Sorrow

CAPÍTULO 11

Jason se paseaba por los jardines de la mansión dando tiempo a que Lyudmila se recuperara. Caminaba sin rumbo fijo hasta que recordó algo. A paso rápido se regresó a la entrada de la mansión y ahí las vio. "Gardenias" nombró las flores en su cabeza. Cortó cinco, al fin y al cabo había de sobra y entró a la mansión sin perder más el tiempo.

Subió las gradas corriendo hasta llegar a la habitación de la chica, pero al estar parado enfrente se puso un poco nervioso. Agarró la perilla de la puerta sin embargo, se detuvo. La soltó rápidamente como si quemara y se dio la vuelta dispuesto a irse de ahí.

"Vamos imbécil, tú puedes" pensó. Volviendo a dar una vuelta tomó la perilla y abrió la puerta. Al entrar vio la habitación un poco oscura ya que las cortinas no estaban recogidas. En la cama se encontraba tendido el cuerpo de la joven; mantenía los ojos cerrados y la boca entreabierta. Al acercarse pudo ver que dejaba caer un poco de baba y tenía el cabello despeinado.

—Tonta—, susurró para sí mismo, dejando que inconscientemente se formara una diminuta sonrisa en su boca.

Vio a los lados y encontró la silla que era parte de su escritorio, la tomó y la puso cerca de la cama. Sin perder tiempo se sentó en esta y vio a la chica.

Observaba detalladamente todo su rostro. Tenía una nariz diminuta y respingada, algunas pecas concentradas especialmente en su nariz y sus labios eran del tipo puntiagudos. Cada que bajaba más la vista iba viendo cada detalle de ella. La clavícula de la joven era marcada, o eso dejaba ver parte de su holgada camiseta y sus manos eran medianamente delgadas.

Puso el pequeño ramo de gardenias en las piernas de la joven que eran tapadas por una sábana y, sin dudarlo agarró su mano entre las suyas esperando que al tacto despertara, pero no fue así. Reposó su cabeza en la cama de la chica sin soltar su mano, la acariciaba levemente y por un momento el recuerdo del grito de ella atravesó por su cabeza.

Un leve apretón hizo que reaccionara y levantó su cabeza para ver a Mila que comenzaba a moverse, dando a entenderle que pronto despertaría. Los ojos verdes de ella comenzaron a abrirse poco a poco volteando su cabeza hasta ver Jason. Al verlo desvió la mirada y soltó la mano con un poco de brusquedad, acción que dejó un vacío en el chico.

—Perdón—, susurró Jay mientras bajaba la cabeza.

— ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?

—Sólo quería hablar contigo.

—Pues yo no, sal de aquí ya. No te quiero ver—, rezongó la muchacha sin dirigirle la mirada.

—Escúchame por favor.

—Sal de aquí.

—Mil...

— ¡Que salgas ya, maldita sea! —, gritó exasperada la joven levantándose de la cama.

Jason no era de disculparse, su orgullo podía más. Sin embargo, estaba haciendo el intento con ella, pero no se lo ponía nada fácil.

—Lo jodí todo ¿sí? —Habló Jason sin aguantarse las ganas de guardar silencio, —Mila lo arruiné todo contigo.

Sin previo aviso el muchacho volvió a sujetar a la joven impidiendo que se fuera y lo escuchara. Esta lo miró indignada y forcejeó para que la soltara; al ver que este no cedía intentó darle una patada en la entrepierna pero este fácilmente lo evitó sin soltar su agarre.

— ¡Jason, suéltame! —, forcejeó nuevamente la chica.

Jason la jaló hacia él abrazándola, sólo que lo hizo con el fin de que no lo golpeara y se fuera.