𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒¹ •| |• 𝐁𝐈𝐋𝐋𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐆𝐑𝐎𝐕𝐄 ✓✓

CAPÍTULO CINCO - I

BAD NIGHTS, KISS GIRL AND COVERS
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Por la noche Fëanor se siente incómoda, no sabe cómo explicárselo a sí misma.

Se obliga a ignorar aquello y se mete a dormir en la habitación de Joyce, ya que ella no la usará esa noche.

Cierra sus ojos y suspira sutilmente para tratar de descansar. La noche debía ser el momento para culminar el día tan ajetreado que tuvo.

Lidiar con problemas juveniles, amistades, verdades trágicas, peligros.

Normalidad.

Tal vez nunca podría llevar una vida normal y común.

El Dr. Brenner se había encargado de eso.

Y aunque él ya no estaba, el gobierno seguía trabajando. Atentos a cualquier indicio que los alertara.

Nancy Wheeler estaba a punto de dar esa señal.

Inconscientemente o no, la castaña daría una alerta para mantenerlos vigilados; más de lo que con seguridad ya estaban.

Rueda por la cama no volverse más paranoica con la situación.

Sin embargo, Ivers tenía un punto a su favor. Siendo ella parte del misterio de Hawkins, corría un gran riesgo.

Volver a las instalaciones del laboratorio y estar a manos del gobierno no era algo que le agradara en ningún sentido.

Abre sus ojos para darse cuenta que su mano aprieta su muñeca, aquella donde se observa su número de registro de experimento. 006.

Inmediatamente a su mente regresan los recuerdos.

Más joven de edad, una Fëanor se muestra sin todo su cabello azabache característico. Solo una sutil mancha oscura se aprecia en su cabeza.

Conectada con varios cables en su cabeza y ventosas adheridas a su rostro.

— Un intento más querida. — incita el Dr. Brenner.

Llevan bastante tiempo encerrados en un cuarto lleno de máquinas que la monitorean.

Fëanor niega, está agotada por el esfuerzo pero el hombre no se rinde pues ella no ha logrado su objetivo.

— Hazlo. — insiste serio — No me gustaría castigarte querida. — su voz tranquila pero amenazante también.

Ella traga en seco al entender su significado.

Gira su vista de nuevo en su objetivo y suspira para volver a enfocarse. Un escalofrío la recorre por lo que está a punto de hacer.

Sin embargo, no puede. Es demasiado para ella. Asesinar a un indefenso animal.

— Bien. — asienta el hombre — Llevenla. — ordena en dirección a los guardias.

Ivers se aleja de ellos hasta quedar recluida en una esquina, mientras los guardias se acercan.

— ¡No, no, no! — exclama la ojigris, cuando estos la sujetan de las muñecas.

Remueve su cuerpo de ellos para safarse pero su fuerza es más. Cruzando el umbral del cuarto. Su cuerpo se empieza a calentar a una alta temperatura y estos la sueltan de inmediato.

Aprovechando la oportunidad para correr con los hombres detrás. Dan la alarma y unos pasillos más adelante la interceptan más guardias.

Varios de ellos sacan una vara eléctrica, sosteniéndola firmemente; listos para usarla.