullo, y se había resistido a esperarla a la salida de la academia o mandarle un mensaje. Estaba esperando a que fuese la morena la que la hablase después del otro día. Pero todavía la morena no se había pronunciado y empezaba a desesperarse y a entristecerse.

—¿Hoy no ha venido Natalia? —le preguntó su madre , mientras terminaba de hacer la cena, extrañada de no verla en casa al volver del trabajo, como empezaba a ser costumbre—.

—No, hoy no —respondió Alba decaída—.

—¿Y eso? ¿Ha pasado algo? —se preocupó, dándose cuénta de que su hija no tenía el tono alegre habitual al hablar de Natalia—.

—Más o menos.

—¿No me lo quieres contar?

—Es que le di el número que me diste el otro día. Y como predijiste, se lo tomó a mal, se enfadó conmigo y luego yo me he enfadado con ella porque ella se enfadó conmigo.

—Hija, que llevo todo el día trabajando, si me lo dices así me pierdo, tengo el cerebro seco ya. Pero en resumen, estáis peleadas, ¿no?

—Sí, imagino. No sé —suspiró frustrada—.

—Bienvenida a la cruda realidad de tener pareja, de vez en cuando hay roces. ¿Te ha dicho por qué le ha sentado tan mal?

—Porque no quiere enchufes.

—Bueno, esto técnicamente no es un enchufe. Le van a hacer una entrevista. Si no encaja en ningún puesto disponible, no se lo darán.

—Eso le he dicho, pero hizo oídos sordos.

—Adolescentes teníais que ser. Qué ganas de que cumplais 20 años ya.

—Me ha dicho que ni si quiera le va a dar el número a su madre.

—Pues sí que es tozuda. Con lo buena niña que parece, a ver si me va a dejar de caer bien.

—A mí tampoco me cae bien cuando se pone así —bufó con fastidio—.

—Intenta comprenderla. Aunque no es excusa para que se enfade, puede estar un poco sensible por su situación en casa.

—Eso he tratado de entender, pero solamente la estábamos ayudando.

—Bueno, ahora tienes dos soluciones: esperar a que se le pase el enfado y hablar con calma, o ofrecerle otra manera de ayudarla si esta le ha molestado tanto.

—¿Qué otra manera? —miró a su madre extrañada a Alba no se le ocurría mejor ayuda que la que ya le había dado—.

—No sé, pon ese cerebrito tan inteligente para pensar. Ah, y ni se te ocurra descuidar tus exámenes por estar pensando todo el día en Natalia.

—Que no pesada. Si casi vivo por y para estudiar. Algo se me ocurrirá con Natalia

—Ahora llama a tu hermana que se enfría la cena.



SKAM AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora