Sorrow

CAPÍTULO 28

—Habla, —ordenó Bruce, sin siquiera dirigirle la mirada a la otra persona que se encontraba en la baticueva.

— Para ti, ¿qué significa esto?—, inquirió, entregándole un pequeño papel arrugado al más adulto.

El dueño de Wayne Enterprise agarró la hojita que a simple vista contenía unos garabatos y la analizó antes de regresarla a su compañero.

— ¿Qué es esto? —, con un poco de curiosidad, Bruce miró nuevamente el papel y desvió la mirada a la baticomputadora.

Jason, quien aún se encontraba con el traje de Red Hood, decidió quitarse el casco y sacudir suavemente la cabeza, quitando algún rastro de sudor.

Su mentor miró con molestia a su hijo por dicha acción; con disimulo, se limpió las gotas de sudor que le habían caído y puso los ojos en blanco esperando conseguir un poco de tranquilidad.

—No lo sé, tú dime, —expresó con un tono de voz relajado, para después acercarse a la mesa y sentarse en ella.

— Habla—, insistió el mayor, esperando obtener una información que le fuera de utilidad.

Jason dejó de ver hacia la nada y miró nuevamente a Bruce con una sonrisa ladina—, Mila me contó algo.

—Se lo más breve posible, Jason.

—Bien, —exclamó con tranquilidad— fui a la casa abandonada donde Mila fue secuestrada.

La mirada estoica de su antiguo mentor, fue suficiente para que continuara hablando.

—Resulta que estuve un buen tiempo ahí y descubrí unos pasadizos secretos..., —el más joven pausó su narración y miró nuevamente a Bruce, comprendiendo todo con una simple mirada—, y, quieres que vaya al grano, ¿no es así?

El hombre que por las noches portaba el manto del murciélago, levantó una ceja y sin dejar de verlo, juntó sus manos a la altura de su barbilla, denotando más seriedad de lo usual; acción que solo puso tenso al joven Todd.

—Encontré un cofre hecho de promethium volátil y ahí estaba este papel. Algo curioso de esa mierda...

—Jason—, reprendió con suavidad el mayor.

—Déjame hablar, —reprochó al ver como su tutor, negaba con la cabeza—, ese cofre solo lo puede abrir su propietario. Además, el dueño de eso—, señaló con disgusto la cajita—, dijo que la última vez que lo vio...

—Mejor di que hablaste con Mila. No compliques más las cosas, Jason.

El nombrado suspiró con frustración al haber sido interrumpido por tercera vez consecutiva, o al menos esa cantidad llevaba en su mente.

—Déjame terminar, —rechistó—, me dijo que ahí había un collar similar al de ella y perteneció a su hermana; se le llama "Ojo de obsidiana".

Por un instante, los azulados ojos de Bruce Wayne se iluminaron; sin embargo, esa típica neutralidad se volvió a hacer presente.

— ¿Qué pasa si se juntan ambos collares? —, cuestionó.

—No me dijo. Pero creo que lo que acabo de decirte es un gran avance.

Muy en el fondo, el empresario se sentía más que satisfecho con todo lo que había escuchado y, aunque tenía mucho que hacer, consideraba que saber esa información era un gran logro para terminar con lo que se avecinaba.

—Sabes, —prosiguió hablando Jason—, me da curiosidad esa estúpida caja, al fin y al cabo está hecho del mismo material de las armas que usa Deathstroke.