CAPÍTULO 13

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Lyudmila se encontraba acostada en el sofá de su dormitorio mirando el techo, estaba aburrida de estar encerrada tanto tiempo; su única rutina era salir hacia el comedor o a la sala y regresar a dormir, si quería pasar el rato buscaba un buen libro para leer en la biblioteca y en algunas ocasiones platicaba con Alfred o Damian.

Un sonido proveniente de la ventana hizo que la joven se sobresaltara y captara su atención, al ver la gran silueta supo de quien se trataba. Casi de un salto se levantó del sofá y se dirigió corriendo a abrir la ventana; mirándolo emocionada, le sonrió sin mostrar su dentadura y golpeó levemente el brazo de su acompañante como saludo.

—Hasta que te vuelvo a ver, caperucita—, se burló la chica.

—Ha, ha, ha, ha, que graciosita. De hecho vine porque sé que me extrañabas y pues —pausó—, yo sé que querías verme.

Mila al escucharlo comenzó a reírse sin parar, lágrimas comenzaban a resbalarse por sus ojos, el aire comenzaba a hacerle falta y eso provocó que su estómago doliera a más no poder.

—Creí que yo era la graciosa, no tú.

Aunque no se notara por culpa de su casco, Red Hood, tenía un semblante de disgusto ante la reacción de la chica. "Tonta" la insultó en su mente, viendo como ella se inclinaba para apretar su abdomen en busca de controlar su ataque de risas.

—Bueno, bueno ya deja de reírte— dijo disgustado.

Al ver que Mila hacia caso omiso a su petición se cruzó de brazos y se apoyó en el muro que formaba parte del balcón. La miró unos segundos más y volteó a ver a otro lado un tanto nostálgico.

— ¿Quieres subir? — habló nuevamente.

La joven empezó a controlarse más y lo miró sin borrar su sonrisa de su rostro. Esta sólo asintió, enderezándose y acercándose al chico.

El antihéroe la sujeto de la cadera y de un tirón la acercó a él.

— ¿Lista?

En respuesta, Mila enredó sus brazos en el cuello del encapuchado y murmuró un tenue "siempre".

En un abrir y cerrar de ojos, ambos se encontraban en el techo de la mansión admirando los árboles que formaban parte de esa gran zona.

—Es muy bonito, caperucita, ¿no lo crees?—, exclamó la joven rompiendo el silencio.

—Lo es—, se limitó a contestar.

Después de unos cinco minutos observando el paisaje, la chica se levantó de donde se encontraban y comenzó a caminar lentamente en el techo.

—No seas tonta, te vas a caer.

—No pasará nada, no te preocupes.

—La última vez dijiste lo mismo y los dos caímos. No seas estúpida, siéntate ya—, ordenó el antihéroe sujetándola de la mano.

La muchacha lo miró con el ceño fruncido e hizo el intento fallido de soltarse del agarre.

— Que te parece si... platicamos un poco—volvió a hablar Red Hood.

—Bien—, contestó soltando un suspiro—, ¿de qué quiere hablar?

—Mmmm, no lo sé, no creí llegar tan lejos.

—Ha, ha, ha. Идиот (idiota).

— ¿¡Pero qué carajos!? ¡Mila, no me hables en ruso que no entiendo nada!

—Мне не интересно.

— ¿¡Qué demonios dijiste!?

La joven comenzó a reír y entre carcajadas le interpretó lo que acababa de decirle. "No me interesa".

SorrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora