Capítulo 99: Lecciones

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Kodo, el hoone discípulo de Gyo, intentaba emular su forma de combate, deformando sus huesos al atacar para evadir defensas, además de haber pasado por un entrenamiento centrado en el endurecimiento de sus huesos. Era rápido y versátil, pero dejaba varias aberturas. Por su parte, Eiji estaba atrás analizando la situación antes de hacer cualquier movimiento. Mantuvo su distancia.

Necesitaba que ambos entendieran los problemas más básicos de sus estilos y métodos, por lo que tenía que hacer ciertos cambios en mi forma normal de pelear.

Kodo atacó directo a mi pecho y ni siquiera me inmuté al verlo. Solo permanecí de pie hasta el último momento. Pude haberlo bloqueado de varias formas diferentes incluso si deformaba su espada, pero en lugar de eso me acerqué con un paso al frente, tomé su brazo y me di media vuelta para lanzarlo por sobre mi hombro, desde mi espalda. Un clásico movimiento de judo que recordaba.

- Lección 1: NO bajen la guardia y siempre adelántense a su oponente. Pueden incluso ocupar su fuerza contra ellos si conocen sus movimientos.

Antes de caer al suelo reforzó su armadura corporal para evitar daño y me dispuse a darle un golpe.

- Lección 2: No confíen ciegamente en sus fortalezas. Toda defensa se puede sortear y todo ataque se puede detener.

Con mi puño desnudo cargado de energía, transferí a través de sus huesos un hechizo de vibración y presión. No era un hechizo poderoso, pero al momento de ejecutarlo todo su cuerpo se tensó, probando mi punto. Era solo una forma simple de hacerles notar que incluso frente a fuerza física no era buena idea confiar solo en resistir. 

- No importa que tan buena sea tu defensa ni tu magia... Si piensas que eres poderoso solo por eso, morirás pronto. - Esperaba que lo intentara un poco más.
- Tch... - Estaba molesto, pero no era capaz de refutar nada. - Me pondré serio ahora.

Aunque la fuerza en sus ataques aumentó, continuaba siendo descuidado. Sus ataques eran los de un completo novato y no era capaz de crear ataques en cadena por su impaciencia. Todo su estilo se basaba en resistir poderosos ataques antes de contraatacar. Tenía a su disposición la versatilidad de su afinidad de huesos con el método de hechizos, pero sólo deformarlos no iba a ser suficiente.

Le respondía doblando sus articulaciones en formas innaturales o directamente atacando en los pequeños espacios entre sus huesos o sus ojos. Sus huesos jamás fueron dañados directamente y aun así toda su defensa terminó cayéndose a pedazos.

En este tiempo, Eiji no intervino y analizó mis movimientos con cuidado.

[Eso me agrada... Aunque también hay cosas que puedo enseñarle]

Cuando Kodo cayó, Eiji decidió enfrentarme manteniendo su distancia y atacando con sus alargados huesos.

Tenía bastante fuerza, pero tal como mencionaba Gyo, la resistencia de sus huesos era mucho menor, aunque la experiencia de su uso lo compensaba en gran medida. Era un gran espadachín capaz de anular mis contraataques incluso antes de poder ejecutarlos.

Gyo era fuerte, pero la mitad de habilidoso que Eiji. De hecho, su experiencia en batalla me recordaba a papá.

Tomaba rápidas decisiones, no se dejaba provocar con facilidad y no desperdiciaba la más mínima apertura. Pero tenía las mismas malas costumbres que el resto de los magos con muchos años de experiencia y era fácil orquestar un ritmo de combate con algunas variaciones al que se acostumbrara, con el objetivo de engañarlo. Aprendí esto de Hiver en su enfrentamiento con uno de los maestros en el torneo interno.

No cambié mucho mi forma de pelear a como lo hice contra Kodo ni tampoco aumenté demasiado la fuerza. Pero incluso cuando no estaba subestimando mis capacidades, no lograba ver más allá de lo que ya estaba habituado. Los magos de habilidades no lograban crear más que una cantidad bastante limitada de magias y su fuerza dependía principalmente como las usaban y la sinergia que lograban. Sus estrategias estaban severamente restringidas.

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