𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒¹ •| |• 𝐁𝐈𝐋𝐋𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐆𝐑𝐎𝐕𝐄 ✓✓

CAPÍTULO SIETE - I

RIDES, SCENTS AND QUESTIONS
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Un viaje verdaderamente incómodo los primeros minutos de estar avanzando por las calles.

La pelinegra se pregunta cómo es que llegó a esta situación inimaginable.

Puede lograr evitar a un grupo de criaturas terroríficas, pero no pudo escapar de una mujer inofensiva y un rubio rebelde que la "obligaron" a aceptar el viaje a casa.

Cierra los ojos y emite un suspiro de frustración.

— Dime Fëanor, ¿te criaste aquí? — pregunta la mujer sacándola de sus pensamientos.

— Ah… — considera su respuesta — No. — contesta un tanto insegura.

La verdad no había una respuesta muy concreta. Podría decir que sí y no a la vez pero eso sería muy confuso. Tendría que aclarar muchas cosas para explicarlo.

— Oh, ¿entonces no eres de Hawkins? — volvió a interrogar la pelirroja.

Pues todo es posible piensa ella, puesto que sí se crió ahí. En un laboratorio a las afueras de Hawkins. Si eso se llama crianza.

¿Nacer? Bueno, no conocía toda su historia, así que no podía afirmarlo.

— No, me mudé al inicio del ciclo escolar. — responde finalmente.

Había ensayado esa respuesta con los Byers si hacían preguntas.

— Oh vaya, debió ser un gran cambio también. — comprendiendo igualmente — Pero imagino que han disfrutado tus padres y tu. — supone la mujer.

Al único que conocía como una especie de "padre" sería a el Dr. Brenner. Aunque obviamente no hablaría de él.

— Eh, sí, fue un gran cambio. — coincidió — Aunque sólo me mudé yo. Mis padres murieron. — comenta captando la atención de los demás.

— Oh, lo siento. — murmura Susan apenada.

Ivers da una sonrisa tratando de que no se sienta culpable.

Honestamente desconocía si sus padres estaban muertos. Pero según le dijeron los chicos al armar toda su falsa vida, decir que tus padres murieron hacía sentir mal a las personas y ya no indagaban más del tema.

Aunque claramente eso no sería posible con Susan Hargrove.

— ¿Vives entonces con algún familiar? — volvió a hablar.

Billy suspiró pues la esposa de su padre no se callaba.

Max en cambio decidió actuar un poco. — Mamá. — la nombró intentando que no siguiera. ¿Cómo podía ser tan indiscreta?

— Lo siento, es simple curiosidad. — se disculpa ella. Había tomado más confianza de la que debería pero no podía evitarlo.

— Está bien. — sonríe condescendiente — Vivo con mi tía Joyce Byers y sus hijos.

— Que bien, al menos estás en familia.

'Sí', coincidía totalmente en eso. Podrían no ser de sangre pero de verdad eran su familia.

— Sería encantador poder conocernos. — murmuró pensativa la pelirroja mayor — Tal vez una cena entre nuestras familias estaría bien. — propone sonriente.

Los menores la voltean inmediatamente.

Las dos féminas con sus ojos bien abiertos ante la locura dicha. El rubio también, casi tira el cigarrillo de sus dedos por escuchar a la mujer.