CAPÍTULO 9

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Maratón: 5/5

Una gran lluvia azotaba toda Ciudad Gótica, la poca iluminación y el frío se hacían presentes en esa noche. La noche perfecta para que un criminal atacara en cualquier lado. Red Hood se mantenía en lo alto de un edificio para así tener un mejor panorama de esa parte de la ciudad.

Esa noche no había salido como esperaba, pensaba que Mila iba a ser una persona más fácil de sacarle información pero se equivocaba. Un grito se escuchó no muy a lo lejos de la zona en la que se encontraba y acudió a ese sitio lo más rápido que pudo. Al llegar pudo ver una niña de no más de 10 años tendida en el suelo con un hombre encima de ella y otros cuatro sujetándola de los brazos y las piernas para impedir que se moviera. Sin dudarlo disparó a la cabeza de cada una de esas escorias dejando sólo a uno herido de la pierna; gotas de sangre habían caído en el rostro de la niña dejándola más que aterrorizada por lo que acababa de presenciar. Esta salió corriendo del callejón lo más rápido que pudo sin voltear a ver y se metió en uno de los tragantes que se encontraban cerca.

Red Hood agarró fuertemente de la cabeza al tipo que había quedado herido y lo arrastró hacia el final del callejón. Ahí nadie vería lo que pensaba hacer. Lo estrelló con violencia en la pared y lo ató de las manos para que no escapara.

— ¿Y tu jefe, John?

— ¿Qué te importa caperucita?

El antihéroe hizo un sonido con su boca mostrando negación ante la respuesta y dejó ir un golpe en el rostro del criminal. Este dejó escapar un sonido de dolor pero comenzó a reírse como loco ante esa acción.

—Vamos idiota, habla. ¿Dónde está tu jefe? ¿Dónde está Black Mask?

—No lo sé, no lo hemos visto en más de una semana. ¿Por qué tanto interés? ¿Piensas trabajar para él?

Otro golpe se hizo presente en el rostro de John haciéndolo sangrar del pómulo. El sonido de un arma hizo que abriera con asombro los ojos. Vio a Red Hood sosteniendo una pistola apuntando directamente a su frente.

—John, John, John, John. Mi querido amigo John—, dijo el antihéroe retirando la pistola de la cara del nombrado. —Hay un juego que a mí me gusta mucho. Tú lo debes conocer a la perfección.

El antihéroe se paró de donde estaba y comenzó a sacar todas las balas de la pistola, dejando sólo una para luego ponerla.

— ¿Cómo se llamaba el juego? —pausó. —Ah sí...la ruleta rusa. Muy divertido por cierto. A tu jefe le gusta mucho ese juego si no me equivoco.

John al percatarse de eso dejó de tomar todo con burla y comenzó a suda helado ante lo que estaba viendo frente a él.

—Hagamos esto interesante John. Yo te haré una serie de preguntas y tú responderás—, se detuvo a tomar aire. —Si me parece tu respuesta avanzamos a la siguiente, sino jalaré el gatillo. El problema es que no sé dónde mierdas se encuentra esa bala. Así que será mejor que digas lo que yo quiero escuchar. ¿Entendido? Y no me hagas enojar.

El aludido asintió rápidamente con su cabeza y su corazón se comenzó a acelerar por el miedo.

—Bien. ¿Dónde está Black Mask?

—N-n-no lo sé. Lo juro.

—Esa respuesta no me gusta John, dijimos que tienes que ser honesto—; el antihéroe apretó el gatillo y un grito se escuchó en todo el callejón. — ¿Ahora si dirás la verdad?

El criminal tenía los ojos cerrados por el miedo pero al escuchar la voz de Red Hood los abrió de apoco.

—Hablo en serio Red Hood, no lo hemos visto—, comenzó a respirar con dificultades— la última vez que lo vieron dicen que fue hace una semana. Desde entonces no hay noticias. Dicen que se fue a Italia a hacer negocios.

SorrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora