𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒¹ •| |• 𝐁𝐈𝐋𝐋𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐆𝐑𝐎𝐕𝐄 ✓✓

CAPÍTULO CUATRO - I

YOUTH, BREAKUPS AND LAKES
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Al terminar las clases Ivers decide posponer su investigación sobre las últimas sensaciones escalofriantes e ir a pasar tiempo con Steve.

Quería ayudarlo a distraerse, y hacer por un momento lo que su amigo decía; ser un adolescente normal.

Porque era la verdad. A pesar del caos que vivieron, merecen disfrutar un poco de su juventud e intentarlo al menos bloquear la realidad un momento.

Tampoco omitirla. Es imposible, pero no sería el fin del mundo mantener todo aquel tormento en segundo plano, ¿cierto?

Busca a Jonathan para avisarle que no volverá a casa con él. Sin embargo, el castaño la encuentra primero.

— Oye Fëanor, ¿puedes volver con mamá y Will? — habla pasando su mano por su cabello — Debo hacer unas cosas.

— Oh, en realidad me iré con Steve. — menciona.

— ¿Steve? — alzó una ceja.

— Sí, no está bien por Nancy. — susurró apenada.

— Sí, lo sé. — murmura frotando su nuca — Bien, te veré luego entonces. — declaró enseguida.

— De acuerdo. — responde asintiendo.

Se despiden y Fëanor camina en dirección al estacionamiento.

Localizando el auto de su amigo una persona se cruza en su campo de visión; Billy Hargrove.

De pie, recargado en el capó de su auto azul, fumando un cigarrillo con su clásica pose rebelde.

Mirando en dirección a ella. A quien vio desde que salió por la gran puerta.

Observaba el panorama simple de la escuela, esperando a su acompañante llamada Vicki, que quería "pasar tiempo" con él, y también a la pelirroja de su hermana, Maxine.

Entonces con una ligera sonrisa burlesca se centra en la azabache. Luce como un pequeño animal desorientado que podría ser presa fácil para ser devorado.

Veía como su cabellera azabache ondeaba con el fresco viento, y el sol caía sobre su pálido rostro.

Realmente no entendía como esa chica frente suyo tan común y sencilla, era la misma sexy y rebelde de la fiesta de la noche anterior. No fue la mejor que haya visto en su vida, pero lucía mejor que ahora.

¿Acaso no podía apiadarse de sus ojos?

No opinó más de ella cuando ésta pareció hallar lo que buscaba.

Siguió su mirada y Steve Harrington estaba esperándola en su auto.

Fëanor sonrió al verlo al fin y aceleró el paso para llegar al muchacho. Ambos subieron al auto, y pasaron cerca del californiano.

De reojo la mirada del rubio y la pelinegra se cruzaron por breves segundos, a través del cristal de la ventana y el humo del cigarrillo.

Perdieron la conexión y solo continuaron con sus asuntos.

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Saliendo de la propiedad escolar, la primera en hablar es la muchacha.

— Y bien, ¿a dónde quieres ir? — pregunta recargando su cabeza en el respaldo.

Steve pone una mueca de interrogación al no saber realmente qué contestar.

— Podemos ir al cinema, comer en la cafetería, el arcade… — sugiere mirándolo a él.

— Pues, no tengo ganas de estar cerca de demasiadas personas. — rebate fungiendo el ceño.